Tienes que hacer cualquier tarea, sin embargo, no consigues concentrarte porque hay un runrún en tu cabeza que no te deja en paz: un problema sin solucionar, una conversación pendiente, la lista de la compra, etc. Cualquier cosilla se puede quedar en la mente dando tumbos como si del centrifugado de una lavadora se tratase, impidiéndote disfrutar del presente o provocándote síntomas de ansiedad.
Entrar en bucle es un mal común y puede ser un problema cuando te desconecta de la realidad o te impide sentirte seguro y bien. Como dice la doctora Marian Rojas Estapé “El 90% de las cosas que nos preocupan no sucederán jamás.” Sería una lástima que no disfrutaras de ese viaje con la pareja, de la función de teatro de tu hijo, del café con la amiga o de cualquier otro plan maravilloso que te regala la vida por estar con el bucle mental a tres mil revoluciones.
Cómo identificar que estás en un bucle mental
Antes de nada, debemos identificar que hemos entrado en bucle. Algunos indicios de que tienes el bucle mental activado son:
- Sentir que el mismo pensamiento no deja de visitarte.
- Si el bucle mental te lo está ocasionando un problema por resolver, será normal que imagines escenarios cada vez más catastróficos.
- Sentirte angustiado, ansioso o muy cansado.
- Estar de malhumor sin motivo aparente.
- Notar picores en el cuerpo o no poder parar de moverte.
- Perder la concentración con mucha facilidad.
¡Es muy importante que NO te castigues por entrar en bucle! Piensa siempre que estás en el camino de aprender y ser cada día una persona más feliz. Lo haces lo mejor que puedes y esto es fantástico. La situación ya puede ser suficientemente desagradable como para encima mortificarte a ti mismo por ello.
4 pasos para salir del bucle mental
Una vez has identificado el bucle mental, puedes intentar averiguar cuál es el problema que te lo está provocando y hacer una meditación para soltar o dejar ir. De todas formas, vamos a ver un truco en cuatro pasos para revertir la situación.
- El primer paso es observar cómo te está haciendo sentir el bucle mental. Procura hacer el esfuerzo de identificar tus emociones: tristeza, rabia, pena, etc. Lo que estés sintiendo es totalmente válido; saber la emoción que sientes te ayudará a comprenderte y te aliviará.
- La respiración es un paso fundamental para salir de la mente y empezar a conectar con el cuerpo y el momento presente. No tengas prisa. Primero, siente cómo estás respirando y luego haz respiraciones profundas para aserenarte y encontrarte bien.
- Háblate a ti mismo. Practicar las afirmaciones positivas tiene muchísimos beneficios y ventajas porque estás reiniciando la mente y creando los pensamientos que sí queremos tener. Di en voz alta o murmurando alguna afirmación como “soy capaz de sentirme seguro en este espacio” o “puedo sentirme tranquilo”.
- Volver al cuerpo es crucial para salir de la mente. Puedes salir a correr, ponerte a bailar, dar un paseo o cualquier actividad física que te guste. También, si eres una persona que se siente más cómoda con las actividades artísticas, te podría ayudar pintar o escribir. Intenta prescindir del perfeccionismo. Si escoges practicar deporte, no tienes que hacer los ejercicios perfectos. Y si escoges una actividad artística, no tiene que ser perfecta. Permítete fluir y saldrás del bucle mental.
Otras claves para salir del bucle mental
Estas claves también pueden ser útiles para salir del bucle mental:
- En muchas ocasiones, el bucle mental es fruto de necesidad de descanso. Regálate unas horas contigo haciendo cualquier actividad que te guste: tomar un café, lectura, pasear por la naturaleza. También, aprovecha para acostarte pronto o echarte una siesta. Una vez hayas descansado, lo verás todo de otra manera.
- Conecta con la naturaleza, por ejemplo, andando descalzo. La idea de caminar descalzo es para que experimentes el grounding o toma de tierra. La práctica consiste en andar sin calzado para conectar con la energía de la naturaleza a través de los pies y sentirte más en el presente. Si vives cerca de la playa es muy recomendable que andes descalzo, sintiendo el agradable tacto de la arena en los pies.
- Si el pensamiento rumiante es fruto de una preocupación real, coge tu agenda y guárdate ya un espacio para ocuparte de ello. Verás que, con un plan de acción, la preocupación pasará a ser una ocupación y, después, cuando quede solucionado, ya te olvidarás para siempre y será una anécdota: “te acuerdas cuando…”
- Háblalo con alguien. En ocasiones lo mejor que podemos hacer es tener una conversación liberadora con alguien con quien sabes que no es necesario tener filtros.
Insisto en el punto más importante de todos: trátate con amor. Piensa que una mente en bucle o una mente rumiante no es más que un toque de atención y una oportunidad para atenderte a ti mismo, quererte y respetarte. Aplica estas ideas y verás que rápidamente te sentirás más conectado con el presente.