El jazmín amarillo de invierno (Jasminum nudiflorum) es originario del este de Asia y del norte de China, donde crece en laderas rocosas a altitudes que van desde los 800 hasta los 4.500 metros.
Introducido en Europa en el siglo XIX, se convirtió rápidamente en una planta de jardín muy apreciada gracias a su excepcional floración temprana. Además, es el único representante del género Jasminum que es resistente a condiciones climáticas adversas, lo que lo convierte en un verdadero "jazmín de invierno".
Aquí te contamos no sólo qué hace tan especial a este jazmín como los principales cuidados que requiere para crecer fuerte y ofrecer sus bonitas flores, desde el lugar y el suelo ideales para tenerlo a sus necesidades de riego, abono y poda.
El jazmín de invierno, una planta trepadora
El jazmín de invierno es una de esas plantas trepadoras que son muy vigorosas y, al igual que las rosas trepadoras, no forma órganos especializados para trepar. En cambio, utiliza sus brotes largos y flexibles para enredarse en espalderas y emparrados.
Si lo utilizas como trepadora, es necesario guiar los brotes jóvenes a través del soporte, ya que no tienen la capacidad de trepar por sí mismos.
- Crecimiento inicial: durante los primeros años tras la siembra, su desarrollo es lento. Más adelante, produce brotes largos y delgados que comienzan siendo tallos verdes y con el tiempo se vuelven leñosos y marrones.
- Dimensiones: puede alcanzar una altura de 3 m y una anchura similar. Sin soporte, extiende sus brotes colgantes sobre el suelo, dando un aspecto ralo.
Hojas
Sus hojas son tripartitas: constan de tres folíolos lanceolados de hasta 3 cm de largo, y se disponen de forma opuesta. Al ser caducifolias, caen durante el invierno.
Flores
Las flores de color amarillo prímula recuerdan a las forsitias, aunque aparecen mucho antes, entre diciembre y abril. No florecen de golpe, sino gradualmente, como un mecanismo para protegerse de las heladas. A diferencia de otros jazmines, estas flores no tienen olor.
Cómo plantar el jazmín de invierno
La mejor época para plantar jazmín de invierno es en primavera, lo que le permitirá asentarse antes de los meses fríos.
- Primer invierno: protege las plantas recién plantadas del frío extremo utilizando ramas de abeto.
- Cultivo en maceta: aísla las macetas en invierno para proteger las raíces.
Cuidados básicos: ubicación, suelo, abono y riego
Ubicación ideal
El jazmín de invierno requiere una ubicación soleada a ligeramente sombreada, preferiblemente protegida de los vientos fríos durante el invierno.
- Resistencia: tolera bien el calor, el viento y la luz solar intensa. También soporta el aire urbano contaminado, lo que lo convierte en una planta versátil.
- Recomendación: una pared orientada al sur o suroeste es ideal para potenciar su floración y proteger sus flores de posibles heladas severas.
Requisitos del suelo
El jazmín de invierno no es exigente en cuanto al tipo de suelo, aunque tiene preferencias:
- Crece bien en suelos arenosos, pero prefiere los calcáreos, ricos en nutrientes y con buen drenaje.
- Mantén el suelo húmedo y suelto, con un pH alcalino para conseguir un crecimiento óptimo.
Cuándo abonarlo
Aplica un fertilizante orgánico maduro en primavera para estimular el crecimiento y evitar que los suelos arenosos se vuelvan demasiado ácidos.
Frecuencia de riego
El jazmín de invierno soporta bien la sequía y el calor del verano. Riega moderadamente cada 7-9 días en invierno y cada 3-4 días en verano.
Poda del jazmín de invierno
El jazmín de invierno no requiere podas regulares, ya que envejece lentamente. Sin embargo, si notas que su floración disminuye o que la planta parece descuidada, realiza una poda justo después de la floración, en primavera.
- Poda severa: tolera bien cortes drásticos si son necesarios, incluso hasta la madera vieja, para fomentar la aparición de nuevos brotes florales.
- Control del crecimiento: si se utiliza como cobertura del suelo, realiza podas periódicas para limitar su expansión.
El jazmín amarillo de invierno es una planta resistente y de fácil mantenimiento, perfecta para agregar un toque de color y vitalidad al jardín durante los meses más fríos del año. Con los cuidados adecuados, disfrutarás de su belleza durante muchas temporadas.