Junto con su mujer, Barbara, es autor del libro Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas (Amat Editorial), del que se han vendido once millones de ejemplares en todo el mundo.
En su libro, Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor (Amat), él y su mujer argumentan de forma amena pero científica el porqué de las diferencias en esta cuestión clave. Allan y Barbara Pease tratan sin tapujos todo tipo de cuestiones relacionadas con la vida en pareja.
Su obra, no exenta de polémica por la importancia que otorgan a lo predeterminado por la biología frente a las influencias culturales y sociales, ha disparado las críticas feministas a sus teorías.
Entrevista con Allan Pease
Afirma que el instinto de reproducción es la base del impulso sexual humano. ¿Sigue vigente esta afirmación en el siglo XXI?
Sí. El principal objetivo que incita al hombre a buscar relaciones sexuales es tener descendencia. Los seres humanos solo producimos un niño al año, por lo que técnicamente somos una especie en peligro. Así, el hombre ha buscado el mayor número posible de mujeres para engendrar hijos. Este sistema ha funcionado bastante bien en los últimos miles de años, pero hoy, en nuestra sociedad políticamente correcta, nos daría muchísimos problemas.
Usted también destaca el papel de la testosterona, la hormona masculina, en este impulso...
Porque es fundamental. Hay factores externos, obviamente, pero está comprobado que a más testosterona, más deseo sexual. ¡Y el deseo sexual de los hombres es hasta veinte veces mayor que el de las mujeres!
¿Por eso hay conflictos? ¿Porque las mujeres han evolucionado con un instinto sexual menos intenso que el de los hombres?
En términos evolutivos, hay una razón que explica por qué las mujeres pueden prescindir de las relaciones sexuales sin tantos problemas: su deseo sexual más bajo hace que no se lancen al primer hombre que ven, les permite escoger al padre de sus hijos que creen más adecuado.
¿Y cuál es el tipo de hombre que buscan las mujeres?
La mujer del siglo XXI desea lo mismo que sus antepasadas: buenas dotes de caza y recursos que las protejan y alimenten. Un estudio del año 2008 de la Universidad de Newcastle descubrió que las mujeres tienen más orgasmos con hombres de más recursos. Cuanto más rico es el hombre, mejor les va.
Se desmonta así la promesa de mantenerse juntos pese a las dificultades económicas, ¿no cree?
Con un hombre con recursos, la mujer se siente segura. Antes, porque no tenía que preocuparse por el ataque de las fieras o por pasar hambre. Hoy, los recursos son otros, pero la base es la misma. De todos modos, a veces una mujer con pareja va a buscar mejores “padres” para sus hijos a otro sitio. Y no debido al aburrimiento sino a la evolución: cuando la mujer ovula, se siente atraída por hombres de anchas espaldas, el cazador de antaño. Muchas no entienden qué les ocurre, pero es un instinto almacenado en el “disco duro evolutivo”. Es así: el hombre busca fertilidad, y ella, seguridad.
¿Y el romanticismo? Una relación no se puede basar solo en un intercambio de sexo por bienes...
Bueno...los hombres sí que pueden. Cuando se les pregunta qué quieren de una relación de pareja, ellos ponen el sexo en el primer lugar de la lista... tanto de prioridades como de quejas.
¿Y ellas?
La mujer vive los primeros estadios del amor de una forma muy similar al hombre: mucha testosterona, que enciende la libido. Pero un día se levanta y se pregunta: “¿Quién es este?”.
En el 90% de las personas, la química sexual desaparece entre los primeros 12 y 24 meses.
¿Cómo se logra entonces hacer durar una relación de pareja?
Yo recomiendo escribir, antes de conocer al otro, un perfil de cómo sería el compañero/a ideal. Cualidades físicas y emocionales, valores, actitudes... Eso ayuda a que el cerebro solo absorba información relacionada con esas prioridades. Las parejas duraderas tienen en común los mismos valores y creencias así como un nivel intelectual que hacen que, una vez pasada toda la fiesta hormonal, aún tengan mucho para hablar. La química sobrevive, de algún modo.
¿Y cuál es su receta para que la química no se vaya del todo?
Muy fácil: ayuda a tu mujer, tanto en lo emocional como en lo doméstico. Como sé que mi mujer tiene en su “disco duro evolutivo” la necesidad de sentir protección, lo que hago al llegar a casa es decirle que se vaya a tomar un baño, limpio la cocina, preparo las carteras para el cole... Haciendo eso, cumplo sus necesidades de seguridad y orden, ella está relajada y... podemos pensar en hacer el amor.