La salsa de tomate es uno de los ingredientes más utilizados en la mayoría de la cocinas, ya sea como ingrediente principal, o para darle un toque sutil a la receta que estamos cocinando. Además, como a penas tenemos tiempo para hacer una salsa de tomate casera, casi siempre la compramos ya preparada en el supermercado. Lo cual es una magnífica manera de "salir del paso". La cuestión es que es habitual que solo usemos una pequeña cantidad, y el resto la guardemos en la nevera.
Además, también es frecuente que pasados unos días, cuando volvemos a la nevera a por el resto de la salsa, nos encontremos con que está recubierta por una desagradable capa de moho. Lo que significa, entre otras cosas, que tendremos que tirarla a la basura.
Seguridad alimentaria
¿Qué es exactamente esa capa blanquecina que ha echado a perder nuestra salsa de tomate? El moho es un tipo de hongo microscópico que se forma cuando las esporas de moho presentes en el aire encuentran un ambiente húmedo y nutritivo. Lo que se ve a simple vista es una manifestación del hongo.
Cuando se trata de los alimentos, el moho se produce cuando no se almacenan correctamente o cuando están expuestos a la humedad, con una determinada temperatura, durante un período prolongado.
Tal y como apunta la OCU, es una señal visible del deterioro de ese alimento, pero también tiene manifestaciones invisibles peligrosas para la salud. Por eso, salvo contadas excepciones, no es buena idea quitar las partes mohosas y comerse el resto.
Por tanto, merece la pena intentar evitar que ese hongo aparezca y prolifere dejándonos sin salsa de tomate. Para ello, te explicamos a continuación uno de los trucos que están arrasando en las redes.
solución Práctica y original
Existen varias maneras de evitar que esto ocurra, pero, como decíamos, una de las más populares es la del nutricionista Miodrag Borges. "Hoy os presentamos un truco con el que no volverás a tirar un bote de tomate abierto porque se haya llenado de moho", anuncia Borges en un vídeo en sus redes sociales.
La solución no solo es sencilla y eficaz, también es una buena manera de personalizar la salsa de tomate, dándole unos toques muy personales.
Tal y como se ve en el vídeo, "solo necesitas una cubitera limpia (o varias dependiendo de la cantidad), a la que añadimos el tomate en todos los huecos», explica el experto. Para un mejor resultado, sugiere usar una espátula para distribuir el tomate de manera uniforme.
Pero este método no solo resuelve el problema del moho, también permite personalizar el sabor de tus preparaciones. ¿Cómo? Añadiendo especias diferentes a cada uno de los huequecitos de la cubitera. Por ejemplo: puedes agregar cúrcuma, ajo en polvo u orégano.
Una vez has echado las especias, introduce la cubitera en el congelador. En su interior se conservará sin problemas durante varias semanas y cuando lo saques podrás degustar una deliciosa salsa de tomate con un toque a cúrcuma, ajo u orégano.
Más trucos
La congelación no es la única manera de evitar que los hongos campen a sus anchas por la salsa de tomate. Otra de las medidas que se pueden tomar consiste en aplicar un poco de mostaza al interior de la tapa del bote. Ésta funcionará como aislante y protector y hará que las bacterias tarden en desarrollarse mucho más de lo que lo harían con normalidad.
¿Qué hacer si comes salsa de tomate con moho?
Si por despiste has comido un alimento que tenía moho, probablemente haya sido una pequeña cantidad, por lo que no habría que alarmarse. Ahora bien, en el caso de que aparecieran síntomas como náuseas, diarrea o dificultad para respirar, los expertos recomiendan buscar ayuda médica.
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