Escucha el podcast de Lídia González Alija para Cuerpomente, una meditación guiada para dejarte llevar.

Dejarte llevar puede ser una de las claves para fluir con tu nuevas situación vital y recibir preciosas oportunidades a través de ella. ¿Y qué significa dejarse llevar? Es simplemente no oponerle resistencia a la vida y confiar en que cada situación contiene exactamente el regalo que necesitamos para continuar nuestro camino y seguir hacia delante.

Meditando puedes lograr entregarte a esta nueva situación para dejarte llevar de forma natural. Puedes escuchar mi meditación guiada para conseguir este objetivo, pero antes déjame explicarte por qué a veces es importante fluir con la vida.

Fluir por el río de la vida

Esta mañana me di el precioso regalo de caminar al lado del río. La orilla está cubierta por chopos que lo abrazan y crean un espacio acogedor para él y también para las personas que caminan bajo ellos.

El agua se movía siguiendo su curso, siempre hacia delante, calmada e iluminada intermitentemente por la luz del sol haciéndose paso entre las hojas. En algunos tramos parecía que estaba estancada, pero enseguida podía ver como pequeñas ondulaciones jugaban entre ellas avanzando con alegría.

Mientras caminaba, observaba cómo mi mente intentaba llevarme a otro lugar, fuera de ese momento presente.

Y también cómo intentaba detener el flujo de mi río energético interior acumulándolo en mis hombros en forma de tensión y en mi estómago en forma de ansiedad. De esta manera mi mente se esforzaba por llevar toda mi atención a un problema que aparentemente necesitaba inmediata solución.

Mientras notaba esa inercia mental que afectaba a mi estado energético y emocional, elegí volver a observar el río y su movimiento continuo, contagiándome de él y permitiendo así sentir el flujo sereno y calmado dentro de mi misma.

Ese flujo me estaba mostrando cómo proceder en relación a esa situación vital que mi mente percibía como un problema, y yo pude notarlo al estar receptiva y abierta a él. El problema ya no estaba presente como tal, lo que había en su lugar era una oportunidad de creación y disfrute.

¿Cómo podemos dejarnos llevar?

¿Cómo fluir con la vida? ¿Tengo que renunciar a mi capacidad de elección? ¿Tengo que ser pasiva y resignarme? Estas son algunas de las preguntas que han surgido en mi mente a menudo.

Cuando luchamos con la realidad, bloqueamos su flujo natural, nos contraemos y nos cerramos a que las situaciones sigan su curso. Probablemente por apego a que ocurran de una determinada manera, lo cual a su vez responde a nuestras creencias de cómo las cosas deben ocurrir para estar bien.

Estas creencias a menudo nos limitan a la hora de experimentar la riqueza de la existencia, que está siempre muchísimo más allá de todo lo que podamos creer.

Cuando nos entregamos a la vida tal y como se presenta, sabiendo que esas son las circunstancias perfectas para nuestro desarrollo, contribuimos a que nuevas oportunidades surjan inesperadamente. Posiblemente oportunidades muy diferentes de las que perseguíamos ciegamente, pero sin embargo más alineadas con lo que de verdad necesitamos en este momento.

Dejarte llevar es apartar a tu ego del camino dando espacio a esas oportunidades para pasar, y abriéndote a ellas y a sus enseñanzas. Y sólo es posible agradeciendo todo lo que aparezca. La práctica de la meditación te ayudará a conseguir este objetivo.

 

Meditación para dejarte llevar

  • Siéntate en un lugar que te sea cómodo y empieza a notar tu cuerpo. Nota el contacto de tus muslos con el asiento, tus manos sobre tu regazo, tu lengua sobre tu paladar, el roce de la ropa, la temperatura, el movimiento de tu vientre al respirar.
  • Visualiza un paisaje de primavera. Observa los árboles, siente el sol sobre tu frente, siente el olor, escucha el río y observa su flujo calmado. Conecta con la brisa y observa como los árboles y el río la reciben, y recíbela de la misma manera.
  • Traslada tu atención hacia dentro de tu cuerpo y hazte consciente de tus sensaciones, notando alguna tensión que esté presente y visualizándola como agua estancada.
  • Trae la brisa del paisaje que estabas visualizando a tu paisaje interno y deja que lo mueva y te acaricie por dentro. Observa como comienza a mover el agua estancada y cómo ésta se convierte en río.
  • Respira profundamente para dar espacio a ese río y permitirle fluir por todo tu cuerpo.
  • Hazte consciente de cómo te sientes en esta posición de apertura a tu flujo interno, y deja que esas sensaciones formen parte de él.
  • Muy suavemente abre tus ojos y traslada esta sensación de flujo a lo que estás viendo y a tu vida presente.
  • Comienza a mover tu cuerpo poco a poco estirándolo placenteramente.
  • Sigue el curso de tu día.