Tener plantas en casa no solo embellece los espacios, sino que también mejora la calidad del aire y aporta bienestar emocional.

Sin embargo, cuando las hojas comienzan a volverse marrones, es una clara señal de que algo no está funcionando bien. Identificar la causa del problema y actuar rápidamente puede marcar la diferencia entre salvar tu planta o verla deteriorarse por completo.

A continuación, te explicamos las 6 razones más comunes por las que las hojas de tus plantas se vuelven marrones y qué hacer para solucionarlo. Con cada uno de sus diagnósticos también descubrirás cuáles son las recomendaciones de los expertos para que tu planta vuelva a estar sana pronto.

6 motivos por los que las hojas de tus plantas se ponen marrones

1. Le falta humedad ambiental

Humidificador
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La mayoría de nuestros compañeros de habitación verdes aún pueden desear las temperaturas y la humedad tropicales.

Especialmente en invierno, plantas como el helecho o las calatheas a veces reaccionan mostrando manchas marrones en las puntas de las hojas. Esta es una señal de que la humedad en tu hogar es demasiado baja.

¿Es invierno? ¿Tu planta está, quizás, al lado de un calentador? Entonces las puntas de sus hojas de color marrón indican muy probablemente que le está faltando humedad.

Si tienes una planta que está sufriendo este problema, puedes hacer varias cosas:  

  • Trasladarla a un espacio con más humedad, como un baño luminoso. 
  • Si tienes varias plantas, agrúpalas: así crean su propio microclima.
  • Aumenta la humedad en la habitación poniendo recipientes con agua encima de los radiadores o con un humidificador. No solo es bueno para tus plantas, sino también para tus mucosas respiratorias. Lo ideal es que la humedad se sitúe entre el 40 y el 60 %. 

2. El suelo está demasiado seco

La falta de agua es una de las causas más comunes de hojas secas en las plantas de interior. Sobre todo, se secan los bordes de las hojas inferiores cuando hay falta de agua.

Si riegas regularmente, pero con poca cantidad, el suelo se secará en la parte más baja del tiesto y las puntas de las raíces no recibirán suficiente agua.  

La regla de oro es regar con menos frecuencia, pero de forma adecuada: 

  • Puedes imaginar que llenas aproximadamente una cuarta parte de la maceta con agua. Asegúrate de vaciar el agua del plato después de 10-15 minutos.
  • Alternativamente, puedes darle a tus plantas un baño de agua: colócalas en una maceta interior o en un recipiente con agua y deja que absorban. Después de 15 minutos, tus plantas pueden regresar a su lugar.

Haz siempre la prueba del dedo antes de regar para estar seguro de que la planta realmente necesita agua. 

3. El suelo está demasiado húmedo

El riego excesivo también es un problema. No es buena idea regar cuando la tierra aún está húmeda en la superficie.

Puede ser que la superficie esté seca y el fondo del tiesto húmedo o encharcado, lo que puede hacer que las raíces se pudran. Y si se pudren no pueden absorber la humedad que necesita la parte aérea de la planta, con lo que sufre como si se secara. La solución es evitar el encharcamiento con un drenaje apropiado. 

4. El agua contiene demasiada cal

Todo depende de dónde vivas. En la mayoría de las zonas con agua relativamente blanda, tus plantas de interior no tendrán problemas al regarlas con agua del grifo.

Si el agua es dura, es decir, contiene mucha cal, esta se acumula en la tierra y dificulta que las raíces puedan absorber bien los nutrientes.

Los depósitos de cal aparecen en la superficie de la tierra como incrustaciones blancas, que no deben confundirse con moho algodonoso. Las plantas especialmente sensibles pueden reaccionar al agua calcárea con puntas de hojas marrones.

Si en el lugar donde vives tienes agua dura, deberás descalcificarla con filtros o dejándola reposar unos días antes de regar.

También puedes recoger agua de lluvia, algo que a todas las plantas les gusta mucho.

5. La planta necesita un trasplante

trasplante de planta
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Observa atentamente el cepellón de tu planta. Si tiene muchas raíces que se envuelven sobre sí mismas y tu planta está creciendo más lentamente de lo normal en primavera, debes darle un nuevo hogar.

Si la maceta tiene muchas raíces, el agua ya no puede llegar a todas las puntas. Aunque la riegues lo suficiente, tu planta no puede utilizar el agua; en este caso lo único que ayuda es trasplantar a un tiesto mayor con más tierra.

6. Fertilización excesiva

Si tu planta recibe más fertilizante del que necesita, puede dañar sus raíces. Las raíces rotas ya no pueden absorber bien el agua y pasarla a los tallos y las hojas. Esto provoca que las hojas tengan bordes marrones.

Las plantas sobrefertilizadas pueden presentar hojas marrones o amarillas. Si tu planta ya muestra signos de desgaste y presenta algunos síntomas, debes trasplantarla y reemplazar la mayor cantidad posible de tierra vieja.

La sobrefertilización es en realidad bastante fácil de prevenir si seguís algunos consejos:

  • En invierno no hay que fertilizar.
  • Las plantas jóvenes no necesitan ningún fertilizante durante aproximadamente el primer año de su vida.
  • Especialmente con el fertilizante líquido, debes seguir exactamente las instrucciones del paquete y, en caso de duda, diluirlo dos veces.

¿Debes cortar las hojas marrones?

Desafortunadamente, las hojas o las puntas de las hojas marrones no se recuperarán. Puedes esperar hasta que toda la hoja se seque y luego arrancarla o cortarla con cuidado.

Lo ideal es utilizar un cuchillo desinfectado o unas tijeras limpias para evitar que los gérmenes entren en la herida.

 

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