Con la intención de disfrutar de uno de los mejores platillos que tiene la gastronomía española sin necesidad de dejar de lado el concepto saludable, hoy os mostramos la receta de patatas bravas ligera que se convertirá en tu favorita (de eso no tenemos dudas). Sin renunciar al sabor ni a su maravillosa textura, esta opción opta por una versión mucho más sana y menos grasa. Sabemos que, sin lugar a dudas, esta receta se va a convertir en tu próximo descubrimiento.

Patas bravas: la versión ligera perfecta para este verano

Con acabado rústico, a gajos y con piel, estas patatas bravas son tan deliciosas como la versión original pero, sin embargo, son mucho más ligeras. La clave está en la manera de cocinar: lejos de freírlas en abundante aceite por unos minutos, las vamos a cocinar al horno (o en la airfryer si queremos). De este modo, lograremos una opción mucho más ligera, más sana pero sin renunciar a su sabor. 

Las patatas bravas se han convertido en la tapa por excelencia: allá donde voy con amigas, siempre acabamos pidiendo (ésta junto con una buena ensaladilla rusa). Horneándolas con piel y a gajos, lograremos una tapa casera con un toque moderno. La mejor parte viene con la mítica salsa de las patatas bravas hecha por nosotros: muy fácil y rápida de hacer, su sabor intensifica el resultado final.

Además, las serviremos con un poco de alioli para que nuestros invitados hagan las mezclas que más les guste. Si te has venido muy arriba, también puedes preparar el alioli en casa, aunque si no tienes tiempo o te da "respeto", puedes comprarlo ya hecho. En ambos casos, el resultado será igual de maravilloso.

Ingredientes (para 4 personas)

  • 4 patatas
  • 1 guindilla
  • 4 tomates
  • 1 diente de ajo
  • 1 ramita de romero
  • 1 cucharadita de pimentón dulce
  • 1 cucharadita de pimentón picante
  • 1 cucharada de vinagre de jerez
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta
  • Salsa alioli

Cómo hacer esta receta

  1. Vamos a empezar por el principio, precalentando el horno a 180ºC para que cuando lo necesitemos, ya esté caliente.
  2. Tomaremos el ingrediente principal, es decir, las patatas, y las lavaremos bien. Como esta receta nos propone cocinarlas con piel, con la ayuda de un cepillo pequeños, las frotaremos para eliminar cualquier resto de tierra.
  3. Una vez limpias, las vamos a secar y las cortaremos a gajos.
  4. Salpimentaremos al gusto y las rociaremos con un hilo de aceite.
  5. Tomando una fuente apta para el horno, colocaremos nuestras patatas cortadas y las acompañaremos de romero y un diente de ajo. De este modo, quedarán más sabrosas.
  6. Vamos a hornearlas por unos 45 minutos.
  7. Procura de darles la vuelta de vez en cuando para que se cocinen por todos los lados. Cuando queden unos 10 minutos, sube la temperatura del horno a 200ºC.
  8. Aprovechando que las patatas están en el horno, procederemos a hacer la salsa. Por ello, picaremos una guindilla (sin pepitas) de manera muy fina. Una vez esté cortada, la sofreiremos en una sartén con unas gotas de aceite por unos segundos junto con el pimentón.
  9. Iremos removiendo con cuidado de que la mezcla no se queme y añadiremos el vinagre. Acto seguido vamos a incorporar la salsa de tomate y cocinaremos por unos 7 minutos.
  10. Sacaremos las patatas del horno y, con las salsas en distintos recipientes (este paso es opcional), serviremos.
  11. Si queremos marcar la diferencia, podemos añadir nuestra especia favorita a las patatas: ya sea un poco de curry, un poco de ajo en polvo o, incluso, un poco de orégano.