Una las tareas principales de nuestro sistema inmunitario es protegernos de bacterias dañinas y otros agentes extraños que pueden hacernos enfermar. Y cada vez hay más investigaciones que confirman la importancia de los probióticos, puesto que contribuyen a ese esfuerzo defensivo de muchas maneras.

Pocos tratamientos han recibido tanta investigación en los últimos años como los probióticos. Se ha estudiado su aplicación en numerosos trastornos, como la colitis ulcerosa, la diarrea asociada a antibióticos, el estreñimiento, la erradicación de Helicobacter pylori o la prevención de infecciones, entre otros. Por ello, incluir alimentos probióticos en la dieta es una estupenda manera de cuidar la salud.

Un ejército de bacterias en tu intestino

Lo que la ciencia sabe actualmente es que el intestino constituye la parte más extensa y compleja del sistema inmunitario gracias a la flora microbiana o microbiota: tener una flora de bacterias probióticas bien poblada, dificulta la proliferación de otras bacterias dañinas que pueden habitar el intestino.

Además, esas bacterias probióticas pueden influir en la actividad de nuestras propias células inmunitarias, regulando la inflamación, actuando como barrera infranqueable, en la señalización de célula a célula y son responsables de la producción de sustancias que favorecen las condiciones adecuadas para su supervivencia y funcionalidad.

Los enemigos de tu microbiota

El problema que nos encontramos es que ese ejército microscópico (muy abundante en el intestino y también presente en la piel, las membranas mucosas y las lágrimas) se pierde notablemente al tomar antibióticos y otros fármacos.

También queda alterado negativamente si la alimentación es pobre en alimentos frescos, cuando se toman algunos edulcorantes artificiales, con un ritmo de vida estresante o al envejecer. Y puede ser más débil por genética o por dificultades emocionales.

Alimentos ricos en probióticos

Una forma de fomentar bacterias intestinales saludables es comer alimentos frescos como verduras y frutas, ricos en vitamina C y en fibras que sirven para que se nutran y proliferen, y también vitamina D, que producimos a partir de la exposición solar. E incluir en nuestra dieta alimentos probiótics como los que te destacamos a continuación. 

Pao cai

El pao cai, pao tsai o encurtido chino se elabora con con diferentes vegetales, como repollo, rábano, tallos de mostaza, pimientos, daikon, zanahorias y jengibre.

Para mejorar el sabor se puede agregar ajo, chile, cebolla y clavo durante el proceso de fermentación. En china, el pao cai forma parte de la cocina tradicional de la provincia de Sichuan, el norte y el oeste de China.

Una forma de pao cai, denominada suan cai, es propia del noreste de China y se come con arroz y guee (mantequilla clarificada) en el desayuno.

Suero de mantequilla (buttermilk)

El suero de mantequilla era tradicionalmente el líquido que quedaba después de batir la leche fermentada para hacer mantequilla. Actualmente la buttermilk se cultiva por separado inoculando la leche con Lactococcus lactis o Lactobacillus bulgaricus y Leuconostoc citrovorum.

Se puede beber tal cual o se puede usar para cocinar, por ejemplo, para hacer pan o marinados. Es una bebida común en muchos hogares árabes, indios y nepalíes. Es popular durante el Ramadán.

Kombucha

La kombucha es una bebida fermentada de té negro o verde. Se consume en muchas partes del mundo, especialmente en Asia.

Cualquiera puede hacer kombucha en casa. Solo se necesita el hongo o scoby y seguir un sencillo proceso, tal como se explica en este artículo: Kombucha: qué es, propiedades y una receta para hacerla en casa.

El resultado final es una bebida con sabor a vinagre, burbujas y un poquito de alcohol.

Algunos productos que se venden como kombucha no contienen bacterias porque han sido pasteurizados.

Natto

El nato son habas de soja fermentadas con Bacillus subtilis. Es un alimento básico en la cocinas japonesa y sule comerse con arroz en el desayuno.

Tiene un olor característico, una textura viscosa y un sabor fuerte.

Nutricionalmente, es rico en proteínas y vitamina K2, que es importante para la salud ósea y cardiovascular.

Kvas

Es una bebida fermentada, con un suave sabor dulce y ácido, común en las comunidades eslavas y bálticas de Europa desde la antigüedad. Tradicionalmente se elaboraba fermentando con lactobacilos la harina de centeno o cebada, pero actualmente se utilizan también frutas, remolacha, flores o zanahorias.

A veces se añade hierbabuena, miel o especias. El kvas no solo se utiliza como bebida, sino que también es la base de sopas frías tradicionales.

Vinagre sin pasteurizar

El vinagre de uva o manzana artesanal, sin pasteurizar, es un producto probiótico. No lo es el vinagre que se encuentra en los supermercados convencionales, que ha sido pasteurizado y, por tanto, se han eliminado los microorganismos vivos.

Con el vinagre de manzana sin pasteurizar se pueden aliñar ensaladas o se puede utilizar para elaborar encurtidos caseros probióticos.

El vinagre de manzana sin pasteurizar se puede reconocer porque contiene "la madre", que es visible. Es un conjunto de microorganismos que se acogen bajo el nombre Mycoderma aceti.