Si buscas una ruta única para realizar con la bicicleta a ritmo pausado, disfrutando de la belleza del entorno, estás en el sitio adecuado.
En el corazón de la provincia de Teruel, serpenteando entre paisajes de belleza salvaje, se encuentra una ruta que invita a los viajeros a sumergirse en la majestuosidad de la naturaleza.
Es una ruta famosa entre moteros tranquilos, pero con la bici se puede llevar su título, "la ruta del silencio", a la máxima expresión.
¿Dónde se encuentra "la ruta del silencio"?
La "ruta del silencio" es el sobrenombre de la carretera A-1702, un recorrido de 63 kilómetros que atraviesa el Maestrazgo turolense, desde la Venta de la Pintada en Gargallo hasta el Cuarto Pelado en Cantavieja.

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A lo largo de este trayecto sinuoso, los viajeros se encuentran con un paisaje cambiante y panorámicas impresionantes. La ruta invita a ser recorrida con calma para descubrir y disfrutar de cada uno de sus atractivos.
De vez en cuando, te puedes bajar de la bici para hacer rutas cortas a pie y conocer rincones preciosos rodeado de silencio, o tan solo de los relajantes sonidos de la naturaleza. Por eso, lo ideal es tomarte tres o cuatro días para conocer a fondo los alrededores.
Los estrechos de Valloré: un paseo entre acantilados
Uno de los puntos más impresionantes de la ruta se encuentra en Montoro de Mezquita: los estrechos de Valloré.

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Este magnífico cortado, bañado por las aguas cristalinas del río Guadalope, ofrece un espectáculo natural que corta la respiración. Es momento de dejar la bici y recorrer a pie 200 metros de pasarelas de madera entre inmensas paredes verticales.
El bosque de las hadas: compromiso con la naturaleza
Cuando el ser humano es amoroso con la naturaleza, se producen milagros como el bosque de las hadas. En el corazón de Montoro de Mezquita, Mari Carmen Olague y su familia crearon durante el confinamiento por el covid un recorrido mágico que busca concienciar sobre la importancia de los entornos naturales.

Instagram. @libretaimaginaria
Este "bosque" cuenta con 34 puntos de interés donde los visitantes pueden descubrir –construidos a mano con todo el cariño del mundo– hadas, duendes y los lugares que estos habitantes mágicos del bosque tienen para su diversión.
El nacimiento del río Pitarque: un monumento natural
Continuando por la "ruta del silencio" los viajeros llegan a uno de los tesoros naturales más impresionantes de la región: el nacimiento del río Pitarque. Declarado Monumento Natural de Aragón, este paraje ofrece un espectáculo único donde el agua mana a borbotones de la misma roca a través de dos 'ojos' o surgencias kársticas.

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El sendero que parte del pueblo de Pitarque conduce a los visitantes por un recorrido paralelo al río, donde se alternan profundas pozas de aguas cristalinas y pequeños saltos de agua. En este entorno vive una importante población de buitres leonados y cabras monteses.
Por cierto, el símbolo de "la ruta del silencio" o "silent route" es una cabra montés y cuenta, incluso, con un monumento hacia la mitad del recorrido.
Otro emblema de la ruta es "el caimán", el autobús de línea que realizaba el trayecto Cantavieja-Alcorisa por esta carretera. Cerca del Cuarto Pelado, los visitantes pueden hacerse una foto dentro de una réplica homenaje del vehículo.
Las pasarelas de la Hoz Mala: un cañón accesible
Cerca de Aliaga, otro punto destacado de la ruta espera a los viajeros: el cañón de la Hoz Mala. Este barranco, tallado por las aguas del río Guadalope sobre la roca caliza, ha sido equipado con pasarelas y puentes que permiten disfrutar al máximo del contacto con el medio natural. Puedes ver unas imágenes compartidas por @escapadas_con_peques y @turismodearagon en Instagram para hacerte una idea de la belleza de este lugar.
El recorrido comienza en el mismo pueblo de Aliaga, siguiendo un camino que discurre paralelo al río Guadalope. Los visitantes pasan junto al santuario de la Virgen de la Zarza y continúan caminando entre chopos cabeceros, árboles típicos de Teruel.
Los órganos de Montoro: una sinfonía de roca
Sin duda, uno de los puntos más impresionantes de la ruta son los Órganos de Montoro. Esta formación rocosa prácticamente vertical, que se sitúa en paralelo a la propia carretera, es un ejemplo perfecto de la fuerza erosiva de la naturaleza y del paso del tiempo.

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Las formas verticales, que recuerdan a los tubos de un órgano gigante, crean un paisaje único que invita a la contemplación y... a la fotografía.
En un mundo cada vez más ruidoso y acelerado, este rincón del Maestrazgo ofrece un refugio donde el tiempo se detiene, habla con voz propia y dice: el verdadero lujo es el silencio, el susurro del viento y el murmullo de los ríos.
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