Uno de los principales beneficios de la lactancia es que transfiere al recién nacido sustancias beneficiosas y protectoras para su inmunidad y su salud general. La cantidad de leche se produce a demanda en función de las necesidades del bebé y su composición varía conforme va creciendo.
Si la nutrición durante el embarazo fue adecuada, no tiene que haber problemas para amamantar al recién nacido (según la OMS, la lactancia debería prolongarse un mínimo de 2 años).
La leche materna es un destilado de la sangre. Alimentos que la nutren son la alfalfa germinada, el sésamo, las algas o las almendras. Los alimentos galactogogos como la avena, las chufas, la levadura nutricional o la cebada favorecen la generación de leche.
No son convenientes los embutidos, las carnes rojas, los quesos curados, las grasas trans y los fritos. Limita los alimentos demasiado fríos (son muy yin) y antigalactogogos como la albahaca, el perejil, el apio o la salvia.
Come 5 veces al día. Toma segundo desayuno y merienda para estar bien nutrida. Al dar el pecho a tu bebé necesitas un aporte extra de 500 cal sobre tu dieta habitual. Dale el pecho siempre que sienta hambre.