Desde que la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) cambió su evaluación sobre el bisfenol A en abril de 2023 y redujo 20.000 veces la dosis diaria cuya ingesta se considera segura, los motivos para eliminar definitivamente esta sustancia de los envases alimentarios se han multiplicado (en España, de hecho, ya se han prohibido). Pero el bisfenol A no es el único problema. Los envases contienen otras sustancias químicas tóxixas que pueden pasar a los alimentos.
1. Aceite mineral
Los alimentos pueden contaminarse con aceite mineral cuando entran en contacto con aceites lubricantes, ya sea durante la cosecha con máquinas o durante la producción mecánica.
Sin embargo, los alimentos también pueden absorber aceite mineral a través del envase, especialmente del cartón reciclado, que puede estar contaminado con las tintas de periódicos y revistas que contienen aceites minerales.
Se ha detectado aceite mineral en innumerables alimentos, desde la margarina y mantequilla hasta las papillas y el aceite de oliva, la harina y las salchichas.
El aceite mineral se compone de dos grupos principales de sustancias: los hidrocarburos saturados de aceite mineral (MOSH) y los aún más cuestionables hidrocarburos aromáticos de aceite mineral (MOAH).
Mientras que de los MOSH sólo sabemos con certeza que se acumulan en el cuerpo, existe evidencia de que algunos MOAH son cancerígenos.
La única forma de determinar si los alimentos están contaminados con aceite mineral es mediante pruebas de laboratorio. Por lo tanto, para reducir la exposición se pueden elegir los alimentos enteros sobre los procesados y los que se venden a granel o en envases de vidrio sobre los envasados en otros materiales.
2. Plastificantes
La industria utiliza plastificantes para hacer que los materiales plásticos sean más suaves y flexibles. Los ftalatos son un subgrupo de plastificantes y se utilizan a menudo en envases de alimentos.
Un ejemplo de ello son las juntas de las tapas de las botellas rellenables. A través de los tubos o botes que contienen ftalatos también se pueden transferir plastificantes a los alimentos, por ejemplo, durante la producción.
Se han detectado plastificantes en innumerables alimentos, desde aceites hasta pestos y frutos secos. También pueden estar presentes en las juntas de las tapas de los envases de alimentos.
Los plastificantes son un grupo enorme de sustancias, algunas de las cuales son más cuestionables que otras. Sustancias como el ftalato de dietilhexilo (DEHP) o el ftalato de dibutilo (DBP), que se ha detectado en muchos alimentos, se consideran tóxicas para la reproducción. Otros son sospechosos de dañar el hígado o perjudicar la salud al alterar el sistema hormonal.
Reducir al máximo los envases de plástico es el único consejo sensato. No existe ninguna obligación de declarar los ftalatos en los envases de alimentos.
3. PFAS
La industria utiliza sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas (PFAS) en innumerables productos cotidianos porque repelen el agua, la suciedad, el aceite y la grasa.
Los químicos eternos, llamados así porque prácticamente no se descomponen, se utilizan para recubrir sartenes, envases de comida rápida, tazas de café para llevar, moldes para muffins y papel para hornear.
Se han detectado PFAS en muchos alimentos e incluso en el agua potable, lo que muestra hasta qué punto estos químicos están contaminando nuestro medio ambiente. Las PFAS se acumulan en el suelo, el agua, las plantas y los animales. Y son extremadamente persistentes, lo que significa que se acaban acumulando también en nosotros.
Están asociados con efectos negativos para la salud, por ejemplo, para los sistemas inmunológico y hormonal. Sin embargo, hasta ahora se sabe muy poco y la gran mayoría de las sustancias aún no se han investigado suficientemente.
Es difícil o imposible saber si un producto contiene PFAS porque no existe la obligación de declarar estos químicos. Son muy comunes en las sartenes antiadherentes. Una pista de su presencia puede ser que el fabricante advierta que no se debe calentar por encima de los 200 grados.
Afirmaciones como “libre de PFOA/PFOS” o “libre de GenX” son engañosas, pues solo se refieren a dos de estos compuestos.
Para evitar los PFAS, puedes recurrir a las sartenes de hierro o acero. Por otra parte, evita los envases de comida rápida y los vasos de café para llevar. El medio ambiente también te lo agradecerá.
Envases de alimentos, consejos para su manipulación
- El mejor envase para alimentos es... ninguno. Consigue alimentos sin envasar con la mayor frecuencia posible. Muchos supermercados ecológicos también están ampliando su oferta de productos sin envasar.
- Compra comida envasada en vidrio. Las sustancias nocivas suelen proceder de los residuos de papel, plástico o latas.
- Aunque duela, deshazte de los envases desechables, como los de yogur y helado, en realidad sólo están pensados para un solo uso. No los utilices para congelar o almacenar otros alimentos. Pero, por supuesto, son ideales como portalápices, para guardar objetos pequeños o para hacer manualidades con los niños.
- No calientes los alimentos dentro del envase, viértelos primero en recipientes adecuados. Con el efecto del calor, aumenta el riesgo de que se transfieran sustancias nocivas del embalaje a los alimentos.