Ni fumo, ni bebo, ni tomo cosas raras pero, eso sí, no puedo empezar el día si no es con un buen cafetón. Ni cafecito, ni cafelito, ni café a secas: una taza bien grande con este preciado elixir que tanto me gusta (a mí y a la mayoría de los mortales) y al cual no añado ni azúcar ni ningún tipo de endulzante saludable para no enmascarar su sabor original.
Y de ahí que pensara que no había de qué preocuparse. Y mira tú por dónde, qué sorpresa me he llevado cuando he leído que la forma en la que se prepara el café está muy relacionada con el colesterol. Por lo visto, el café contiene cafestol, una molécula de diterpeno que puede subir los niveles de colesterol, en concreto el LDL o lipoproteína de baja densidad, conocido como "colesterol malo".
Cómo preparar el café para evitarlo
En este sentido, y tal como afirma la gastroenteróloga Karen Alarcón, de más a menos estos son los tipos de café que pueden elevar los niveles de colesterol: el café expreso, el café que se prepara en la cafetera de émbolo o cafetera francesa, luego el café soluble y, finalmente, el café con filtro de papel, ya que este sencillo gesto reduce el 95% de los transportadores de diterpenos. En este sentido, los más recomendables son los filtros de papel ecológico, sin blanquear y totalmente libres de cloro.
En cuanto a qué café escoger, inclinarte por una variedad de café u otra dependerá sobre todo de los gustos personales, aunque siempre será preferible café ecológico. La variedad arabica, que es a la que corresponden los cafés de calidad, es mejor que la variedad robusta, y en general tiene algo menos de cafeína.
Respecto a los métodos de tostado, es preferible utilizar el café natural al torrefacto, ya que en este último caso se ha añadido azúcar al proceso de torrefacción para darle el gusto y la espuma que este tipo de café genera en máquina.
Alternativas que te pueden interesar
Obviamente, tal como la propia doctora recomienda, en el caso de tener ya diagnosticado colesterol elevado y estar en tratamiento, lo ideal sería no tomar café y sustituirlo por té verde u otra bebida antioxidante.
Por otro lado, a estas alturas todos sabemos, tanto por lo estudios que se han podido hacer como por experiencia propia, que el café nos ayuda a arrancar por las mañanas, contribuye a mejorar nuestra concentración y tiene efecto laxante. Pero no es la panacea y, evidentemente, hay a quienes les provoca nerviosismo, palpitaciones y ansiedad; asimismo, también se han descrito casos de personas bebedoras de café que han sufrido dolores de cabeza cuando dejan de tomarlo de repente por el motivo que sea.
Por eso, si no te sienta bien o crees que tomas demasiado, lo ideal es que busques alternativas saludables y bebidas sin cafeína que también resultan estimulantes, como la raíz de achicoria, la infusión de menta o el ginseng.
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