Hace décadas que la OMS hizo una importante recomendación a la población mundial acerca de la cantidad de ejercicio físico que se debería hacer para mantener un buen estado de salud. En concreto, aconsejaba realizar 150 minutos de actividad física moderada a la semana, o 75 minutos de actividad intensa. Ahora bien, para cumplir con este consejo existen infinidad de opciones, cada una con sus características específicas. Elegir una u otra (con acierto) dependerá de múltiples factores: la edad, el sexo, la actividad que hacemos cada día... 

En principio, podemos hablar de dos grandes grupos de actividad: el ejercicio aeróbico o de fuerza. Lo ideal, según la mayoría de expertos es llevar a cabo rutinas que combinen ambos tipos. Eso sí, en función de la edad, el sexo o las condiciones específicas de cada uno, conviene dar más importancia a los ejercicios aeróbicos como correr, nadar o jugar al tenis, por ejemplo; o a rutinas para tonificar, como los ejercicios de calistenia (ejercicios de fuerza con el peso corporal) o levantamiento de pesas. 

Evitar el impacto

Las caminatas son una de las opciones que mejor se ajustan a las condiciones de las personas a partir de los 50 años, especialmente, de las mujeres. Esto es así, ya que caminar es un ejercicio aeróbico sin impacto en las articulaciones. Algo que se ha de tener muy en cuenta en este grupo de edad, ya que la pérdida de masa muscular y ósea se acelera con la caída de estrógenos a partir de la menopausia. 

 La caminata del gorila, la caminata afgana, la caminata griega o la caminata Teabag, son solo algunas de las muchas opciones que tenemos a nuestra disposición bajo el paraguas de las caminatas más allaá de la marcha nórdica, la reina de las caminatas. Otra de las propuestas más recientes es la caminata hidroeléctrica. Se trata de método que combina el ejercicio aeróbico suave con los beneficios terapéuticos del agua. Ya sea en la piscina, en el mar, en ríos o en lagos. 

lo que define la caminata hidroeléctrica

Sencilla y efectiva, así es la caminata hidroeléctrica. Este ejercicio consiste básicamente en caminar en el agua a diferentes niveles de profundidad. Se trata de utilizar la resistencia del agua para aumentar la intensidad del ejercicio sin el impacto asociado a las actividades terrestres.

Caminando bajo el agua
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La densidad del agua se convierte en la resistencia natural que se encuentra nuestro cuerpo al caminar. Al intentar superarla, lo que se consigue es fortalecer los músculos y mejorar el sistema cardiovascular de forma significativa, con la ventaja añadida de que no se desgastan ni se dañan las articulaciones. Así, alargamos la "juventud" de los huesos y articulaciones, y al mismo tiempo, evitamos las posibles lesiones.

Lo mejor de la caminata hidroeléctica

La práctica regular de la caminata de moda es garantía de salud integral, ya que sus beneficios afectan a numerosos ámbitos de la salud de las personas. Desde la capacidad pulmonar a la tonificación muscular. A continuación, encontrarás los beneficios más interesantes de caminar en un medio acuático:

  • Tonifica los músculos. Prácticamente todos los grupos musculares salen fortalecidos, aunque los más tonificados son los de las piernas, glúteos, abdomen y brazos. 
  • Mejora de la capacidad cardiovascular. Al caminar contra la resistencia del agua, el corazón debe trabajar más fuerte para bombear sangre a través del cuerpo. Como consecuencia, el músculo cardíaco se hace más fuerte y mejora la circulación, lo que en última instancia mejora la salud cardiovascular.
  • Reduce el riesgo de lesiones. Sin duda, el punto fuerte de la caminata hidroeléctrica es el trabajo a bajo impacto debido a que se desarrolla en el medio acuático. Por esta razón, es especialmente interesante para aquellas personas que sufren artritis, osteoporosis, o se están recuperando de una lesión. 
  • Mejora el equilibrio. Al caminar en un medio inestable como es el agua, también estamos esforzándonos por mantenernos erguidos. Esto se traduce en un aumento de la estabilidad y el equilibrio. Como consecuencia, una vez en suelo firme, se reduce el riesgo de caídas y lesiones. 
  • Ayuda a adelgazar. Como actividad aeróbica, la caminata hidroeléctrica puede ayudar a quemar calorías de manera efectiva. Eso sí, debe realizarse durante una cantidad de tiempo mínima y con una intensidad también mínima.
  • Reduce el estrés. Además de los beneficios relacionados con la salud física, la caminata hidroeléctrica también incide en la salud mental, mejorándola. El ambiente acuático reduce los niveles de estrés, produce un efecto calmante y mejora el estado de ánimo. Esto se debe a la liberación de endorfinas, una de las hormonas responsables del bienestar emocional.
  • Apta para todo el mundo. Como todos los tipos de caminatas es una actividad perfecta para todas las personas, independientemente de su edad o sexo. Ahora bien, como toda actividad física, sería recomendable que antes de iniciarse en su práctica lo consultaras a un experto. 

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