Existen infinidad de opciones para el cultivo en balcones o terrazas. Con esta guia aclaramos algunos conceptos para que puedas elegir, macetas, jardineras y mesas de sustrato. Además, también te damos consejos para elegir el mejor sustrato para plantar en el balcón y para regar de forma apropiada.
¿Qué maceteros o jardineras usar en el huerto en casa?
Existen infinidad de opciones para el cultivo en balcones o terrazas. Si nos resulta factible es mejor optar por macetas o maceteros cerámicos, antes que los de plástico. Aunque también podemos hacer uso de estructuras de ladrillo, cajas recicladas o mesas de cultivo; que pueden ser autoconstruidas o comerciales. En cualquier caso, cuando escojas recipientes, ten en cuenta estos consejos.
- En el cultivo en balcones y terrazas es importante que los recipientes empleados sean a fáciles de manejar y de transportar. También procuraremos que sean ligeros, a fin de evitar sobrepesos excesivos.
- Conviene que sean lo suficientemente profundos (30 a 40 cm como mínimo). Cuando cultivamos en plena tierra, las plantas exploran el terreno extendiendo sus raíces en busca de agua y nutrientes, mientras que una maceta o en un contenedor de cultivo, el espacio es muy limitado y ello condicionará el buen desarrollo de las plantas que cultivamos.
- En el fondo de las macetas o de las jardineras, depositaremos una capa de varios centímetros de grava o de cascotes cerámicos, a fin de que haya un buen drenaje y no se estanque el agua, ya que se produciría asfixia de raíces y podredumbres.
¿Qué tipo de mesas de cultivo es mejor?
Resulta relativamente fácil conseguir unas mesas de cultivo que podemos montar nosotros mismos en nuestro balcón o terraza. Podemos elegir mesas de cultivo con estructuras de madera, de plástico o de chapas metálicas. Solo deberemos tener en cuenta lo siguiente:
- El inconveniente de las de plástico y chapa metálica es que tienden a calentarse mucho y no traspiran, por lo que en la medida de lo posible optaremos por estructuras de madera con tratamientos naturales, disponiendo una lona o malla transpirable entre la madera y el sustrato de cultivo.
- La altura ideal es de a unos 70 centímetros desde el suelo, lo que nos permite trabajar cómodamente con la espalda recta.
- Al igual que con las jardineras o macetas, conviene que la profundidad del área de cultivo sea como mínimo de unos 40 centímetros, a fin de que las raíces tengan suficiente espacio de desarrollo y las plantas no sufran excesiva deshidratación, algo muy frecuente por el cultivo en mesas y que suele ser una de las principales causas de grandes fracasos y pérdida de cosechas.
- Algunas mesas de cultivo también disponen de un dispositivo para la recogida el de los líquidos lixiviados del riego, pudiendo reutilizarse para regar de nuevo y recuperar así gran cantidad de los nutrientes y ácidos húmicos arrastrados con el agua.
¿Qué tierra utilizar en macetas y mesas de cultivo?
Cuando cultivamos un “macetohuerto” en el balcón o la terraza –ya sea en macetas, jardineras o mesas de cultivo–, no podemos recurrir a la tierra normal de los huertos ya que su gran contenido en arcillas tiende a compactarse y a endurecerse, bloqueando el correcto desarrollo de las raíces de las plantas cultivadas. A la hora de elegir el sustrato para el huerto urbano, ten en cuenta estas premisas:
- El sustrato de cultivo ideal debe contener unas partes más fibrosas (de lenta descomposición), que permitan una buena aireación y la retención de humedad, y un compost bien descompuesto, mantillo o lumbricompost (lo ideal), que aporten suficientes y equilibrados elementos nutritivos a corto y largo plazo.
- La mayoría de los denominados “sustratos universales” que hallamos en el comercio, suelen ser una mezcla de turbas y mantillo o compost, a los que se le añaden abonos químicos solubles. Las turbas provienen de parajes naturales y los abonos químicos sintéticos generan desequilibrios nutricionales y propician la aparición de plagas y enfermedades en nuestros cultivos.
- Hay que tener precaución con los sustratos de cultivo comerciales “low cost”, ya que algunos son de muy baja calidad e incorporan lodos de depuradora que pueden contener niveles altos de residuos tóxicos o metales pesados; observando cómo a veces, en vez de nutrir de forma equilibrada y de dar vigor a nuestras plantas, estas crecen mal o terminan enfermando o secándose inexplicablemente.
- Podéis buscar sustratos con certificación de producción ecológica, o elaborar vuestros propios sustrato de cultivo, mezclando un 60% de fibra de coco rehidratada, un 30% de humus de lombriz de calidad y un 10% de perlita o de vermiculita.
- Dado que con el paso del tiempo las plantas van agotando los nutrientes disponibles en el sustrato, conviene disponer siempre de una buena reserva de lumbricompost en casa. Una vez al mes o cada dos meses (o cuando veamos que las plantas ralentizan su desarrollo o producción), procuraremos ir añadiendo unos puñados de lumbricompost mezclados con el sustrato.
Método de riego ideal para cultivar en macetas
Los mayores problemas y fracasos en los cultivos en macetas, jardineras o mesas, suelen estar relacionados con problemas de riego y de estrés hídrico. Ten en cuenta estos importantes aspectos:
- Cuando se riega manualmente –con regadera o con mangueras–, resulta muy habitual descubrir cómo las lechugas se espigan y montan a flor cuando todavía están pequeñas, o ver las tomateras, pimientos o berenjenas, creciendo sin vigor, endurecidas y dando muy poco fruto.
- Mi experiencia en la gestión de macetohuertos y cultivos en mesas, me lleva a recomendar el uso de un sistema de riego por goteo con microtubos, cuyos goteros están intercalados cada 10 o 15 centímetros, dispuestos a modo de parrilla y separados unos 15 centímetros entre ellos.
- Lo más importante, es disponer de un buen programador de riego conectado a todos los tubos, que (en función de las condiciones climáticas o los periodos de lluvia o sequía), conviene programar para que el sustrato de cultivo mantenga siempre una correcta hidratación.
- Como regla general, en épocas cálidas o calurosas, suele dar muy buen resultado programar el riego para que se abra unos cinco minutos cada ocho horas (tres veces al día).