La albahaca es una excelente planta aromática cuya historia culinaria es antiquísima, más que la mayoría de las otras hierbas. De su importancia entre ellas nos habla su nombre griego basilikon, que significa realo regio.
Parece ser que llegó a Europa procedente de India, donde una variedad se utiliza todavía hoy en ritos y ceremonias religiosas. A través del Oriente Medio, fueron los egipcios quienes traspasaron su conocimiento a árabes, griegos y rumanos.
La albahaca es una planta anual que alcanza una altura máxima de medio metro. Sus hojas son de color verde claro sedoso, y las pequeñas flores blancas surgen en espigas floridas. Se cultiva y crece en los climas cálidos.
En este vídeo te contamos cómo plantar y cuidar una planta de albahaca en casa:
Cómo utilizar la Albahaca en tus recetas
La fragancia de la albahaca fresca es fuerte y dulce, penetrante, inconfundible. Se disfruta con intensidad mezclada con ajo picado y aceite de oliva, que potencian su aroma.
Es fundamental en la cocina italiana, y la base del inigualable pesto genovés, hermano del “pistou” de Provenza, que se elabora con albahaca, ajo, piñones, aceite y queso rallado.
En la cocina se utilizan las hojas que se arrancan de la mata, con los dedos, con cuidado de no desperdiciar sus aceites esenciales, como sucedería si las cortáramos. Estas son algunas de las formas en que puedes utilizarla:
- La mejor forma de utilizarla es en crudo, y por eso es excelente en las ensaladas, o se añade a los platos al final, ya que si se guisa el sabor cambia y se incrementa, perdiendo finura.
- Combina a la perfección con el tomate, pero también se utiliza para realzar platos de pasta, arroz, guisos de setas, verduras como berenjenas y pimientos, legumbres, huevos, quesos tiernos...
- En ocasiones se usa combinada con otras hierbas, como el perejil, el orégano, el romero, la salvia y la ajedrea.
- Se puede añadir también a los zumos vegetales y a las compotas de frutas. En las sopas de verduras se echa bien picada justo antes de servir, y también se puede añadir a las tortillas.
- Como potenciadora del sabor, contribuye al ahorro de sal en la cocina dietética.
Cómo hacer aceite de albahaca
Los aceites vegetales son un vehículo excelente para atrapar sabores y aromas de la albahaca. Hacer aceite de albahaca es una forma excelente de conservarla fresca y, además, sirve para obtener un aceite de aliñar con un exquisito aroma. Más abajo te contamos cómo conservar la albahaca seca, pero en fresco esta es la mejor opción.
Para hacer tu aceite de albahaca:
- Coge un ramito de albahaca, lávalo y sécalo bien, cháfalo un poco para liberar mejor sus aceites esenciales.
- Colócalo en un frasco limpio, con cierre hermético, y se cubre de aceite de oliva virgen extra, de primera presión en frío.
- Cierra bien y deja reposar en maceración aproximadamente 20 días, y después ya puede comenzar a utilizarse.
Puedes dejar el aceite como está o colar las plantas, y dejar sólo unas hojitas de referencia, si no queremos que su aroma se continúe intensificando.
La receta puede hacerse con albahaca sola, o combinándola con ajo, piel de limón, u otras hierbas como orégano y perejil.
Le sienta de maravilla a ensaladas de todo tipo, pero aquí te mostramos una ensalada veraniega para que puedas comprobar cómo realza los sabores:
Receta con aceite de albahaca: ensalada sefardí de verano
Esta ensalada es un plato ideal donde utilizar tu aceite de albahaca.
Ingredientes:
- 1 cebolla roja pequeña, pelada y picada
- 1 pepino pelado
- 1 pimiento amarillo sin pepitas
- 1 pimiento verde sin pepitas
- 3 tomates de pulpa gruesa, pelados
- 4 rábanos
- 1 lechuga romana
- 2 cucharadas de albahaca fresca, picada
- 1 cucharadas de perejil fresco picado
- 1 diente de ajo, pelado
- 1 cucharadita de sal marina
- vasito de aceite de oliva virgen extra
- pimienta recién molida
- el zumo de 1 limón
Preparación:
- Corta todas las verduras muy menudas. En una fuente coloca primero la cebolla bien picada, y a continuación el pepino, los pimientos, los tomates y los rábanos.
