Sentirse una persona realizada es uno de los grandes anhelos del ser humano. Es esa sensación de plenitud, de satisfacción, que surge solo cuando vivimos con coherencia con nuestros valores, perseguimos nuestras pasiones y logramos metas que dan sentido a nuestra existencia. ¿Lo has sentido alguna vez?

Si no has tenido la experiencia, tranquila. Para sentirte realizada no es necesario alcanzar grandes logros, sino de encontrar propósito y significado en las acciones cotidianas. Y para ello, desde la psicología, se han identificado algunos hábitos que pueden ayudarnos a cultivar esa sensación de realización personal. Son hábitos, no fórmulas mágicas, pero poco a poco pueden ayudarnos a fortalecer nuestra autoconciencia, mejoran nuestras relaciones y nos impulsan a crecer. A lo largo, estos pequeños esfuerzos harán que tu vida cobre sentido y llegue, al fin, esa sensación de plenitud que te hace identificarte como una persona realizada.

Visualiza lo que quieres

Parece magia, pero no lo es. La ciencia ha demostrado que la visualización es una herramienta muy eficaz para llevar una vida plena. Este hábito, que consiste en imaginar con claridad aquello que deseas lograr en la vida, tanto a nivel personal como personal, te ayuda a definir un rumbo y a conectar con la motivación necesaria para alcanzar tus objetivos. Es el primer paso para convertir sueños en planes concretos.

Según la Teoría de la Motivación de Expectativa, tener una visión clara de lo que se quiere aumenta la probabilidad de actuar para conseguirlo. Como ha explicado en repetidas ocasiones la psiquiatra Marian Rojas Estapé, esto sucede, en parte, porque se activa el sistema reticular activador ascendente, actuando como filtro para que nos centremos en aquellas oportunidades que existen en nuestro entorno y que pueden acercarnos a lo que deseamos.

Define tus valores

Identificar los principios que guían tus decisiones y comportamiento, saber qué valores son importantes para ti, te permitirá vivir de forma más coherente y auténtica, alineando tus acciones con lo que realmente te importa.

Los valores son el núcleo de la identidad personal, y actúa como una brújula para tomar decisiones. Cuando las metas que nos proponemos se alienan con estos valores, la motivación se vuelve algo intrínseco, lo que mejora la persistencia y la sensación de satisfacción personal.

Cultiva vínculos significativos

Aquí hay mucho que decir. Para empezar, que la ciencia ha demostrado, por medio de investigaciones como el ambicioso Estudio del Desarrollo Adulto de la Universidad de Harvard, que las relaciones personales son el mayor indicador de felicidad del mundo moderno. Esto se puede deber a muchas razones. La Teoría del Apego, por ejemplo, sugiere que las relaciones saludables reducen el estrés, fortalecen la autoestima y facilitan la resiliencia. Además, la conexión social es una necesidad básica de todos los seres humanos.

El resumen es que estar con aquellas personas que te hacen sentir bien contigo misma, con los que compartes vínculos significativos, te hace irremediablemente una persona más feliz. Así que cuida bien esas relaciones.

Sé proactiva

La proactividad implica tomar la iniciativa en tu vida, anticiparte a problemas, actuar para crear las circunstancias que deseas. Dejar de esperar a que suceda un milagro y convertirte en agente de tu propio cambio, asumir la responsabilidad de tus decisiones y acciones. Nada puede cambiarte tanto la vida.

Porque la proactividad implica tomar el control, y eso fortalece la sensación de autoeficacia (la creencia de que podemos influir en los resultados), algo clave para el bienestar y la realización personal.

Abraza la pasión y la creatividad

Explorar tu creatividad y conectar con aquello que te apasiona puede ser transformador. Al combinar imaginación y entusiasmo conseguirás que cada desafío se convierta en un maravillo estímulo, y conseguirás disfrutar de cada proceso en tu vida, sin perder la motivación.

