Hace pocas décadas la sal era sal y punto. En los últimos años la oferta se ha multiplicado: tenemos sal yodada, sal marina, flor de sal, sal maldon, sal rosa, sal del Himalaya, sal yodada, sal negra o sal de manantial, entre otras.
Más allá de las diferencias en el sabor que aprecian los gourmets, desde el punto de vista de la salud se suelen recomendar especialmente la sal marina y la sal yodada. En los últimos tiempos aumentan las referencias a la sal de manantial como especialmente saludable.
¿Que es la sal de manantial?
Cualquier sal es básicamente cloruro sódico. La proporción varía entre el 80,5% en la sal marina, el 99% en la sal rosa del Himalaya o el 100% de la sal de roca o sal de halita refinada.
La sal de manantial es seguramente la menos conocida aunque es antiquísima: procede de manantiales salinos subterráneos que afloran a la superficie donde se obtiene la sal por evaporación. Se recoge y se ofrece sin someterla a ningún proceso de refinado, ni se expone a los contaminantes ambientales de origen humano, como los microplásticos.
Los análisis indican que esta sal también se encuentra entre las que tienen mayor diversidad y cantidad de minerales. Sin embargo, el aporte de otros minerales a parte del sodio no es significativo a nivel dietético.
¿Es mejor la sal yodada?
La sal yodada es sal marina o sal de roca a la que se le ha añadido yodato de sodio. El yodo es un mineral esencial que puede escasear en la dieta de las personas que no consumen pescado ni productos lácteos.
La deficiencia de yodo altera el funcionamiento de la tiroides y puede llevar a sufrir una variedad de problemas hormonales, metabólicos y neurológicos. Por eso la OMS recomienda su consumo, teniendo en cuenta que, a la vez, aconseja no tomar más de 5 g de sal (de cualquier tipo de sal) para no excederse con el sodio.
El dilema es elegir entre sal marina yodada o sal de roca yodada. La sal marina solía ser la preferida por nutricionistas porque no conlleva un proceso de refinado, no se le añaden antiaglomerantes y contiene algunos minerales. Sin embargo, últimamente varios estudios científicos han llamado la atención sobre la presencia de microplásticos en la sal marina.
Como conclusión, la mejor opción parece ser una sal de manantial yodada porque no ha sido refinada, no contiene microplásticos y aporta yodo.
Sales de manantial en España
- En España existen varias salinas de interior que producen sales de manantial muy apreciadas.
- La sal del Valle Salado de Añana en Álava es conocida por su pureza y calidad.
- La sal de Duernas, en Córdoba, fue un tesoro para los romanos y sigue siéndolo hoy, como las sal de Valcargado en Utrera, Sevilla.
La sal de Villena en Alicante, la de Saelices en Guadajara y una veintena de salinas de interior más que constituyen un patrimonio natural y cultural peculiar de la península Ibérica, pues no las hay en tanta abundancia en otros lugares del mundo.
La razón es que deben su origen a que el Mar de Tetis que ocupó la mitad del espacio de la actual península hace 200 millones de años (Triásico Superior).
Otra opción salada: la sal de hierbas
La hipertensión es el problema de salud que lleva a muchas personas a reducir su consumo de sal. En este caso, para que las recetas no pierdan su atractivo, puede ser interesante recurrir a la denominada "sal de hierbas".
Se trata de combinar una buena sal con plantas y frutos silvestres que pueden aportar una gran variedad de sabores a la cocina. Puedes preparar tu propio mezcla de sal de hierbas para dar personalidad a tus creaciones culinarias.