Picos vertiginosos, lagos cristalinos, cascadas espectaculares... los Pirineos son un enclave imponente repleto de rutas para hacer senderismo y montañismo, con hermosos paisajes donde disfrutar de la naturaleza. 

Uno de los sitios más sorprendentes, bautizado como "el Machu Picchu europeo" es una mina abandonada situada en el Mail de Bulard, un pico fronterizo entre Francia y España. Un fascinante lugar rodeado de un espectacular paisaje montañoso que permite conocer el patrimonio minero de la región.

Una mina entre montañas

El Mail de Bulard, uno de los picos más emblemáticos de los Pirineos, está situado en el límite entre el departamento francés de Ariège (en la región de Couserans-Pyrénées) y el Valle de Arán, en Cataluña. Se trata de un pico de unos 2.750 metros de altitud que alberga una de las ruinas más sorprendentes de los Pirineos.  

A finales del siglo XIX y comienzos del XX se abrieron en este lugar, a unos 2.400 metros de altitud y en el lado francés, unas minas de plomo, plata y zinc. Además de la mina (con sus túneles y pozos), donde los mineros trabajaban en condiciones extremas de abril a octubre, se construyeron en la ladera de la montaña edificios (comedor, dormitorios, etc.) e instalaciones mineras.

La de Bulard era la mina más alta de Europa y su situación, expuesta a peligrosos precipicios, provocó diversos accidentes, es por ello que se conocía como "el devorador de hombres". Esto, sumado al agotamiento de los minerales y los elevados costos operativos debidos a su altitud, llevaron al declive de la mina poco después de la Segunda Guerra Mundial

El Machu Picchu europeo

Las ruinas de la mina del Mail de Bulard son hoy día un testimonio del pasado industrial de los Pirineos y un recordatorio del papel que desempeñó la minería en el desarrollo de la región.

Estas ruinas evocan, salvando las diferencias, el Machu Picchu, la antigua ciudad inca situada en Perú que está considerada una de las siete maravillas del mundo moderno (junto con la Gran Muralla de China, Petra en Jordania, el Coliseo de Roma, el Cristo Redentor de Río de Janeiro, Chichén Itzá en México y el Taj Mahal en la India).

Son diversos los factores que traen a la mente la ciudad inca al divisar el Mail de Bulard: las ruinas en medio de la vegetación, la atmósfera misteriosa y mística, su difícil acceso… 

La ruta para acceder al Mail de Bulard

Las ruinas mineras del Mail de Bulard son un enclave codiciado por muchos excursionistas. Sin embargo, no es un sitio accesible para todo el mundo. Requiere una buena condición física, experiencia y preparación. 

Para explorar la zona existe una ruta de poco más de 15 kilómetros, con un desnivel positivo de 1.400 metros y una duración estimada de algo más de 7 horas. El ascenso empieza en el aparcamiento de Bocard d’Eylie, donde se encuentran los restos de la estación de procesamiento de minerales.

Es un recorrido exigente y peligroso en algunas zonas (debido al riesgo de desprendimientos), aunque no se considera de alta dificultad. No obstante, hay tramos en los que hay que extremar la vigilancia, porque hay precipicios y riesgo de caídas mortales. Recuerda que, como hemos mencionado antes, la mina de Bulard recibía el nombre de "el devorador de hombres".

Aquellos que se atrevan a llevar a cabo la ruta, serán recompensados con magníficas panorámicas de los Pirineos y una visión sorprendente y única a las ruinas mineras, que incluyen los dormitorios y comedores, entre otros edificios abandonados. 

Precauciones al visitar la Mina de Bulard

Cabe recordar que las ruinas pueden ser inestables, por lo que se recomienda tener mucha precaución al explorarlas. Hay que permanecer en los caminos marcados y evitar entrar en túneles antiguos.

La mejor época para descubrir el Mail de Bulard es entre junio y septiembre, cuando las temperaturas y el terreno son más favorables. En cualquier caso, antes de emprender la ruta es imprescindible consultar las condiciones climatológicas de la zona.

 

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