El psiquiatra y profesor Mazda Adli, de la Universidad Humboldt de Berlín, afirmó que el cerebro humano no ha evolucionado lo suficientemente rápido para vivir en cuidades sobrepobladas. En este sentido, llegó a afirmar que la vida urbana afectará a nuestra salud aún más que el calentamiento global.
Se ha demostrado que, en las ciudades, el ruido continuo, las multitudes que circulan por las calles y la publicidad incesante alteran el funcionamiento del cerebro. Todo, el exceso de estímulos visuales y auditivos, el estrés, la contaminación y el vivir encerrados en pisos reducidos, afecta a la salud física y mental.
Prueba de este peaje por una existencia desnaturalizada es que habitar en un entorno urbano aumenta un 40% la posibilidad de los trastornos mentales, en especial la depresión y la ansiedad.
Héctor García y Francesc Miralles, los autores del bestseller internacional Ikigai, incluyen entre las diez leyes para una vida larga y feliz la importancia de reconectar con la naturaleza.
Cómo conectar con la naturaleza y aprovechar su potenciar regenerador
Sobre todo si vivimos lejos de nuestro hogar natural, necesitamos reservar tiempo cada semana para cuidar de nuestra salud biológica y espiritual. Aquí tienes algunas propuestas.
1. un paseo por el bosque o una salida al campo
Las prácticas que vinculan el bienestar y la serenidad a la naturaleza existen en el budismo zen, el mindfulness, la tradición celta o las culturas indígenas.
Lo explican también Héctor García y Francesc Miralles en su libro Shinrin-Yoku, el arte japonés de los baños de bosque, donde mencionan que, en 1928, el biólogo Boris P. Tokin ya descubrió las fitoncidas. Los árboles y las plantas emiten estos componentes orgánicos volátiles para prevenir la putrefacción causada por hongos o bacterias y el ataque de insectos y otros animales. En experimentos realizados por científicos japoneses en los años ochenta se comprobó que inhalar fitoncidas en baños de bosque potencia las defensas.
En 2010, varios estudios sobre las fitoncidas concluyeron que un paseo semanal por el bosque refuerza la inmunidad y aumenta la actividad de las células NK, que combaten las células cancerígenas.
Hoy, los médicos japoneses recetan salidas al campo contra el estrés, el burn out, la ansiedad y la presión alta.
Un paseo por el bosque o una salida al campo es una forma sencilla y placentera de reconectar con la naturaleza y sumergirse plenamente en ella.
2. Exponerse al sol y el aire
Del mar al desierto, pasando por prados, montañas o incluso glaciares, la naturaleza nos recuerda las fuerzas elementales de la creación. Para la salud mental y física es necesario regresar a ella.
Y es que, en esencia, somos como los árboles, las plantas o los animales: nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan exposición regular al sol, al aire libre y fresco.
Exponerse al sol y respirar de forma consciente al aire libre en un entorno con al menos un poco de vegetación es otra forma de conectar con la naturaleza sin necesidad de desplazarse al bosque si no se puede.
3. escuchar naturaleza
No siempre encontraremos tiempo para salir de la ciudad o no siempre encontraremos un entorno verde en el que respirar el aroma de la hierba o de las hojas de los árboles, pero hay otras maneras de reconectar con la naturaleza.
Uno de ellos es a través de los sonidos. Escuchando grabaciones de pájaros, del bosque, el mar o la lluvia, incluso del canto de las ballenas… Los sonidos de la naturaleza nos conectan con nuestra paz interior, tal vez porque despiertan una memoria de cuando vivíamos en armonía con la Tierra.
4. Recrear la naturaleza
Otra forma de conectar con la naturaleza es mirar imágenes de espacios naturales, sea en cuadros, fotografías o documentales.
En cuanto a los colores de nuestro espacio, los verdes nos relajan y descansan. Rodearnos de plantas en casa o en la oficina limpia el aire y nos procura calma y optimismo.
5. Acercarte a un parque también vale
Si no puedes salir al campo o hacer una excursión por el bosque, también puedes acercarte a un parque a caminar.
Hazlo como si fueras turista en tu propia ciudad, o siéntate en un banco bajo los árboles para tomar tu almuerzo en la pausa laboral.
6. Saborea una taza de té
Hazlo con conciencia. Saborear una taza de té es como tener un trocito de campo en nuestra taza.
7. Siente el árbol dentro de ti
En este ejercicio te visualizas a ti mismo como un árbol. Resulta muy útil para conectar con la naturaleza:
- Tómate un momento para conectar: siéntate con la columna recta, en una silla o con las piernas cruzadas. Observa tu respiración durante unos 5-7 ciclos completos.
- Visualiza las raíces que te unen a la tierra: mientras respiras lenta y profundamente, imagina que una raíz desciende desde tu coxis hacia la tierra, atravesando los pisos de tu edificio hasta entrar en la oscuridad de la corteza terrestre.
- Siente cómo te nutres de su energía: imagina que a través de esta raíz te conectas a la Tierra, y te nutres de todo lo que necesitas, a la vez que te descargas de lo que no necesitas.
- Conviértete en un árbol fuerte y poderoso: vuelve a centrarte en sentir la conexión con la Tierra, siente tu columna –tu tronco– e imagina que te conviertes en un fuerte y poderoso árbol. Permanece unos minutos respirando con esta sensación.