El dióxido de titanio es un aditivo muy utilizado, un pigmento de color de blanco que se utiliza para dar color a todo tipo de productos,sobre todo alimentos, cosméticos y medicamentos. Como consecuencia de las pruebas científicas que lo relacionan con daños en el organismo, desde el 1 de enero de 2020 está prohibido en los productos alimentarios en Francia y en mayo de 2021 la comisión europea ha propuesta prohibirlo a los países de Unión. Pero no hace falta que esperemos a que Europa tome una decisión.
El dióxido de titanio se encuentra en productos como los siguientes:
- Grageas, chicle y pastillas para la tos y por extensión en los comprimidos con una superficie blanca y lisa.
- Medicamentos: comprimidos que tienen recubrimientos suaves.
- Dulces, chocolate, galletas
- Queso y salsas ligeras
- Suplementos dietéticos, como pastillas de magnesio o calcio.
- Pastas dentales, protectores solares y otros cosméticos: las diminutas partículas de dióxido de titanio en los protectores solares sirven como filtros de protección de luz mineral que reflejan la radiación UV para que no dañen la piel.
- Pinturas al óleo y pinturas de pared blancas: como pigmento blanco, el dióxido de titanio tiene un poder cubriente muy alto.
- Otros productos, como plásticos, textiles, etc.
Dado que el dióxido de titanio es tan común en los dulces, postres, chicles y otros dulces, los niños consumen de dos a cuatro veces más dióxido de titanio que los adultos.
Dióxido de titanio: E171 y CI 77891
En el caso de los productos farmacéuticos y los complementos alimenticios, el "dióxido de titanio" suele indicarse específicamente en el envase o en el folleto de instrucciones.
En el sector alimentario, sin embargo, la lista de ingredientes no incluye necesariamente las palabras "dióxido de titanio", sino que se se encuentra bajo el código E171. En cosméticos se emplea el código CI 77891 y en pinturas, con PW6 "Pigment White 6".
Las nanopartículas son peligrosas
Según los estudios, el dióxido de titanio en forma de nanopartículas es especialmente peligroso.
La ley obliga a declarar los ingredientes en forma de nanopartículas, pero se estima que entre el 5-10% en peso de las partículas de dióxido de titanio en el E171 son de tamaño nanométrico, es decir, de menos de 100 nanómetros (nm). Una gran parte se elimina, pero otra parte es capaz de penetrar en los tejidos del cuerpo.
Las nanopartículas tienen propiedades diferentes que la misma sustancia en un tamaño de partícula más grande y, debido a su superficie ampliada, tienen una actividad biológica mucho más alta y, por lo tanto, un efecto más intenso en el organismo.
Cuando se usan externamente, las nanopartículas pueden introducirse en el cuerpo a través de la piel o las membranas mucosas. Incluso cepillarse los dientes brevemente podría ser suficiente para recibir una cantidad de dióxido de titanio todos los días (es un ingrediente muy común en las pastas de dientes blancas).
Una larga controversia científica
En 2010, científicos suizos y franceses descubrieron que el dióxido de titanio nano puede iniciar procesos en las células humanas similares a los de otras sustancias altamente tóxicas, como el amianto, así lo dijo Amir Yazdi de la Universidad de Lausana en la revista especializada PNAS.
Ambas sustancias desencadenan reacciones inflamatorias y conducen a un alto estrés oxidativo, que puede dañar tanto los tejidos como el material genético.
Investigadores del Instituto Nacional Francés de Investigación Agrícola (INRA) informaron en la revista Nature (enero de 2017) que la ingesta oral de dióxido de titanio podría favorecer el desarrollo de tumores benignos que podrían convertirse en tumores malignos.
Estos investigadores mezclaron dióxido de titanio en el agua potable de las ratas durante 100 días en las dosis que los humanos ingieren diariamente de los alimentos y productos cosméticos.
Estudios anteriores de la International Agency for Research on Cancer habían demostrado que la inhalación de dióxido de titanio era cancerígena. Las partículas pueden ingresar al torrente sanguíneo a través de los pulmones y con la sangre al hígado, el bazo, los riñones, el corazón e incluso al cerebro.
Incluso cuatro semanas después de la inhalación, las nanopartículas todavía estaban presentes en los órganos en las mismas cantidades que el primer día, lo que indica que la sustancia se acumula en el cuerpo y no se puede eliminar fácilmente.
El dióxido de titanio daña los intestinos y debilita el sistema inmunitario
Un estudio dirigido por el doctor Gerhard Rogler, gastroenterólogo del Hospital Universitario de Zúrich, publicado por la revista Gut en 2017, fue el primero en analizar el potencial cancerígeno del dióxido de titanio cuando se ingiere por vía oral.
Los investigadores encontraron que el dióxido de titanio es absorbido a través del intestino y entra en el torrente sanguíneo. Con la sangre, la sustancia llega a todas las partes del cuerpo.
La ingesta regular de dióxido de titanio se asocia con un mayor riesgo de procesos intestinales inflamatorios crónicos, mayor permeabilidad intestinal y riesgo de cáncer de colon. También puede favorecer las enfermedades autoinmunes, según el estudio.
El dióxido de titanio provoca alteraciones en la flora intestinal
Otro estudio, publicado a fines de junio de 2020, advierte que el dióxido de titanio altera la microbiota intestinal y provoca inflamación en los intestinos y en el hígado. Los investigadores de la Universidad de Massachusetts señalan especialmente el peligro de las nanopartículas.
Según la investigación, en presencia de dióxido de titanio, la microbiota intestinal produce menos ácidos grasos de cadena corta que son importantes para una mucosa intestinal sana. Al mismo tiempo, la cantidad de sustancias mensajeras inflamatorios (citoquinas) aumenta en el intestino.
Es mejor evitar el dióxido de titanio
Los alimentos que contienen dióxido de titanio son sobre todo ultraprocesados que no se encuentran entre los alimentos más saludables. La presencia de dióxido de titanio es un motivo más para rechazarlos.
Consulta la lista de ingredientes de los alimentos, medicamentos, suplementos dietéticos, dulces y cosméticos y reemplaza los que contienen dióxido de titanio por alternativas más seguras, como los alimentos naturales enteros y frescos.
En el caso de medicamentos, pídale a tu médico que te prescriba un preparado sin dióxido de titanio, si es posible.
Referencias científicas: