Muchas personas que oyen por primera vez hablar sobre las personas altamente sensibles (PAS) creen que altamente sensibles son todas aquellas personas que se toman todo demasiado a pecho, que son emocionalmente inestables y que no son resilientes.
El verdadero origen del término Personas Altamente sensibles (PAS) está relacionado con la sensibilidad, así como con una percepción más sutil. Las personas altamente sensibles se sienten “diferentes” desde que son pequeñas y dentro de una minoría. La alta sensibilidad es un sinónimo de la hipersensibilidad y describe una capacidad de percepción distinta, lo que supone una cualidad de las personas diferente, no es ninguna enfermedad.
¿Sabes cómo funciona el cerebro de una persona PAS? Descúbrelo en el siguiente vídeo.
Sigue existiendo mucha confusión sobre la alta sensibilidad. Es muy complicado definirla. Se trata de un fenómeno muy complejo.
Cuando la gente me pregunta por mi alta sensibilidad, suelo encontrarme con una gran cantidad de presunciones que, la mayoría de las veces, no son ciertas. Hasta hace pocos años, ni siquiera yo misma tenía una definición para lo que me sucedía. Simplemente, era diferente a los demás y a menudo me sentía incomprendida y como si no me apreciasen de forma adecuada. Cuando tomé conciencia de que era altamente sensible, me invadió una enorme tranquilidad y una nueva sensación de autoconocimiento.
Tuve claro que no me pasaba nada malo y que pertenecía a un grupo de la población que ronda entre el 15% y el 20%. ¡No era la única persona en el mundo que se sentía de aquella manera! Esta liberación me permitió verme a mí misma con libertad y de esta forma me embarqué en un viaje de investigación: quería saber más acerca del fenómeno de la alta sensibilidad.
¿Y si tú eres una persona altamente sensible?
La sensibilidad se manifiesta en una percepción mayor a través de los sentidos: vista, oído, olfato, gusto, tacto, así como el sentido del movimiento. Estas son algunas de las características que describen a las personas altamente sensibles:
Buena vista para los detalles. Las personas altamente sensibles tienen una percepción aumentada de los detalles. Esto puede afectar tanto a cifras y datos, como a colores y formas, y en ámbitos como el diseño gráfico, la moda, el interiorismo y la arquitectura, entre otros muchos.
Una gran empatía. En el ámbito de la convivencia con los demás se ha demostrado que las personas altamente sensibles son empáticas y oyentes comprensivos. Las conversaciones profundas son muy importantes para ellas.
Rechazan las charlas banales, ya que prefieren atender a temas más trascendentales.
Minuciosidad y perfeccionismo. Este perfeccionismo es reconocible en muchos de los grandes artistas, científicos y otras personas destacadas. Tiene que ver con la búsqueda de la armonía y la perfección conforme a la belleza y la exactitud. Esta búsqueda, en parte, hace que las PAS necesiten más tiempo para llevar a cabo sus tareas. Una gran parte de las PAS se consideran muy meticulosas. Por lo general, se toman la responsabilidad muy en serio y tratan de dar siempre lo mejor de sí y no cometer errores. Por otro lado, se les suele dar bien detectar los errores en su ámbito. Según el canal de percepción, esto puede observarse en la ortografía, en la noción de un instrumento musical, pero también en situaciones más complejas como, por ejemplo, las estructuras sociales de una empresa.
Sensibilidad a ruidos, luz, olores... Dado que en las personas altamente sensibles los procesos de percepción se desarrollan de una forma más delicada y precisa, estas reaccionan de una forma más sensible a los estímulos externos, como el ruido, la temperatura, los olores, los sonidos, los sabores, los colores, la luz o el contacto. Esto presenta ventajas y desventajas, como bien saben todos los afectados. Por ejemplo, puede observarse cuando salen de compras y se meten en calles o comercios abarrotados de gente. La tendencia a la sobreestimulación lleva a las PAS a una acusada necesidad de tranquilidad, retiro y regeneración que puede llegar a irritar a los demás.
Las PAS perciben matices sutiles en los distintos campos.
Propensión a sufrir estrés. Debido a la mayor frecuencia con la que se produce la sobreestimulación del sistema nervioso vegetativo de las personas altamente sensibles, estas se encuentran la mayor parte del tiempo en un estado de sobreexcitación. Si el sistema nervioso permanece demasiado tiempo en estado de alarma, esto puede provocar a largo plazo enfermedades como el síndrome de burnout.
sensibilidad al dolor. En distintas entrevistas con personas altamente sensibles, la mayoría de estas suelen relatar que tienen una elevada sensibilidad al dolor.
Sobrerreacción a los estimulantes. Las sustancias estimulantes –como el café o el alcohol–, o que pueden estar en medicamentos y alimentos, provocan malestar en muchas PAS. Por ello, la dosificación de los medicamentos para las personas altamente sensibles es un tema delicado. El café o el té negro pueden llevar a un estado de euforia que enseguida puede desembocar en una especie de agotamiento debido a la sobreexcitación. Se ha visto que suelen reaccionar a los más pequeños impulsos y, por eso, los métodos suaves de la naturoterapia y de la medicina energética suelen dar buenos resultados en ellos.
Les afecta el hambre y el cansancio. Para la mayoría de las personas altamente sensibles el hambre es un problema. El nivel bajo de azúcar les provoca un malestar que suele venir acompañado de problemas de concentración y de rendimiento.
Su umbral de tolerancia a la falta de sueño es también muy bajo.
Necesidad de armonía. Los conflictos y las peleas suponen un horror para estas personas. Por eso, ante las discusiones suelen retirarse o ceder antes. En familia y situaciones en equipo ayudan a limar las asperezas.
Les influye el estado de ánimo ajeno. Los sentimientos de los demás suelen influir de forma muy considerable en las personas altamente sensibles ya que, en parte, se empapan de todas esas emociones. Registran en sí mismos los impulsos y cambios de humor más sutiles que se producen en su entorno.
Intuición. Muchas personas altamente sensibles experimentan en determinadas situaciones una fuerte intuición o telepatía.
Sentido de la justicia. Las PAS tienen un elevado sentido de la justicia y les gusta trabajar por los más desfavorecidos. Por eso muchas personas altamente sensibles están involucradas profesional o voluntariamente en proyectos sociales. Sufren muchísimo bajo la injusticia cuando esta se da, ya sea en el entorno laboral o personal.
Búsqueda del significado. Las personas altamente sensibles tienden a procesar las experiencias más profundamente. Por ejemplo, suelen darle más vueltas a los acontecimientos, tratan de hallar su significado, buscan conexiones y una comprensión más profunda del mundo.
Marcados por la naturaleza y el arte. Más del 90% de las personas altamente sensibles se sienten muy conmovidas al observar la naturaleza, escuchar música, ver películas, pintar...
Superdotación. Procesan la información de forma más sutil, diferenciada y precisa. Tienen capacidad para pensar, analizar los problemas y hallar soluciones más rápido, y mayor voluntad de innovación. Por eso, muchas personas altamente sensibles son superdotadas en uno o más campos. En muchos casos sucede que las personas altamente sensibles no son para nada conscientes del gran talento que poseen ya que desde pequeños su entorno nunca las ha considerado superdotadas.
Indecisión. Las personas altamente sensibles con personalidad scanner tienen muchos intereses y capacidades. Se aburren enseguida cuando se concentran durante cierto tiempo en un solo tema. Atraviesan fases en las que les cuesta elegir qué camino tomar.
Suelen oír cómo su entorno les dice que deberían “concentrarse en una cosa”.
Apego. Las PAS se suelen sentir muy unidas a sus amigos, familiares y compañeros, así como con la naturaleza y la Tierra. La mayoría de ellas son “almas leales” que cuidan constantemente de las personas y seres vivos de su entorno (o fuera de él).