¿Hay algo mejor que un poco de queso para saber que el día ha sido redondo? Si eres de las que disfrutan el queso en todas sus versiones, sabes que además de ser delicioso, puede dejar un horrible olor en tu nevera. Y la regla de oro en cuanto al queso es que, cuanto mejor sabe, más intenso es su olor. Así que, como buena amante de este alimento, necesitas encontrar la forma de acabar con esta fragancia no deseada en tu frigorífico.
Estás de suerte, porque hoy te traemos un truco muy sencillo y eficaz que te va a ayudar a guardar el queso sin que tu nevera se impregne de su olor. Lo mejor de todo es que no necesitas productos caros ni difíciles de encontrar. Vale con un recipiente hermético y un ingrediente secreto que todos tenemos en casa. ¿Te animas a probarlo?
¿Por qué huelen tanto los quesos?
El primer punto que debemos abordar para solucionar este truco usando la ciencia (porque sí, el tip que te traemos es pura química) es comprender por qué huele tanto el queso cuando se guarda en la nevera.
Se debe a que el queso, en especial cuando es curado o madurado, es un alimento con una alta concentración de grasas, proteínas y bacterias vivas. Esto hace que, con el paso del tiempo, su aroma se intensifique incluso más que cuando lo abriste por primera vez en casa.
Por desgracia, guardarlo en la nevera no soluciona el problema. La baja temperatura ayuda a que se conserve en buen estado, pero no elimina su capacidad de liberar intensos aromas. De hecho, la humedad del frigorífico contribuye a que el queso “sude”, lo que puede agravar aún más el problema.
Lo cierto es que es imposible evitar que el queso desprenda algo de su intenso olor, pero sí podemos evitar agravar el problema yendo a su raíz: la combinación de la humedad y la falta de circulación del aire. Pero ¿cómo conseguirlo? Con un truco muy sencillo.
Un truco para evitar que el olor a queso impregne la nevera
El truco para evitar que el queso llene de su aroma toda la nevera es sorprendentemente sencillo y eficaz. Todo lo que necesitas es un recipiente hermético (un tupperware o fiambrera de toda la vida) y un pequeño terrón de azúcar.
¿Cómo funciona? Sencillo. El recipiente hermético ayuda a sellar el queso en un ambiente cerrado, evitando que el aire que contiene su olor se propague por toda la nevera. Por otro lado, el terrón de azúcar que vas a introducir en la fiambrera junto al queso lleva a cabo la tarea más importante: absorber la humedad del queso, evitando que “sude” y, al mismo tiempo, reduciendo la liberación de olores.
Este método no solo mantendrá tu frigorífico libre de malos olores, sino que también ayudará a que tu queso mantenga su textura y frescura durante más tiempo.
El azúcar, al absorber la humedad, previene que el queso se ponga pegajoso o rancio. También protege al resto de tus alimentos, que dejarán de verse afectados por la intensidad del olor del queso. Y lo mejor de todo: es un método 100% natural.
De hecho, puedes usar este mismo truco para cualquier otro alimento que debas conservar con un menor grado de humedad o al que afecte de forma negativa la condensación, ya que el azúcar actúa como un deshumidificador a pequeña escala dentro de su recipiente.
Y si te gusta mucho el queso y tienes diferentes variedades en el frigorífico, este truco que te viene como agua de mayo. Guarda cada queso por separado e impedirás que se mezclen aromas y sabores. De paso, evitarás contaminar el resto de los alimentos de la nevera. De esa forma, conseguirás conservar bien tu queso y no perderás sabor en ningún otro ingrediente.