¿Has oído hablar alguna vez del Tapiz de la Creación? Es una obra de arte medieval  cuya riqueza iconográfica, simbolismo y estado de conservación le han valido la mención de "maravilla del mes" por parte de la revista Historia de National Geographic. Lo que seguro que no sabías es que está a tiro de piedra, ya que puede verse en una sala del Museo de la Catedral de Girona.

Un tapiz que en realidad no lo es

Se trata, técnicamente, de un bordado de lana sobre fondo de lino de gran tamaño confeccionado con una técnica híbrida entre la pintura y la costura que combina motivos alegóricos, bíblico, mitológicos y cosmológicos. Este bordado, que se sitúa entre finales del siglo XI y comienzos del XII, es, junto al Tapiz de Bayeux, el único de este tamal que ha sobrevivido al paso de los años.

Como ocurre con muchas grandes obras de este período, se desconoce su autoría, aunque se cree que fue obra de un clérigo erudito y con acceso a manuscritos, con gran conocimiento del mundo clásico. Además, las hipótesis apuntan a que el tapiz habría sido confeccionado por monjas, dada la tradición de los bordados religiosos en la región.

¿Para qué usaba?

catedral girona

Interior de la Catedral de Santa María de Girona

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Aunque se sabe que solo se empleaba para ocasiones especiales, lo que se ignora por completo es su funcionalidad, ya que podría estar colgado a modo de velo o bien extendido en el suelo, como alfombra ceremonial. La primera hipótesis se basa en que el bordado está protagonizado por un majestuoso Cristo Pantocrátor, imagen clásica del arte bizantino y románico, así como el mayor desgaste de las partes inferiores. La segunda, se apoya en que no presenta indicios ni daños por haber sido colgado en la parte superior. Esta teoría gana peso si tenemos en cuenta que la tela encajaba perfectamente en el suelo del presbiterio de la antigua catedral.

Lo que cuenta el bordado

tapiz de la creacion
Cortesía: Catedral de Girona

El bordado sigue una estructura concéntrica con el cristo en el centro, representado de forma poco habitual: joven, sin barba y con una túnica púrpura de estilo imperial. A su alrededor, ocho escenas del Génesis, que narran desde la creación del mundo hasta la de Eva. En los dibujos exteriores encontramos representaciones de los años, los meses, las estaciones y los días, así como personificaciones de los cuatro vientos y la historia de Santa Elena en busca de la Vera Cruz.

Según los expertos, esas representaciones aluden a que, por un lado, Dios es el dueño del tiempo y, por otro, a una lectura política de la situación histórica del momento –la lucha por el poder entre los hermanos Berenguer– con la reflexión sobre la subordinación espiritual a través del paso del tiempo.

Un misterio resuelto

Unas de las grandes incógnitas que escondía esta obra era la de la representación de dos figuras desconocidas en la parte superior. Aunque inicialmente se atribuyeron a los personajes de Abel y Caín, hoy en día se sabe que corresponden a Hércules y Sansón, que representan la fuerza y la fortaleza, respectivamente, en una comparación en la que Dios se muestra como superior a ambos.

Sin duda, una joya medieval con una maravillosa iconografía que retrata el pensamiento de una época en la que el arte era un medio de conocimiento.