Hay algunos accesorios que pasan de generación en generación tanto por constituir un valioso recuerdo como también por su perenne utilidad. Por mucho que los avances técnicos y tecnológicos vayan a la velocidad de la luz y exijan actualizaciones, hay objetos que continúan eternos y sin grandes cambios ya que su concepto de uso es el mismo a lo largo del tiempo.

Es el caso de algo tan básico como un delantal. Poco ha cambiado con el paso de los siglos. Otro accesorio imprescindible en el huerto son unos buenos guantes de jardinería.  Te contamos algunas curiosidades y, sobre todo, te damos las claves para elegirlos bien.

Los guantes de jardinería

La finalidad los guantes de trabajo es básicamente la protección de las manos en diversas tareas. Altas o bajas temperaturas, humedad, bacterias o sustancias pegajosas, entre otras. 

Existe una gama casi infinita de materiales de fabricación, naturales o sintéticos asociada a este complemento, dependiendo del tipo de uso para el cual se diseña.

Una leyenda griega cuenta que mientras Afrodita, la diosa del amor y la belleza, perseguía a Adonis en los bosques, se lastimó las manos con unas espinas. Las tres Gracias, en cuanto oyeron sus lamentos la socorrieron y unieron unas tiras delgadas y livianas que adaptaron a las manos de la diosa, así nacieron los primeros guantes mitológicos.

Elige bien los materiales y el diseño 

Entre los guantes de jardinería no solo varían los materiales, también los diseños que son especiales para cada uso.

  • Guantes con las palmas protegidas y cortos → para trabajar con cactus
  • Guantes con las palmas protegidas y largos hasta los codos → para podas de arbustos espinosos (rosales y otros).
  • Guantes de materiales tipo “segunda piel” → para siembras.
  • Guantes con las palmas engomadas tipo “hoja de repollo” → para tareas de podas generales y de limpieza.
  • Guantes de algodón y con protecciones de microgotas de goma en las palmas → para trabajar con macetas y jardinería en general.
  • Guantes con garras plásticas en las puntas de los dedos → para cavar, hacer hoyos, sin usar la pala de mano.

Es importante que elijas la talla adecuada a tu mano para que la protección sea total y tengas mayor comodidad y destreza en las tareas. La cara interna, correspondiente a las palmas de las manos, frecuentemente está engomada. Esto otorga protección y aislamiento del barro, espinas, frío y humedad.

En cuanto al color, elige los de color llamativo, así los encontrarás fácilmente en el huerto. Todos los modelos poseen un puño elástico que mejora su adaptabilidad a la mano y evita el ingreso de tierra debajo del guante. Intenta mantener los guantes limpios retirándoles el barro y lavándolos a mano o en la lavadora.

Recuerda que un buen guante no limita los movimientos, protege las manos, las mantiene ventiladas y proporciona un agarre firme y seguro. 

El delantal, una prenda básica en el huerto y a la moda

Este accesorio nació hace cientos de años por una necesidad práctica de protección y es que ya en el siglo XIII los hombres que trabajaban de artesanos o cocineros los usaban hechos de piel de cordero y llegó a ser incluso un icono de moda en los años 40 del siglo XX, cuando las amas de casa tenían varios modelos de delantal para combinar con el atuendo que vestían.

La palabra delantal proviene del latín de in ante del que deriva el adverbio delante. Erróneamente muchas fuentes relacionan el origen de la palabra delantal con el francés naperon, que significa "pequeño mantel" o "servilleta", término que sí proviene de apron, "delantal" en inglés.

Por qué utilizar delantal en el huerto

Además de una cuestión de limpieza, hay otros motivos para usar siempre un delantal de jardín:

  • Proteger la ropa en su parte frontal de manchas de barro, de la savia de algunas plantas y de las muchas sustancias naturales que se necesitan para el cuidado de un jardín o un huerto. 
  • Permitir llevar cómodamente en sus bolsillos y tener siempre “a mano” herramientas pequeñas, semillas, hilos, etiquetas, lápiz, gafas e inclusive el móvil.
  • Evitar que la ropa se rompa, se desgaste o simplemente se desgarre mientras realizas podas o ajustas tutores entre otras tareas específicas, dónde se está en contacto con ramas secas o puntas de alambres.

Cómo debe ser el delantal de jardín

Los delantales de jardín que encontrarás en el mercado en general tienen estas características:

  • El cuerpo está realizado en una tela impermeable, flexible y fresca que acompaña el movimiento y permite realizar las tareas “de rodillas” o “de cuclillas” sin el “efecto armadura” de los delantales rígidos.
  • Los bolsillos profundos, reforzados e impermeables, se encuentran a la altura de las manos, lo cual habilita a que accedas fácilmente a las herramientas. Las costuras resistentes y los refuerzos específicos protegen de las puntas y filos propios de las herramientas de jardinería.
  • En general tienen un bolsillo superior más angosto y profundo que es adecuado para llevar las gafas o el teléfono móvil.
  • Los delantales se confeccionan en talla única y poseen cintas con hebillas plásticas regulables para adaptarlo a la altura del usuario y en la cintura para ajustarse a cada complexión.

El delantal tiene historia

El delantal ha sido a lo largo de la historia una prenda de uso popular en ocasiones utilizada con fines prácticos y en otros momentos adquiere un papel más noble, destacando su uso decorativo o incluso ritual. Hay constancia de su empleo en la antigua Creta y el en Egipto faraónico en ritos religiosos.

Durante la Edad Media, en Europa, los delantales eran particularmente cosa de hombres y un indicativo de la situación económica y profesional del usuario. Por ejemplo, los peluqueros ingleses usaban delantales a cuadros para identificar su oficio a los posibles clientes. Se utilizaban los mandiles como distintivo gremial al tiempo que respondía a fines prácticos, así los zapateros usaban delantales negros para protegerse del betún o los picapedreros llevaban delantales blancos que los protegían del polvo blanco de la piedra.

Los distintos colores acabaron siendo asumidos por diferentes oficios, los mayordomos adoptaron el verde y el azul fue usado por tejedores, hilanderos y jardineros.