Todos podemos arrepentirnos de algunas situaciones del pasado, si echamos la vista atrás. Estos remordimientos, sin embargo, pueden servirnos para edificar un futuro más brillante y prometedor. Como se suele decir, no es posible hacer una tortilla sin romper algunos huevos.
Pero ¿qué sucede cuánto ya no hay un futuro al que mirar? Shoshana Ungerleider, doctora especialista en medicina interna, ha estado en el lecho de muerte de muchos de sus pacientes. Y ha escuchado de sus bocas múltiples arrepentimientos. Según ella, hay cinco que se repiten con frecuencia. Quizá puedas aprender algo de ellos, si les prestas atención.
Personas a las que amas
El primer arrepentimiento que nos presente Ungerleider es no haber pasado suficiente tiempo con las personas a las que amamos. Es duro pensarlo, pero llegará un día en el que nuestro tiempo en este mundo finalice. Y puede ser en cualquier momento. Nadie, por más que se cuide y se proteja, tiene garantizado un mañana.
Precisamente por eso tenemos que vivir con consciencia, sin dejar para mañana lo realmente importante. Como disfrutar de las personas a las que queremos y dedicarles tiempo de calidad.
Uno de los estudios más ambiciosos que se han realizado sobre felicidad, de la mano de los profesionales de Harvard, reveló que el factor más influyente en nuestra satisfacción personal y vital se encuentra en los lazos que compartimos. O lo que es lo mismo. No se trata de tu éxito profesional, de tus bienes materiales o cualquier otro indicativo de fortuna, sino de con quien compartes todo esto.
El trabajo y la vida
A este primer arrepentimiento le sigue otro con el que muchos podríamos sentirnos identificados. Se trata de haber trabajado demasiado, perdiendo oportunidades de la vida por el camino.
En determinados momentos de la vida, priorizar el trabajo puede parecer un mal necesario. Todos tenemos proyectos, sueños e ideas, que queremos ver realizadas. Y para hacerlo, tenemos que trabajar.
Sin embargo, cuando dejas que el trabajo se entrometa entre las experiencias vitales que te corresponde vivir en el momento presente, estás poniéndole más peso al mañana que al ahora. Y esta es una fórmula segura para el arrepentimiento.
No permitas que luchar por un futuro mejor haga que pierdas todo lo maravillo que hay en tu presente. Como dice Mario Alonso Puig, experto en crecimiento personal, “cuando una persona quiere tener un buen futuro, lo primero que debe hacer es buscar un gran presente”.
La parálisis del miedo
Lanzarnos a por ello que nos apasiona, decirle a esa persona lo que sientes, tomar una decisión arriesgada. Todo esto, que forma parte de la vida y es la esencia de la felicidad en sí misma, hace aparecer el miedo. Para nuestra mente, es mucho más seguro permanecer en la zona de confort, en los márgenes de lo conocido, incluso si eso nos hace daño o nos aleja de lo que amamos, de lo que nos hace feliz.
Por eso, no es de extrañar que el tercer arrepentimiento que más veces ha escuchado Ungerleider sea “dejé que el miedo controlara mis decisiones y no asumí riesgos”.
Nada en esta vida está garantizado. No existe la seguridad absoluta, y hasta la más segura y cabal de las decisiones conlleva riesgos. Así que cuando creas que el miedo te va a alejar de aquello que realmente te apasiona, arriésgate. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Valentía ante la incertidumbre
Un principio similar al del punto anterior rige sobre el cuarto de los arrepentimientos: “Ojalá hubiera sido más valienteante la incertidumbre o la oportunidad.” Por más que nos duele aceptarlo, la vida es, en sí misma, incertidumbre.
No puedes controlar lo externo. No puedes cambiar la dirección del viento, pero puedes ajustar tus velas para que siempre te lleven a dónde quieras llegar, como decía el célebre actor James Dean.
Y es que, en la vida, nadie va a regalarte nada. Jamás encontrarás el momento perfecto, los riesgos no desaparecerán ni verás las cosas más claras. El ya citado Alonso Puig lo explicaba a la perfección con una simple metáfora: el pájaro que se posa sobre una rama no tiene miedo de que esta se rompa. Porque su confianza no está en la rama, sino en sus alas.
Antes de que se te acabe el tiempo en esta vida, confía en tus alas. En tus habilidades y capacidades. En tu resiliencia. En que saldrás adelante, pase lo que pase. Y deja de buscar la rama perfecta sobre la que posarte, porque no existe.
Perder el contacto con el presente
Para acabar, los arrepentidos a los que ha escuchado Ungerleider durante su larga carrera han coincidido al expresar que se concentraron demasiado en el futuro, perdiendo el contacto con el presente.
Este arrepentimiento resume bien lo que ya veníamos explicando en los párrafos anteriores. La doctora especialista en medicina interna recomienda a todos, independientemente de la edad, que reflexionen sobre la mortalidad. “Recuerda que tu tiempo es limitado e impredecible, y hazte de forma periódica estas preguntas: ¿Cómo quiero usar mi tiempo? ¿Qué es lo que más importa en la vida?”
Como médica, recomienda “llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio con regularidad y evitar cosas como fumar y las actividades de alto riesgo. Reflexionar sobre la mortalidad debería estar también en la lista”. Y añade que esta reflexión “nos permite vivir mejor cada día, con más sentido y propósito en nuestras vidas”.