El filodendro es una planta ideal para quienes no tienen mucha experiencia en el cuidado de plantas. Su robustez y fácil mantenimiento la convierten en una opción perfecta para decorar el hogar o la oficina.
En la naturaleza, esta planta trepa por los troncos de los árboles gracias a sus raíces aéreas, que absorben humedad y nutrientes del aire. Para guiar su crecimiento en interiores, se puede utilizar, como sucede con la monstera y otras plantas trepadoras de este tipo, un tutor de musgo o un soporte similar. Es importante no cortar estas raíces aéreas, ya que cumplen una función esencial en la nutrición de la planta.
Para mejorar la humedad ambiental, se recomienda pulverizar las hojas con agua. En el caso de plantas pequeñas, se puede realizar una limpieza mensual colocándolas bajo una ducha suave.
La uBICACIÓN IDEAL para tu filodendro
El filodendro es una planta versátil que se adapta a diferentes niveles de luz, lo que facilita su ubicación en interiores.
- Luz: prefiere un lugar parcialmente sombreado o con luz indirecta, pero también se adapta a lugares más oscuros, algo poco común en otras plantas de interior. No debe exponerse a la luz solar directa, ya que podría quemar sus hojas.
- Orientación: las ubicaciones orientadas al este o al oeste son ideales, siempre que no haya corrientes de aire.
- Temperatura: la temperatura óptima para esta planta se sitúa entre 18 y 22 °C, con una humedad alta durante todo el año. Se desarrolla bien en invernaderos, galerías o salas de estar con calefacción controlada.
- Humedad: la humedad debe ser alta, especialmente en invierno, cuando la calefacción seca el aire. Para evitar problemas, rocía la planta con agua regularmente.
Cómo regar bien estas plantas
El riego es uno de los aspectos clave en el cuidado del filodendro, ya que requiere un equilibrio perfecto entre humedad constante y prevención del encharcamiento.
- Frecuencia de riego: riega cada 3 a 5 días, dependiendo de la temperatura, la humedad y el tamaño de la planta. Es preferible regar con más frecuencia, pero con menor cantidad de agua, que hacerlo de forma esporádica con grandes cantidades.
- Evitar el encharcamiento: tras cada riego, es importante vaciar el agua sobrante del platillo pasados 15 minutos. Dejar agua estancada puede causar podredumbre de raíces.
- Técnica de inmersión: las plantas más pequeñas se pueden sumergir en un balde de agua hasta que dejen de salir burbujas. Este método asegura que el sustrato se empape de forma uniforme.
- Tipo de agua: usa agua blanda y baja en cal, como agua de lluvia o agua filtrada, para evitar la acumulación de minerales que pueden dañar la planta.
Signos de riego inadecuado son la aparición de hojas amarillas por exceso de agua, mientras que las hojas secas o marchitas pueden indicar falta de riego.
FERTILIZACIÓN: qué tener en cuenta
El filodendro necesita nutrientes para crecer de forma saludable y mantener sus hojas verdes y brillantes. La fertilización es especialmente importante durante la temporada de crecimiento.
- Tipo de fertilizante: utiliza un fertilizante especial para plantas de interior verdes, ya que contiene los nutrientes esenciales para estimular el crecimiento.
- Frecuencia de fertilización: fertiliza cada semana en primavera y reduce la frecuencia a una vez al mes en otoño e invierno.
- Aplicación correcta: antes de fertilizar, asegúrate de que el sustrato esté ligeramente húmedo. Aplicar fertilizante sobre un suelo seco puede dañar las raíces.
TRASPLANTE DEL FILODENDRO
El trasplante permite renovar el sustrato y proporcionar más espacio para las raíces, facilitando el crecimiento de la planta.
- Frecuencia de trasplante: trasplanta el filodendro cada uno o dos años, según el tamaño y el desarrollo de sus raíces.
- Cuándo trasplantar: la mejor época es primavera, coincidiendo con el inicio de su fase de crecimiento. Evita trasplantar en invierno, ya que la planta se encuentra en reposo vegetativo.
- Sustrato ideal: usa una mezcla de tierra para plantas verdes de interior con un valor de pH de 5,5 a 6. La tierra debe ser estructuralmente estable y aireada, permitiendo una buena oxigenación de las raíces.
- Preparación de la maceta: la nueva maceta debe ser 5 a 8 cm más grande que la anterior. Añade una capa de drenaje de arcilla expandida en el fondo para prevenir el encharcamiento. Llena la maceta con la mezcla de tierra recomendada y coloca la planta con cuidado para no dañar sus raíces.
El trasplante mejora la retención de humedad y proporciona mejores condiciones para el crecimiento de las raíces, reduciendo el esfuerzo de riego en verano.
PLAGAS Y ENFERMEDADES
El filodendro es una planta resistente, pero algunas plagas pueden afectarlo, especialmente si el ambiente es seco o con poca ventilación. Entre las plagas más comunes que suele afectarle están:
- Cochinillas algodonosas: forman pequeños cúmulos de aspecto algodonoso en las hojas.
- Pulgones: se acumulan en las hojas más tiernas, provocando deformaciones.
- Ácaros o araña roja: se presentan cuando el ambiente es demasiado seco. Para prevenirlos, aumenta la humedad ambiental mediante la pulverización de agua.
Prevención y control:
- Revisa periódicamente la planta para detectar plagas a tiempo.
- Usa productos naturales si detectas una infestación, como el aceite de neem o preparados caseros contra las plagas.
- Aumenta la humedad del ambiente para prevenir la aparición de araña roja.
El filodendro es una planta resistente, versátil y fácil de cuidar, ideal para principiantes o personas con poca experiencia en jardinería. Su capacidad para prosperar en ambientes poco luminosos la hace perfecta para cualquier espacio interior.
Con unos cuidados básicos de riego, fertilización y trasplante, el filodendro crecerá sano, fuerte y con un follaje exuberante. Además, es una planta purificadora de aire, lo que la convierte en una excelente opción para hogares y oficinas.
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