Esta es una de las herramientas más potentes que se pueden utilizar cuando nos separamos de nuestra pareja. La desconexión total es el método más efectivo para desintoxicarnos de la droga del amor, para dejar el pasado atrás, y para evitar hacernos daño mutuamente durante el proceso de ruptura.
Cuando dejamos el alcohol o el tabaco, nuestro cerebro nos engaña con una voz seductora que nos invita a coger un cigarro o a tomarnos una cervecita (no se va a acabar el mundo, no te va a ver nadie, en realidad no es tan grave, esta vez será la última de verdad, etc.).
Esto sucede porque nuestro sistema nervioso necesita la nicotina y todas las sustancias que hacen adictivo el tabaco, o necesita el alcohol, o cualquier otra sustancia que nos hace esclavos de los mecanismos químicos de recompensa que activa el cuerpo cuando los consumimos.
Todo el mundo sabe que para dejar de fumar, lo mejor es dejar de fumar.
Y tomar conciencia de que se acabó para siempre y empieza una nueva etapa.
Cómo separarnos de una pareja sin sufrir
Como el amor es una droga, hay que desintoxicarse para poder limpiarse, y luego viene la tarea de liberarnos de la adicción. Tenemos que pasar "el mono" o síndrome de abstinencia sabiendo que habrá momentos buenos, momentos malos, muy malos y horribles.
Nuestro cerebro tratará de engañarnos con mil trucos y estrategias porque necesita la serotonina, la dopamina, la oxitocina, la adrenalina, y todas esas drogas placenteras que fabrica nuestro cerebro cuando da y recibe amor.
Nosotras tenemos entonces que resistir las ganas de volver, de llamar, de pedir un último encuentro por enésima vez, de buscar excusas para entrar en contacto con la persona de la que tenemos que desenamorarnos.
Yo siempre he necesitado meses e incluso uno o dos años de desconexión total con mi pareja en las rupturas, aunque siempre lo he hecho con la complicidad de la otra persona.
Nos hemos dicho: "Yo sé que tú vas a estar bien, tú sabes que yo voy a estar bien, y si nos pasa algo, nuestros amigos y conocidos nos informan. Así que no hablemos, no nos llamemos, no nos veamos: los dos sabemos que nos queremos mucho y que esto es necesario para poder deshacer el lazo, soltar y emprender el vuelo cada uno por su lado".
La desconexión total nunca debe de servir para hacer daño a la otra persona, ni hay que utilizarlo para amenazar o chantajear: es sólo un método terapéutico que puede ayudar mucho a los dos miembros de la pareja a superar el duelo y a deshabituarse.
Cuando hay hijos e hijas de por medio, el contacto cero puede hacerse con la ayuda de la familia y los amigos más cercanos, que seguro que están encantados y encantadas de ayudarnos para superar la transición. Cuando hay asuntos legales y económicos de por medio, nos pueden ayudar los profesionales (abogadas, asesores, etc.), y también la gente cercana.
Si la otra persona se resiste a la desconexión total, puedes pactar contigo misma y decir en voz alta:
"Me desconecto de ti sin rencores, sin odios, con mucho amor hacia ti y sobre todo hacia mi misma".
Es simplemente una forma de cuidarte, de protegerte, de apoyarte a ti misma en momentos duros.
Desenamorarse lleva tiempo y hay que tener paciencia, porque la nostalgia nos invade en los momentos menos esperados, y porque a veces mitificamos las relaciones y las vemos más grandiosas de lo que realmente fueron.
Por eso ayuda mucho cuando no sabes nada de la otra persona. O cuando sabes que está bien, pero no te enteras de si está hecha polvo, de si está feliz, de si ya tiene otra nueva pareja, si se casa o si se separa de nuevo.
Si no sabes nada, no hay dolor: como solo tienes información sobre el pasado, no queda de otra que mirar para delante y seguir el camino. Nos llevamos los recuerdos, pero nuestro presente ya está desligado de su presente, y esto es fundamental para poder vaciarnos de amor y dejar sitio para todos los afectos nuevos que están por venir.
La Desconexión Total puede terminar cuando acaba el duelo y nos damos cuenta de que estamos rehaciendo nuestra vida, cuando nos liberamos del deseo y del dolor, cuando ya estamos enfocadas en nosotras mismas y en nuestros proyectos, cuando ya no queda ninguna emoción fuerte que nos remueva por dentro, cuando hemos aceptado que una etapa terminó, y que otra está empezando.
Yo he vuelto a conectar con mis ex cuando ya me he sentido liberada. Cuando me veo saboreando mi presente y soñando con mi futuro puedo acercarme con cariño para transformar el amor que sentía en una bonita amistad.
Me costó aprender que no tenía que matar lo que sentía, simplemente tenía que darle más espacio al amor, y dejar a un lado el romanticismo. Es maravilloso poder querer a una persona a la que has amado tanto, no tener que renunciar a ella para siempre, no tener que sacarla de tu vida.
Cuando lo pienso, me siento muy afortunada porque siempre he podido dejar el pasado atrás.
A veces me ha costado años iniciar y mantener la desconexión total, pero cuando lo logras, el olvido llega solo, y los recuerdos ya no te condicionan, solo te acompañan como el resto de tus recuerdos.
Merece la pena porque una vez que te liberas, puedes enamorarte de nuevo de otras personas, vivir otras historias, y construir otros vínculos hermosos: la Desconexión Total funciona.