No te salves (poema de Mario Benedetti)
Del poema No te salves reproducimos solo la primera parte, pues la segunda apunta a la voluntad de no dejarse arrastrar por personas que sí eligen quedarse ancladas en la pena y la parálisis. Si el poema agita algo en ti, te invitamos a buscarlo y disfrutarlo en su totalidad.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves.
Defensa de la alegría (poema de mario Benedetti)
Defiendo
la alegría
como un
derecho
Tan legítimo
como el dolor.
No te rindas (poema de Mario Benedetti)
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
695 (Poema de Emily Dickinson)
En este poema, incluido en los poemas a la muerte de Emily Dickinson, la autora reflexiona sobre la eternidad imaginando un océano infinito formado por una secuencia de mares que nunca se acaba.
Como si el Mar se abriera
y mostrara otro Mar –
y ese –otro más– y los Tres
solo fueran una conjetura –
de Períodos de Mares
no visitados por costa alguna –
Ellos mismos el Borde de otros Mares por venir –
La eternidad – es todos Ellos.
Despedida (Poema de Federico García Lorca)
En este mismo sentido escribía estos versos el gran Lorca, para describir como la vida continúa después de nuestra muerte, como el mundo sigue girando y la cotidianidad se impone a la tristeza.
Si muero,
dejad el balcón abierto.
El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo).
El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento).
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!
Recuérdame (Poema de Christina Rossetti)
Cristina Rosseti también describe cómo le gustaría que vivieran sus personas queridas cuando ella se vaya, porque seguramente si escucháramos a los que ya no están nos daríamos cuenta que ellos quieren que seamos felices, que sonriamos cuando nos acordemos de ellos, porque este es seguramente el mejor regalo que les podemos hacer. Os dejamos Recuérdame, y Cuando muera y Mi querido.
Recuérdame cuando haya marchado
Lejos en la Tierra Silenciosa;
Cuando mi mano ya no puedas sostener,
Ni yo dudando en partir, queriendo permanecer.
Recuérdame cuando se acabe lo cotidiano,
Donde revelabas nuestro futuro pensado:
Solo recuérdame, bien lo sabes,
Cuando sea tarde para plegarias o consuelos.
Y aunque debas olvidarme por un momento
Para luego evocarme, no lo lamentes:
Pues la oscuridad y la pena dejan
Un vestigio de los pensamientos que tuve:
Es mejor el olvido en tu sonrisa
Que la tristeza ahogada en tu recuerdo.
Cuando muera, mi querido (Poema de Cristina Rosseti)
Cuando muera, mi querido
no cantes canciones tristes para mí;
no plantes rosas en mi cabeza,
ni cipreses sombríos:
sé el césped verde sobre mí
mójame con llovizna y gotas de rocío;
y si te marchitaras, recuerda,
y si te marchitaras, olvida.
No veré las sombras,
no sentiré la lluvia;
no escucharé al ruiseñor
cantar su dolor:
y soñando a través del crepúsculo
que no crece ni cae,
feliz recordaré,
y feliz olvidaré.
369 (Poema de Emily Dickinson)
Emily Dickinson tiene un poema sobre la muerte y sobre como esta se cuela en los cuerpos y, a través de una metáfora exquisita, nos habla del final más corporal de la vida.
Tendida estaba como si jugase
Su vida se escapó de un salto —
con intención de regresar —
mas no tan pronto —
Alegres brazos, casi desplomados —
como si al descansar del juego —
por un instante se olvidasen —
del Modo de continuar —
Sus Ojos bailarines — entreabiertos —
como si aún su Propietaria hiciese
señas de luz a través de ellos
dirigidas a ti — por diversión —
Su Amanecer junto a la puerta —
tramando, estoy segura —
cómo forzar su sueño —
tan leve — tan profundo —