El cuello sostiene la cabeza y la vincula con el torso. Pero esta vinculación no es solo física. El cuello actúa como nexo entre la cabeza y el corazón, entre la lógica y las emociones.
Cuando tenemos dolor cervical conviene tener este nexo en cuenta. Podemos relajar los hombros y hacer ejercicios para aliviar el dolor flexibilizando la musculatura del cuello, pero también es importante ver qué más está pasando, si detrás de nuestro dolor, de las tensiones, existe un componente emocional.
En este vídeo te contamos cómo hacer un aceite aromático para las contracturas especialmente útil cuando el origen es nervioso:
Por qué se tensan las cervicales
El cuello es, en realidad, un paso: a través de él pasan conceptos, deseos, ideas e intenciones del cerebro para transformarse en acción práctica. Es un puente: todavía no es la acción en sí misma. Por él pasa también todo lo que da la vida: el aire, el agua, los alimentos, la circulación sanguínea y nerviosa. Es, por tanto, una parte esencial del cuerpo.
Por todo ello, y porque es un paso estrecho, es fácil que la energía quede restringida en esta zona, asegura el experto. Por eso aquí nos centramos en esta perspectiva, la que considera las tensiones cervicales como una expresión de desequilibrio psicoemocional.
Cuando los sentimientos entran en conflicto con la lógica, el resultado es el estrés. La diferencia entre lo que piensa el cerebro y los deseos del corazón pueden hacer sentirse impotente, atascado, confundido, incluso mareado o desequilibrado. Todo ello se puede ver reflejado en tensiones en el cuello.
Por otro lado, las cervicales tienen una gran movilidad, son una de las partes más flexibles del cuerpo. Y no deja de ser curioso ver cómo el pericardio (la membrana que protege el corazón) está conectado con la parte posterior del cuello. Seguramente habrás notado que, cuando reprimes emociones como el enfado o el miedo, lo primero que haces es tensar esta zona.
¿Un problema de cuello puede poner de manifiesto cómo nos encerramos en nuestra forma de ver e interpretar una situación, relación o conflicto? "Exactamente. Puede estar expresando nuestra inflexibilidad y nuestra incapacidad para adoptar o contemplar distintos puntos de vista, por ejemplo."
Pero podemos ir más al detalle y ver qué tipos de conflictos emocionales se esconden tras cada tipo de dolor cervicales, según apunta el experto. Por ejemplo:
- Dolor en las vértebras bajas. Las vértebras más bajas, por ejemplo la C4, C5, C6, pueden estar en relación con la glándula tiroides, y a través de ellas pueden afectar al lenguaje y a la voz, es decir, a lo que expreso y lo que recibo. Las tensiones en esta zona pueden reflejar situaciones en las que no me permito expresar mis opiniones o en las que escucho mensajes que me causan indignación e ira. Nos cuesta digerir lo que escuchamos...
- Tortícolis. Las tortícolis de repetición son un motivo frecuente de consulta. La tortícolis expresa un conflicto motor de contrariedad en la acción, situaciones en las que en parte deseamos girar la cabeza para ver a alguien, pero por otra nos lo prohibimos. Si la contracción muscular de la tortícolis nos impide hacer el gesto de negar con la cabeza, puede que tengamos deseo de decirle no a alguien o a algo, pero no nos lo permitamos. Por el contrario, si el dolor nos impide afirmar con la cabeza, puede que el problema sea que nos gustaría decir que sí y tampoco nos lo permitimos.
En España, la medicina psicosomática no está reconocida como especialidad médica, pero en otros países europeos es una especialidad más. Para Quim Vicent sería importante no perder de vista la importancia de este tipo de medicina, ya que tiene en cuenta las emociones, las considera y las analiza desde un enfoque terapéutico.
Ejercicio para relajar las cervicales
Según todo esto, sobran los motivos para tratar de relajar cuello, cervicales y hombros con estiramientos, meditación y la respiración. Solo observarnos y poner delante las emociones será de gran ayuda para que se transformen en otras energías y nuestro cuello se relaje.
Este ejercicio que propone está pensado para ayudar a relajar los hombros y liberar la tensión cervical, además de fomentar la autoobservación:
- Puedes ponerte de pie o sentarte en una silla o en el suelo.
- Con la espalda recta, lleva la mirada a la horizontal y separa los brazos de los costados, unos 30º. Las palmas miran hacia arriba para mantener los hombros en rotación externa y abrir bien el tórax.
- Inclina la cabeza a un lado y desplaza el brazo del lado contrario hacia abajo.
- Juega con la respiración: al inspirar mantén la posición, al espirar fuerza un poco más la inclinación del cuello a la vez que llevas el brazo contrario más hacia abajo. Disfruta del estiramiento.
- Repite hacia el otro lado, para hacer el ejercicio completo.