En nuestra cultura, la bondad sugiere un sentimentalismo edulcorado, mientras que para otras culturas, como el budismo, es el resultado de una búsqueda de objetividad, casi una conclusión racional: no hay una separación radical entre cada uno y los demás, incluyendo animales y plantas.
Del budismo podemos extraer valiosas lecciones sobre cómo practicar la bondad y cómo contribuye a nuestra felicidad y la de los demás. De hecho, aunque la meditaciónes la práctica más conocida del budismo, también existen los paramitas, las cualidades que deben cultivarse para purificar el karma y quitar obstáculos en el camino hacia el despertar espiritual.
Esas cualidades son diez y la bondad es una, junto con otras muy relacionadas con ella. En concreto son: generosidad, honestidad, renuncia, sabiduría, esfuerzo, paciencia, sinceridad, determinación, bondad y serenidad. Veamos qué es la verdadera bondad, por qué podríamos casi decir que es una necesidad básica y cómo cultivarla en nuestro día a día.
Practicar la bondad: un camino que ayuda a crecer
El principe Siddharta, heredero de un pequeño reino al pie del Himalaya, abandonó hace 26 siglos una vida de placeres para encontrar solución al sufrimiento humano. Tras muchas vicisitudes alcanzó la iluminación que daba respuesta a su búsqueda.
El dharma que predicó se extendió por todo Oriente, y solo más recientemente llegó a nuestra cultura occidental. Su ductilidad le ha permitido adaptarse a las tradiciones espirituales propias de cada país y ha dado lugar a cierta complejidad filosófica y sobre las prácticas aconsejadas.
Sin embargo, cuando se le preguntó al propio Buda acerca de la esencia de su mensaje, respondió: "Hacer el bien, evitar el mal y purificar el corazón". Para conseguirlo, se proponen tres disciplinas fundamentales: comportamiento adecuado (shila), meditación (samadhi) y conocimiento (prajna).
La bondad o querer el bien de los demás
La bondad (o metta en el budismo) es también amabilidad, benevolencia. Consiste en tratar adecuadamente a los demás, así como en querer su bien material y, sobre todo, espiritual.
"Que todos los seres sean felices" es una de las principales máximas del budismo. Se trata de ponerse en el lugar del otro, ocupándose de sus necesidades y aceptando que tenga ideas diferentes a las nuestras. También supone tratar a todos con delicadeza.
Por otra parte, la bondad debe ser sincera. No se trata de aparentar ser caritativos, sino de sentirlo desde el corazón.
Bondad significa también fortaleza
Otra incomprensión es asociar bondad con debilidad, en comparación con la fuerza y el poder aparentes de los malvados. Sin embargo, la actitud bondadosa tiene una fuerza inherente capaz de transformar las cosas.
Unida a la inteligencia y la determinación, la bondad es la característica de los personajes que han marcado para bien la historia, como Nelson Mandela.
Dentro del budismo tibetano, las cualidades espirituales pueden sintetizarse en sabiduría y compasión. Ambas necesarias, al igual que un pájaro precisa de las dos alas para volar. Conviene, pues, que amor y conocimiento vayan unidos.
La mera bondad, sin una visión acertada, puede ser incluso nociva. Como sucede si alimentamos solo con dulces a nuestros hijos atendiendo a sus deseos. Instarles a comer otros alimentos es una muestra de bondad, aunque los hijos puedan no verlo así.
En realidad, a todos nos gusta hacer el bien, aunque generalmente nos es más fácil practicarlo si se trata de familiares y amigos. Ese deseo pone de manifiesto que se trata de una tendencia natural inscrita en nuestro ser.
Pero a menudo desatendemos esa llamada sumidos en nuestros miedos y preocupaciones.
Dejar que se manifieste supone reconciliarnos con la vida. Pues como afirmaba Francisco de Asís, "dando se recibe y perdonando se es perdonado".
MeditaR sobre la bondad
La manera más simple y eficaz de meditar en la bondad (lo que en budismo se conoce como meditación metta) es alegrarse del bien ajeno en vez de sentir envidia, compartir la alegría de los niños o la de que a tu expareja le vaya bien...
Otra forma es visualizar una luz dorada que envuelve a determinada persona, dándole protección y suerte.
Empieza practicando contigo mismo y luego con familiares y amigos, especialmente con quienes necesiten más ayuda.
Si te gusta ir más allá, prueba con quienes no simpatizas o incluso tienes algún enfrentamiento. No sería extraño que mejorara vuestra relación.