Aunque el final del verano suele ser muy cálido, pueden hacer acto de presencia algunas lluvias que refrescarán el ambiente. Es un período de transición en el huerto, por lo que conviene tomar las decisiones adecuadas. 

Estas son las principales tareas y decisiones que deberás afrontar en esta época de cambio de estación para que tu huerto prospere en otoño e invierno:

El riego ante el cambio de estación

A finales del verano, este es un tema recurrente y muy importante. Los sistemas de riego localizado gota a gota automatizados y programables son una solución: la materia orgánica funciona como una esponja natural reteniendo la humedad. El compost ha sido indispensable en este período de altas temperaturas aportando nutrientes y reservando agua en su estructura.

El mercado te ofrece múltiples estrategias de riego, pero es vital que el agua aportada pueda ser retenida y aprovechada por las raíces de las plantas. Las coberturas naturales aún deben ser gruesas, no solo para evitar la pérdida de agua por evaporación, sino para evitar el desarrollo de plantas adventicias.

Si has elegido el riego por goteo, este debería ser más frecuente que el riego manual. El riego breve y periódico es más conveniente que el riego largo y abundante hecho con regadera, ya que el agua se distribuye formando una zona húmeda pareja que permite una mayor exploración por parte de las raíces.

Las primeras lluvias otoñales podrían ser copiosas. Recuerda verificar que el suelo drene adecuadamente.

Poda y limpieza del seto vivo

Un recorrido exhaustivo por el seto te orientará sobre las tareas que necesitarás realizar:

  • Revisa si las plantas han crecido mucho durante la temporada cálida y haz podas de limpieza y recortes de altura.
  • Retira las hojas amarillentas o que ya han terminado su ciclo de vida. Serán material compostable.

Los días ya están acortándose y, si las plantas del seto proyectan sombras amplias, en un par de meses esto afectará a las hortalizas en los bancales más cercanos.

Cosechas veloces para no tirar nada

Con los últimos calores, las cosechas suelen acelerarse y, si las dejas en las plantas pasado el punto óptimo, se deshidratarán, las atacarán los pájaros o comenzarán a formar las semillas.

Repasa los calabacines todos los días, las tomateras cada 2 o 3 días, las judías verdes cada 3 días y berenjenas y pimientos cada 5 días como mínimo.

Pon a resguardo las calabazas cosechadas en un sitio fresco con buena circulación de aire, para poder consumirlas a lo largo del año.

Ponte ya con las siembras de temporada

En este momento del año puedes sembrar en semillero descubierto lechugas, todas las coles, puerros y cebollas.

También puedes ocuparte ya de la siembra directa al aire libre de berros, escarolas, nabos, rabanitos y lechugas.

Las habas y los guisantes también entran en su período favorable. Los guisantes necesitarán unos tutores por donde trepar; móntalos antes de la siembra. 

Rotaciones de cultivos

Una vez que hayas cosechado todos los frutos, prepara los bancales para los cultivos de otoño. Una forma sencilla y lógica de rotar los cultivos en el huerto consiste en alternar las plantas en cada bancal en base a su exigencia de nutrientes.

  • Las hortalizas de frutos que prosperaron en el verano son exigentes en nutrientes, por lo que necesitan grandes aportes de compost o estiércoles.
  • Las plantas medianamente exigentes, si bien precisan una buena nutrición, prosperan con los restos de nutrientes que quedaron en el suelo de los cultivos exigentes. Así es el caso de las acelgas, las lechugas, los puerros y las escarolas.
  • Las “raíces” como las zanahorias, los nabos, las remolachas rojas o las chirivías que se desarrollarán en esta estación crecerán turgentes y saludables si les aportas unos puñados de compost bien maduro o de lombricompost.

Siembra ahora tu Abono verde

Es el momento de empezar a sembrar los abonos verdes en las parcelas donde a partir de la primavera vayas a cultivar las plantas exigentes en nutrientes, como son las productoras de frutos.

Un abono verde es un cultivo de crecimiento rápido que se aplasta y se entierra con el fin de mejorar las condiciones físicas del suelo y aumentar su contenido en materia orgánica. Las plantas a las que generalmente se recurre son las fabáceas (ex leguminosas), ya que enriquecen el suelo en el que se desarrollan.

Las más cultivadas son tréboles, habas forrajeras, facelia y vezas. Puedes sembrarlas solas o mezcladas con alguna gramínea como cebada, avena o centeno.

Trasplantes ineludibles

Los planteles de las coles que hayan alcanzado el tamaño adecuado (15 cm de altura y el grosor de un lápiz) ya pueden continuar su crecimiento en los bancales.

Cebollas, puerros, escarolas, estolones de fresera y estacas de alcachofera también puedes trasplantarlos.

Ten a mano cola de caballo

En este período de transición a la temporada fría, es un momento de clave de aparición de los hongos más problemáticos en el huerto como son botritis, roya, mildiu y oídio.

Es importante que observes detenidamente tus plantas y actúes de forma preventiva, por ejemplo, aplicando decocciones de cola de caballo.

Gran momento para hacer compost

La estación entrante proveerá gran cantidad de material seco para compostar. Siguiendo el ritmo estacional, los procesos que tardan años en producirse, en una pila de compost se realizan en apenas pocos meses.

  1. Agrupa en un motón los restos de hortalizas, hierbas adventicias, restos de poda, césped segado, algo de compost de la temporada anterior y hojas.
  2. Añade algo de agua si fuera necesaria para mejorar su hidratación.
  3. Airea para mejorar la actividad biológica aeróbica.
  4. Al cabo de cinco o seis meses obtendrás un buen compost.