La ensaladilla rusa es un plato que nunca pasa de moda. En cualquier reunión familiar (y en estas fechas no faltan) o plan con los amigos encaja a la perfección. Su frescura, su versatilidad y su sabor característico la convierten en el complemento perfecto para cualquier ocasión, desde un picnic hasta una cena elegante.

Además, reconozcámoslo, es una receta sencilla que cualquier puede preparar. Aunque, como en todo en esta vida, hay clases. Si quieres que tu ensaladilla rusa suba de nivel y pase de ser un clásico a un plato extraordinario, debes saber un truco de cocinero que garantiza que la textura y el sabor sean perfectos. ¿Y sabes de quién lo hemos aprendido? De los dos cocineros vascos más famosos: Karlos Arguiñano e Íñigo Urrechu. Si los dos más grandes lo usan… Será porque con él la ensaladilla rusa pasa a otro nivel.

Empieza con unas buenas patatas

No es ningún secreto que, en la cocina, los ingredientes lo son todo. Así que la base para una ensaladilla rusa excepcional es elegir unas buenas patatas. Y aunque la mayoría vamos al supermercado y metemos las primeras que vemos en el carrito, la patata también tiene variedades. No todas, por supuesto, son ideales para esta receta.

Los expertos, como Arguiñano y Urrechu, recomienda usar patatas nuevas o de variedades como Kennebec, Red Pontiac o Spunta. Estas patatas, de piel fina y textura firme, son ideales para la cocción que requiere esta receta y tienen un sabor delicioso.

Si no sabes cómo se eligen patatas nuevas, tranquila. En esto, patatas y humanos nos parecemos. Lo que debes buscar son aquellas que tengan una piel clara y lista. Por el contrario, las patatas viejas tienen la piel más gruesa, oscura y arrugada. En esto, patatas y humanos nos parecemos. Este sencillo detalle, ya va a marcar la diferencia en la textura final de tu ensaladilla.

Cuestión de detalles

En la cocina, cada detalle cuenta. Y por eso el gran truco de los cocineros vascos para conseguir la ensaladilla de patata perfecta está en la cocción. Antes de meter las patatas a la olla, que el agua hierva. Así de sencillo. También recomiendan echarlas a cocer limpias, pero sin pelar, con un poco de sal y un chorrito de aceite. De esta forma, evitamos que absorban demasiada agua y pierdan consistencia.

Para saber si están listas, el truco maestro es pincharlas con un tenedor. Si están tiernas hasta el centro, están listas. Y a partir de aquí, Arguiñano y Urrechu difieren.

Para Karlos Arguiñano, el método clásico es el más efectivo. Mientras las patatas se cuecen, añade las zanahorias enteras y las cocina durante 25 minutos. Luego incorpora los huevos, que cuece junto a las verduras durante 10 minutos. Pasado el tiempo, escurre el agua, deja que los ingredientes se templen y los corta en daditos. Para acabar, agrega el resto de las componentes: atún desmigado, aceitunas picadas finitas, guisantes y mayonesa al gusto.

Por su lado, Urrechu innova un poco más en la elaboración. Una vez cocidas las patatas, las templa, les quita la piel y reserva la mitad para pasarlas por el pasapurés. El resto las corta en dados tradicionales y sigue los pasos que ya todos conocemos. Combinando estas dos texturas (más cremosa o firme) consigue una experiencia única en cada bocado.

Elijas el método que elijas, el truco maestro es cocer bien las patatas. Si lo haces como recomiendan los expertos, la textura de tu ensaladilla está garantizada. Así que, la próxima vez que prepares este clásico, recuerda los consejos de Arguiñano y Urrechu. Y personaliza tu ensaladilla tanto como quieras. Desde la cantidad de mayonesa hasta los ingredientes que añadas (encurtidos, guisantes, pescado, pulpo, cangrejo, diversas verduras). ¡Las posibilidades son infinitas! Lo importante, como siempre, es mantener el equilibrio entre los sabores y aprovechar al máximo la calidad de las materias primas.