- Corta también la lechuga en tajos pequeños y mezcla con las otras hortalizas.
- Pica el ajo y la sal en el mortero y luego ponlos en un frasco de vidrio con tapa ajustable. Incorpora la albahaca y el perejil, ambos picados muy finos.
- Pon el zumo de limón y el aceite, y sacude bien antes de echarlo sobre la ensalada y mezclarlo con todos los ingredientes.
- En el último momento puedes moler un poco de pimienta por encima.
Cómo conservar la albahaca que no utilices
Lo ideal es tener una maceta en la cocina o la terraza durante toda la temporada, para poder usarla recién recolectada. Si esto no es posible, se conservará durante unos pocos días en la nevera, metida en una bolsa de plástico.
Otra forma eficaz de conservar las hojas frescas es colocarlas en un recipiente seco, con una pizca de sal y cubrirlas con buen aceite de oliva de primera presión. Cuando veamos que la planta quiere iniciar la floración podemos cortarla y colgarla hacia abajo para secarla. El sabor de la planta seca es completamente distinto, y recuerda al curry.
Qué Propiedades tiene la albahaca para la salud
La albahaca no tiene sólo una vertiente culinaria, sino que también se puede hacer de ella un uso terapéutico, aunque muchas veces ambas funciones quedan entremezcladas.
Esta planta estimula el apetito y favorece las digestiones y la acción del hígado. Es un buen condimento digestivo para las comidas grasas, como ya conocían los romanos, que la usaban contra las flatulencias, al igual que su prima de la familia de las labiadas, la menta.
Para su uso terapéutico se utilizan las sumidades florales en infusión para la tos, las dolencias renales, la inflamación de las vías urinarias. Es ligeramente sedante y actúa contra la intranquilidad y el insomnio. También se emplea para favorecer la secreción láctea en las mujeres que crían.
Por vía externa, gracias a sus propiedades antibacterianas, se usa como apósito en heridas mal cicatrizadas y para aliviar las picaduras. Se utiliza como repelente de insectos y es ideal para añadir al agua del baño, que proporciona una sensación relajante.
Cómo cultivar tu propia albahaca
La albahaca es fácil de cultivar en casa, ya sea en macetas o jardineras, que adornarán y perfumarán. Es la manera más práctica de tener siempre albahaca disponible para utilizarla en tus recetas o elaborar tu aceite de albahaca.
Debe estar en un lugar templado y aireado, pero sin corrientes de aire, con un sol moderado. La mejor orientación es la de sur o sur oeste.
Se puede reproducir a partir de semillas o de plantero, en una tierra ligera, con un buen drenaje para evitar que el agua se estanque y las raíces se pudran, y rica en sustancias nutritivas. De riego, el necesario, pero no excesivo.
No soporta las heladas, por lo que no puede sembrarse en el exterior antes de marzo o abril.
Si nos interesa por sus hojas, es conveniente podar los brotes superiores de la planta, de esta manera, no florece, crece en forma de mata y toda su energía se deriva a las hojas.
Hay más de 150 tipos de albahacas. Antiguamente distinguían entre la albahaca común, la limoncela, con aroma alimonado, la que huele a hinojo, la gruesa, la que llamaban romana, la blanca, de un verde muy claro, la morena, cuya flor es morada, y la menuda, de pequeñas hojas. En la actualidad, distinguimos sobre todo dos tipos, la de hoja grande Ocimun basilicum,y la de hoja pequeña Ocimun minimum, con hojitas de uno o dos centímetros y aroma más suave y delicado.
Más exóticas son la albahaca rizada púrpura, de tonos violeta, con hojas arrugadas y de bordes dentados, que resulta muy vistosa como guarnición, o la albahaca opalina oscura, también con hojas dentadas, cuyo sabor es algo más picante, como de jengibre.