Si te cuesta conseguir aquello que te propones, necesitas leer a Stephen R. Covey. Hace más de treinta años que publicó su bestseller, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, y el texto sigue teniendo una gran vigencia en el presente. Para muchos, es el libro clave que toda persona que pretenda ser productiva debería tener en su biblioteca personal.

Su manual esencial no nos habla necesariamente del éxito profesional, ni de alcanzar grandes riquezas o puestos directivos. Es un libro que puedes aplicar en cada aspecto de tu vida para, sencillamente, cumplir las promesas que te haces a ti misma. Porque, como escribe el filósofo José Carlos Ruiz en Una mujer educada, “la promesa más difícil de cumplir, y la más importante, es la que te haces a ti misma”.

¿Qué determina nuestro éxito?

Para Covey, la medida en la que conseguimos aquello que nos proponemos, lo que determina nuestra eficiencia personal e interpersonal, no es la personalidad. Es el carácter. Pero, ¿en qué se diferencian estos dos términos? Para Covey, el carácter es la convergencia de dos rasgos claves: integridad y madurez.

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Una persona íntegra, según el experto, es aquella cuyos comportamientos se ajustan a sus valores fundamentales. Es decir, que actúa en base a sus principios. Por otro lado, la madurez es la capacidad que tiene una persona de mantenerse firme en sus convicciones. Eso no quiere decir que ser maduro sea intransigente, Covey afirma que, al mismo tiempo, la persona madura debe comprender y respetar las creencias de los demás.

Precisamente por esto, en su libo, Covey invita al lector a forjar su carácter, en lugar de centrarse en su comportamiento interior. Para poder fortalecerlo y construirlo, nos habla de siete hábitos que no pueden faltar en nuestra vida. Adquirirlos y mantenerlos es la verdadera clave, según el autor de este clásico, para conseguir ser productivos y conseguir todo lo que nos propongamos en la vida.

Ser proactivo

Para Covey, el secreto de la serenidad es centrarte en aquello que puedes controlar y librarte de lo que no. Esto mismo decían los estoicos, a los que tanto admiramos en el presente. Por eso, su primer hábito para ser una persona altamente eficaz es que te hagas responsable de tu vida y la mejores de forma proactiva.

Esto quiere decir que, si aparecen obstáculos en tu camino, no debes permitir que te aparten de tus metas. En su lugar, Covey nos invita a buscar la fuerza del carácter y responder de forma madura e integra. Eso, asegura, es lo que hacen las personas proactivas que tienen éxito.

Empieza pensando en el final

Aunque es importante disfrutar del camino, nos dice Covey, es importante fijarnos metas claras. Cuando planifiques tu vida, por lo tanto, debes pensar en tu objetivo final. Imagina cómo quieres ser dentro de cinco, diez, quince o veinte años, y toma decisiones diarias que te lleven a transformarte en esa persona.

Puedes aplicar esta idea tanto a lo personal como a lo profesional. En cualquier caso, nos advierte Covey, es importante que dejes que sean tus valores fundamentales los que guíen tu camino hacia la plenitud.

Establece prioridades

El tercer hábito del autor es aprender a establecer prioridades. El tiempo es un bien finito que pocos sabemos cuidar, por lo que Covey nos invita a usar esos objetivos finales que hemos determinado para saber en qué áreas debemos centrarnos y cuáles podemos dejar para más adelante.

Una vez establecidas las prioridades, debemos pasar a la acción. Haz que tus prioridades formen parte de tu agenda diaria. A veces tendrás que decir “no” a ciertas cosas, pero siempre y cuando te mantengas bien a tus principios, no hay nada de malo en ello.

Busca el win-win

Este término anglosajón, que podríamos traducir como “ganar-ganar” hace referencia a aquellas circunstancias en las que una solución o medida beneficia a todas las partes implicadas. Covey nos invita a adoptar la filosofía del win-win para buscar siempre soluciones que beneficien a todos los interesados en cada circunstancia.

Esta mentalidad, asegura, es de abundancia, en contraposición de la mentalidad de escasez, lo que permite que nuestro cerebro se predisponga a encontrar la forma de que hay siempre suficiente para todos. La vida con esta mentalidad se convierte en un camino de cooperación y no de competición, que es clave para fomentar la interdependencia y vivir en armonía con los demás.

Entiende a los demás primero

Antes de luchar porque otros entiendan tu punto de vista, asegura Covey, debes preocuparte de haber comprendido el de los demás. Este hábito te ayudará a desarrollar unas excelentes habilidades de comunicación, lo que te permitirá al mismo tiempo tener una vida plena y un carácter eficaz.

Sinergiza

Esta palabra algo extraña, que forma parte del vocabulario particular de Covey, hace referencia a la esencial del liderazgo inspirado. Conseguir que un equipo de individuos trabaje en sinergia, apreciando las diferencias entre cada uno de ellos, hace que su fortaleza y eficacia se multiplique.

Por tanto, Covey nos invita a reflexionar que “el todo es siempre mayor que la suma de sus partes”. Da igual donde estés o lo que estés haciendo, intenta crear un entorno de sinergia y verás como tu vida se vuelve mucho más intensa y productiva.

Afila la sierra

El último hábito de Covey se basa en “renovar, refrescar y reequilibrar”, o como él lo llama, “afilar la sierra”. Es decir, ver a vida como un ciclo de aprendizaje y mejora permanente. Esta mejora debe aplicarse, por igual, a diversas dimensiones: la salud física, la salud social o emocional, la salud espiritual y la salud mental. El equilibrio entre todas ellas es lo que garantiza, al final de cada día, que te hayas convertido en una persona un poco más eficaz y feliz que el día anterior.

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