La luna, con su halo de misterio y su indiscutible encanto y belleza hipnótica, ha servido de inspiración a pensadores y artistas de todas las disciplinas a lo largo y ancho del mundo.

En la poesía, la luna es una musa atemporal. Su belleza etérea y profundidad simbólica resuenan en multitud de versos a través de los siglos. Y es que la luna puede representar nuestras emociones y deseos más intensos, desde el amor no correspondido hasta la llegada de la vejez, desde la inocencia hasta la soledad más intensa.

Hemos seleccionado 11 de los más bonitos poemas sobre la luna, que invitan a soñar y a disfrutar de su belleza.

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Cuando sale la Luna, de Federico García Lorca

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Cuando sale la Luna, de Federico García Lorca

Cuando sale la luna
se pierden las campanas
y aparecen las sendas
impenetrables.
Cuando sale la luna,
el mar cubre la tierra
y el corazón se siente
isla en el infinito.
Nadie come naranjas
bajo la luna llena.
Es preciso comer
fruta verde y helada.
Cuando sale la luna
de cien rostros iguales,
la moneda de plata
solloza en el bolsillo.

La luna tiene un efecto místico y transformador en las emociones humanas. La salida de la luna transforma el mundo en un lugar de misterio e introspección, donde los elementos familiares adquieren un significado nuevo.

La luna, de Jorge Luis Borges

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La luna, de Jorge Luis Borges

Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

Este poema del célebre escritor argentino captura la esencia y el encanto místico de la luna, y la retrata como un símbolo de la atemporalidad, la soledad y también de la condición humana. Su presencia constante en la noche ha sido moldeada por nuestras experiencias colectivas y refleja también nuestros recuerdos y la esencia de la humanidad.

Quie´n sabe si la luna no es, de E E  Cummings

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Quién sabe si la luna no es, de E. E. Cummings

¿Quién sabe si la luna no es
un globo que sale de una profunda ciudad
en el cielo, llena de personas hermosas?
(y si tú y yo

no subiésemos a él, si
nos aceptaran a ti y a mí en su globo,
entonces
volaríamos con todas esas personas hermosas

sobre las casas y los campanarios y las nubes:
volaríamos
y volaríamos cada vez más lejos hasta una ciudad
profunda que nunca nadie ha visitado, donde

siempre
es
primavera) y todo el mundo está
enamorado y las flores se recogen a sí mismas.

E.E. Cummings explora la idea de la luna como una entidad mística. Imagina luna como un globo que transporta personas desde una ciudad escondida hasta otra donde siempre es primavera, lo que simboliza el anhelo por una existencia sin las limitaciones e imperfecciones del mundo real.

La Luna y la Rosa, de Miguel de Unamuno

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La Luna y la Rosa, de Miguel de Unamuno

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
y el aroma de la noche
le henchía —sedienta boca—
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda...

Toda cabellos tranquilos,
la Luna, tranquila y sola,
acariciaba a la Tierra
con sus cabellos de rosa
silvestre, blanca, escondida...

La Tierra, desde sus rocas,
exhalaba sus entrañas
fundidas de amor, su aroma...

Entre las zarzas, su nido,
era otra luna la rosa,
toda cabellos cuajados
en la cuna, su corola;
las cabelleras mejidas
de la Luna y de la rosa
y en el crisol de la noche
fundidas en una sola...

En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
mientras la rosa se daba
a la Luna, quieta y sola.

En este evocativo poema, la luna y la rosa simbolizan la interconexión entre el mundo natural y lo divino y la fusión entre la belleza celestial y la terrenal.

Rima LXXXVII, de Gustavo Adolfo Be´cquer

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Rima LXXXVII, de Gustavo Adolfo Bécquer

¡Quién fuera Luna,
quién fuera brisa,
quién fuera Sol!

¡Quién del crepúsculo
fuera la hora,
quién el instante
de tu oración;
quién fuera parte
de la plegaria
que solitaria
mandas a Dios!

¡Quién fuera Luna,
quién fuera brisa,
quién fuera sol!

La luna es omnipresente en nuestras vidas, como muestra Bécquer. El poeta sevillano desea estar siempre tan presente en la vida de su amada como lo están la luna, la brisa y el sol. No solo por el anhelo de cercanía física, sino también de una profunda conexión espiritual y emocional.

A la luna, de Percy Bysshe Shelley

¿Te palidece acaso la fatiga
de contemplar la tierra y de escalar los cielos,
vagando sin ninguna compañía,
rodeada de estrellas de un linaje diferente,
sujeta a la inconstancia, igual que un ojo triste
que no halla objeto alguno digno de su perseverancia?

Este poema breve y reflexivo de Percy Bysshe Shelley personifica la luna como un vagabundo cansado y solitario y explora temas como la soledad, el cambio y la constancia en un mundo donde todo parece fugaz e insatisfactorio.

En las noches claras, de Gloria Fuertes

En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

Otro poema que nos muestra la importante presencia de la luna en nuestras vidas, que actúa como amiga y compañera en los momentos de soledad.

Romance de la luna, luna, de Federico García Lorca

(A Conchita García Lorca)

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Este célebre poema de Lorca entrelaza temas como la muerte, la inocencia y la presencia mística de la luna. Nos habla de la inevitabilidad del destino y de la influencia sobrenatural de la luna.

De la hermosa luna, de Safo

De la hermosa luna los astros cerca
hacia atrás ocultan luciente el rostro
cuando aquella brilla del todo llena
sobre la tierra…

Este bello poema de la poetisa griega Safo describe el profundo efecto de la luna llena en el cielo nocturno y las estrellas. Captura un momento en que la luna está en su máxima plenitud, lo que hace que las estrellas cercanas parezcan retirarse o esconderse ante su abrumador brillo.

Una clara medianoche, de Walt Whitman

Esta es tu hora, alma mía; la de tu libre vuelo hacia lo indecible.
Lejos de los libros y del arte, consumido el día e impartida la lección,
entera emerges, silenciosa y contemplativa, a considerar los temas
que más amas: 
la noche, el sueño, la muerte y las estrellas.

Whitman nos habla aquí del viaje del alma lejos de las limitaciones de la vida cotidiana, hacia un estado de profunda contemplación y exploración espiritual. La noche, el sueño, la muerte y las estrellas son temas con un profundo significado que transmiten una sensación de libertad y conexión con el universo.

¡Con qué pura y serena transparencia…, de Rosalía de Castro

¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.
De su pálido rayo la luz pura
como lluvia de oro cae
sobre las largas cintas de verdura
que la brisa lleva y trae.
Y el mármol de las tumbas ilumina
con melancólica lumbre,
y las corrientes de agua cristalina
que bajan de la alta cumbre.
La lejana llanura, las praderas,
el mar de espuma cubierto
donde nacen las ondas plañideras,
el blanco arenal desierto,
la iglesia, el campanario, el viejo muro,
la ría en su curso varia,
todo lo ves desde tu cenit puro,
casta virgen solitaria.

El poema celebra la prístina belleza de la luna y su capacidad para iluminar y transformar tanto el entorno natural como el creado por la humanidad.