Nos hallamos en una época de escasa actividad en el huerto, por lo que es un buen momento para empezar a cavar la tierra y prepararlo todo para cuando llegue el buen tiempo y podamos disponer de plantas trasplantables en los bancales con una tierra bien abonada y cavada o, en caso de los árboles del vergel frutal, en hoyos abiertos y con la tierra abonada con bastante antelación.
Podemos aprovechar en este mes para replantear la distribución de los cultivos, realizar nuevos bancales o nuevas áreas de cultivo o reconstruiremos los que se deterioraron en la temporada pasada.
Qué plantar en enero
Las bajas temperaturas del invierno e incluso las posibles heladas nocturnas, hacen imprescindible la protección de los semilleros si deseamos disponer de plantones listos para trasplantar a cuando venga buen tiempo. Si no hay riesgo de heladas, bastará con sembrar un en un pequeño túnel cubierto con plástico o crear una estructura con cubierta acristalada.
- Siembras en semillero de cama caliente o protegido: puerro, cebolla, tomate y, opcionalmente, pimiento, calabacín, pepino o berenjena en zonas cálidas.
- Siembras en semillero al aire libre: apio, canónigos, lechuga, rúcula, escarola, col de repollo, kale de Rusia, berza, acelgas o remolacha roja.
- Siembras directamente en tierra: ajo, rabanitos, canónigos, espinacas, zanahorias precoces y patatas en zonas cálidas, y habas en zonas frías.
- Trasplantes a tierra: cebolla, fresas, lechuga, puerro, rúcula, acelga, apio, col, brócoli y coliflor de primavera.
Cómo plantar en enero
- Ajos. Si queremos que hagan buenas cabezas –para guardar– cosechándolos a principios de verano, lo idóneo es sembrar ahora directamente en tierra, preferiblemente en luna llena o menguante.
- Lechuga maravilla. Buen momento para sembrar y trasplantar lechugas maravilla y maravilla de verano; toleran bien el frío y, si alargase su ciclo, tardan en espigar y montar a flor con el calor de primavera.
- Freseras. Una gran época para trasplantar a tierra los estolones de estas matas. Les gusta la tierra algo ácida: añade 2-3 kg de humus de lombriz por m2 y acólchalas con una capa de pinaza fresca.
- Guisantes. Deja las semillas en remojo 1 o 2 días para iniciar la germinación, y siembran en hoyitos separados 20 cm en tierra suelta y rica en humus, sin materia orgánica fresca. Estarán en primavera.
- Patatas. En zonas templadas se pueden plantar ya las patatas tempranas y lo ideal es hacerlo en luna llena o menguante. Abona la tierra con compost o estiércol bien descompuesto. El día antes de sembrar, corta cada patata en trozos, dejando en cada uno un huequito: de él germinará la patatera. Entiérralos a 5-6 cm de profundidad en líneas separadas 60 cm, y deja 25-30 cm entre ellos. Pon una manguera con goteros interlínea y cubre con 5-7 cm de paja. Podrás cosechar en mayo o junio.
Qué cosechar en enero
Si hemos mantenido una buena planificación de siembras y trasplantes a finales de verano y durante el otoño y el buen tiempo acompaña, en enero podemos estar cosechando:
- Escarolas. A menudo se blanquean para comer las hojas interiores, menos amargas y más tiernas. Pero las hojas verdes y amargas tienen más propiedades: puedes usarlas en las ensaladas o los guisos.
- Alcachofas. En zonas mediterráneas, es su mejor época. El frío intenso, sin que hiele, las engrosa y vuelve muy tiernas. El sabor se intensifica por la mayor presencia de polifenoles y otras sustancias.
- Col china. La pe-tsai es acogollada y se corta por la base. Aunque se parezca a la lechuga, tiene las propiedades de una col. La pak-choi crece como la acelga: sus hojas abiertas se pueden ir entresacando.
- Espinacas. Amigas del frío y la humedad, puedes esperar a que las matas crezcan más y cosecharlas de raíz, o ir entresacando las hojas más grandes exteriores y alargar así el periodo de cosecha.
- Acelgas
- Brócolis
- Cardos
- Endibias
- Coles de Bruselas
- Coliflores
- Habas
- Guisantes
- Kales de Rusia
- Lechugas
- Nabos
- Puerros
- Rabanitos
- Rúculas
Tareas del huerto en enero
- Proteger los cultivos del frío
Con la llegada del frío invernal procuraremos ir arrancando o cosechando las plantas sensibles al frío que aún queden en el huerto (como los puerros, las escarolas algunas variedades de lechugas o las coles de repollo).
Si nuestro huerto está en zonas muy frías -con riesgos de heladas- conviene que dispongamos de algunas mallas térmicas para cubrir por las noches los cultivos que puedan permanecer en la tierra todo el invierno, evitando así que les afecten esas bajísimas temperaturas.
Las zanahorias podemos cubrirlas con paja para el que aparte de evitar que las dañe el frío, se mantenga el suelo mullido y resulte más fácil su posterior arrancado de la tierra cuando los cosechemos.
Un túnel plástico o un pequeño invernadero nos permitirán seguir cosechando algunas hortalizas menos tolerantes al frío.
- Preparar un buen inicio de año hortícola
La escasa luz y el frío, propios del invierno, sumen al huerto en una especie de paréntesis o letargo, que nos ofrece mucho tiempo para hacer balance del año hortícola transcurrido, pudiendo evaluar los cultivos y técnicas que funcionaron bien y repasar los posibles problemas a los que tuvimos que hacer frente.
Es el momento ideal para iniciar una nueva libreta a modo de cuaderno de campo o agenciarse una agenda o un calendario anual, dónde poder ir dibujando los croquis de la distribución de los bancales, hacer una planificación de cultivos a lo largo de todo el año, e ir anotando las tareas e incidencias a que vayan surgiendo en el día a día.
El calendario lunar que publicamos anualmente, quizás pueda resultarte de gran utilidad para estas tareas.
- Preparar la tierra para los cultivos primaverales
A mediados de marzo en las zonas templadas empiezan las siembras y los trasplantes generalizados a plena tierra. Pero antes deberemos haber preparado bien el suelo.
Para cultivos exigentes en nutrientes –tomateras, berenjenas, pimientos o calabacines–, y en tierras pobres sin mucha reserva de materia orgánica, al cavar podemos añadir de 6 a 10 kg por m2 de compost o estiércol bien descompuesto.
Para cultivos medianamente exigentes –como plantas de hojas o raíces–, bastarán de 3 a 4 kg por m2 de compost bien descompuesto o de humus de lombriz.
Para los cultivos poco exigentes –como judías o zanahorias–, añadimos 1 o 2 kg por m2.
- Alimentar la microbiota con abonados de fondo
El frío invernal ralentiza y bloquea la actividad a los microorganismos del suelo encargados del desdoblado de nutrientes y de la generación de sustancias lio estimulantes (esenciales para un el buen desarrollo de las plantas), pero cuando el sol primaveral empiece a calentar la tierra, conviene que la miríada de bacterias, micorrizas y microorganismos del suelo dispongan de abundante alimento y materia orgánica en descomposición para realizar su activa labor, con la cual desdoblará los nutrientes y alimentara abundantemente a las plantas cultivadas.
Pero no tenemos que esperar a que llegue al calor para aportar estos nutrientes a los microorganismos del suelo, es mejor aprovechar esta época invernal para esparcir abundante estiércol descompuesto o un buen compost alrededor de los árboles y en las tierras en las que tenemos pensado sembrar o plantar los cultivos de primavera y verano.
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