Muchos estudios relacionan la creatividad con la capacidad de desarrollar nuevas ideas (lo que nos conecta con la proactividad) y encontrar soluciones. La pasión, por su parte, es esencial para entrar en lo que conocemos como “estado de flujo” o flow, que es aquello que sentimos cuando estamos inmersos y satisfechos al realizar una actividad significativa.

Equilibra lo personal y lo laboral

Buscar el equilibrio entre el trabajo y lo personal es clave para sentirte realizada. ¡No todo puede ser productividad! Es importante que aprendas a gestionar tu tiempo de forma que puedas atender tanto tus responsabilidades laborales como tus necesidades personales. Establecer límites y priorizar el bienestar en ambas áreas es clave para evitar el estrés y vivir con mayor plenitud. Porque si estás intoxicada de cortisol y estrés, no te puedes sentir realizada.

Da las gracias

La gratitud es una de las herramientas más poderosas que tenemos a nuestro alcance para vivir mejor. Reconocer y valorar las cosas buenas que hay en tu vida, desde las más pequeñas hasta las más significativas, hace que tu mente se enfoque en lo positivo. Y esto, favorece un mayor bienestar emocional y una actitud más optimista.

Convierte el fracaso en aprendizaje

Para aprender del fracaso, primero debemos aceptarlo como parte de la vida. Y eso implica reconocer que equivocarse no tiene nada de malo. Lejos de ser un obstáculo, cada error nos ofrece la oportunidad de reflexionar, mejorar y crecer. Cambiar esta perspectiva sobre el fracaso es clave para fortalecer la resiliencia.

Aprende un poco cada día

Aunque nos cueste creerlo, la capacidad para aprender no se acaba ni en la infancia ni en la juventud. ¡Nunca es tarde para aprender! Si mantenemos despierta la curiosidad y el deseo de aprender, conseguiremos mantener la mente estimulada y abierta a nuevas oportunidades de crecimiento, tanto personales como profesionales.

El aprendizaje continuo, nos dice la psicología, mantiene activo el cerebro y promueve la plasticidad cerebral. Además, la sensación de progreso y desarrollo personal están inevitablemente vinculadas a una mayor sensación de satisfacción vital. Así lo aseguran grandes expertos, como el filósofo José Antonio Marina.

Cuida de tu cuerpo y tu mente

Para sentirnos realizados es esencial que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente se encuentren en un buen estado de salud. Para ello debemos garantizarnos una buena alimentación, ejercicio regular y momentos de descanso, como mínimo. Cuidar de tu cuerpo y tu mente es fundamental para tener la energía y la claridad necesarias para alcanzar tus metas y sentirte realizada.

Además, este tipo de prácticas están asociadas a la liberación de hormonas como la serotonina o la dopamina, que influyen de forma positiva en el estado de ánimo. Por eso, la psicología positiva destaca que el autocuidado es clave para la felicidad.

Practica la resiliencia

Si hay un hábito fundamental, por encima de cualquier otro, para conseguir sentirnos realizadas, es desarrollar la capacidad de adaptarnos y salir fortalecidos de las adversidades. Y esto significa dejar de huir de la incomodidad, dejar de evitar los problemas, y aprender a enfrentarlos con una actitud constructiva, confiando en nuestra capacidad para superarlo.

Al desarrollar la resiliencia, fortaleceremos también recursos internos como la autoestima, el optimismo y el afrontamiento positivo

Vive el presente

Para acabar, la psicología nos dice que nada puede hacernos sentir más realizados que vivir el presente. Es decir, disfrutar del aquí y el ahora, sin quedar atrapado en preocupaciones del pasado o expectativas del futuro.

En este sentido, practicar técnicas de mindfulness puede ayudarnos a reducir esa ansiedad o rumiación, mejorando nuestra capacidad de disfrutar del momento y aceptar las experiencias tal como son. Y esto se traduce en una mayor calma y bienestar emocional, así como en esa sensación de realización que buscamos alcanzar con estos hábitos.

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