Una actitud de gratitud es una fuente natural de plenitud, felicidad y abundancia. Todo lo que ocurre en nuestra vida es un regalo para que avancemos en nuestra evolución personal y colectiva. Cuando reconocemos y apreciamos ese regalo como valioso, contribuimos a nuestro bienestar en el momento presente y creamos una actitud de apertura para atraer nuevas situaciones nutritivas.
El poder de la gratitud
Agradecer es una de las maneras más efectivas de entrar en contacto con nuestra esencia. Nuestro ego se aparta del camino permitiendo que tengamos una capacidad de amor, compasión y entendimiento mucho mayores.
Además, cuando agradecemos lo que está presente en nosotros y en nuestra vida, abrimos una puerta para que más cosas maravillosas entren en ella, contribuyendo así al flujo universal de energía que está constantemente en movimiento circular. Ofrecer agradecimiento hacia lo que ya tenemos atrae abundancia, lo cual crea más gratitud y mantiene el ciclo.
Te recomiendo que mantengas la actitud y sensación de esta meditación durante los siguientes días o semanas. Puedes escucharla varias veces durante ese periodo y acompañarla con un hábito de gratitud antes de acostarte, agradeciendo 3 cosas de ese día. Observa las transformaciones en tu vida.
Cómo meditar para cultivar tu gratitud
- Siéntate en un lugar donde estés cómoda y deja que tu cuerpo se relaje.
- Respira en tu vientre, siguiendo el flujo de tu respiración.
- Agradece el aire que entra en ti y te da vida.
- Agradece la naturaleza y los seres en ella, la vida que acoge nuestro planeta.
- Observa las situaciones y personas presentes o pasadas en tu vida que percibes
- como positivas, y agradécelas. Date cuenta de las sensaciones presentes en tu cuerpo.
- Observa las situaciones y personas presentes o pasadas en tu vida que percibes como negativas. Hazles saber que agradeces el papel que han tenido en ella y observa cuál es el efecto en tu cuerpo de crear agradecimiento por experiencias difíciles.
- Centra tu atención en ti y agradécete por todo lo que eres en este momento con todas tus partes. Inhala profundamente pura gratitud.
- Siente de nuevo el flujo de tu respiración junto a la sensaciones de agradecimiento, anclándote en ella.
- Comienza a mover tu cuerpo y hazte consciente de ese movimiento. Abre tus ojos.