En este mundo de amores idealizados, encontrar una relación en la que realmente puedas ser tú misma es un reto complicado. Vivimos en la era de lo fast. Queremos la comida ya, la ropa ya, todo rápido, fácil, de usar y tirar. Con las relaciones, por desgracia, está sucediendo lo mismo.
Pero lo cierto es que todos los expertos coinciden: las relaciones más felices no son aquellas que no experimentan dificultades, sino en las que se construye el vínculo con esfuerzo consciente, paciencia y confianza. De eso, precisamente, trata la famosa teoría de la cebolla de Irwin Altman y Dalmar Taylor, que ha revolucionado el estudio de las relaciones personales.
¿En qué consiste la teoría de la cebolla?
La base de la teoría de la cebolla es, en realidad, muy sencilla. Dice que las relaciones, al igual que las cebollas, están construidas de capas. No puedes empezar a pelar la cebolla desde el interior, y lo mismo sucede con los vínculos afectivos. Aunque normalmente se aplica a las relaciones románticas, en realidad funciona con cualquier tipo de vínculo, incluyendo la amistad.
Pero ¿qué representa en esta metáfora cada una de las capas? Para los autores de Social Penetration: The Development of Interpersonal Relationship, obra de la que nace la alegoría, cada una de las capas es un nivel de intimidad y comprensión que alcanza la pareja de manera gradual y consciente.
Es decir, según esta teoría, el éxito de una relación depende de la capacidad de los miembros de abrirse, de forma gradual, para mostrar cada vez capas más íntimas y sensibles de su personalidad. Al mismo tiempo, ambas partes deben mostrarse pacientes, esperando a que llegue el momento adecuado para descubrir la siguiente capa, sin presión ni prisas. No es cuestión de encontrar a tu media naranja, sino de construir un vínculo consciente.
Las claves de la teoría de la cebolla
La teoría de la cebolla es sencilla, al menos en esencia, pero está llena de matices. Su finalidad es fortalecer lazos, construir vínculos fuertes, basados en la comunicación abierta y la honestidad. Y para ello, necesita bases sólidas.
Los expertos tras esta teoría afirman que no basta con avanzar capa a capa (de cuáles son estas capas hablaremos a continuación). Hay que hacerlo con conciencia, teniendo en cuenta los siguientes puntos:
- Amplitud. Cada capa tiene dos dimensiones. La primera, es la amplitud. Esto quiere decir que a medida que avancemos en la relación, iremos explorando capas más amplias, con mayor variedad de temas y más información por descubrir.
- Profundidad. La segunda dimensión de la capa es la profundidad. Cada nuevo nivel es superior en intimidad y detalle. Solo así podremos ir conociendo cada vez mejor a la otra persona.
- Autoconciencia y crecimiento personal. La teoría de la cebolla parte de la idea de que el crecimiento individual de cada miembro de la pareja es esencial para fortalecer el vínculo que se comparte. Por ello, dentro de la relación es importante trabajar en uno mismo, para mejorar y crecer, siendo consciente de nuestras heridas y aspectos a desarrollar.
- Tiempo. Las relaciones sanas no se construyen de la noche a la mañana. Dependen del esfuerzo, la paciencia y el compromiso, que son los pilares de la teoría de la cebolla.
¿Cuáles son las capas de la cebolla?
Si las relaciones son cebollas que debemos ir pelando capa a capa… ¿Cuáles son esas capas? No están numeradas, y pueden ser diferentes en cada relación. Por ejemplo, dos amigos que comienzan un vínculo romántico pueden tener bastante camino adelantado en este proceso. Y dos completos desconocidos que comienzan una relación informal pueden permanecer más tiempo en las capas superficiales, antes de profundizar en las capas internas.
No existe un tiempo exacto que debas dedicar a cada capa, ni un paso a paso fácil y práctico. Se trata de tener la intención de profundizar, pero sin presiones. Todo llegará de forma natural, siempre y cuando seas consciente de que para ello debes poner de tu parte.
Dicho esto, la teoría de la cebolla nos habla de tres partes esenciales:
Primeras capas
Las primeras capas de una relación romántica son aquellas en las que descubrimos la atracción física, la química, el encanto inicial. En una relación de amistad, en realidad, sucede algo bastante parecido, aunque sin el componente sexual.
Estas capas nos permiten descubrir aspectos superficiales de la persona, desde su nombre o su apariencia, hasta las primeras impresiones o los gustos generales.
En este nivel nos encontramos con la mayoría de las personas a las que conocemos. Sabemos algunos datos sueltos, y quizá surja un mayor nivel de interés con algunas de ellas. Para que la relación avance, debemos profundizar, seguir quitando capas. Y para ello debemos estar dispuestos a ser vulnerables, sinceros y abiertos.
Capas intermedias
Avanzamos, con mucho tiempo, conversaciones y momentos de intimidad, hasta las capas intermedias. En estas nos encontramos con información más personal, que nos permiten crearnos una imagen más precisa de la persona.
En esta capa están las experiencias personales y pasadas de la persona, sus intereses, sus valores, sus metas y algunas de sus opiniones o creencias.
En este sentido, muchas relaciones de amistad se paralizan en este punto. Pero si quieres construir un vínculo romántico, o una relación más profunda con alguna amistad en particular, toca seguir avanzando. A las capas internas, sin embargo, solo se llega con determinadas personas, porque requiere de muchísimo tiempo y verdadera vulnerabilidad.
Capas internas
En las capas internas de la cebolla encontramos la esencia real de la otra persona. Es un espacio de comodidad, en el que la otra persona pasa a formar parte de la idea de hogar. Alguien que puede verte en tus peores momentos, con quien no te incomoda compartir tus sombras.
En estas capas encontramos el verdadero yo, los miedos, las inseguridades y los sueños más profundos. Si has llegado hasta aquí, tu relación es fuerte, saludable y durará muchos años, siempre que sigáis profundizando sin miedo en las infinitas capas que conforman una relación.