Hacer el amor según el taoísmo es un acto sagrado en el cual se aprende progresivamente a desapegarse del deseo, así como a disociar, en el caso del hombre, la eyaculación del placer.
Pero la sensación de gozo, no muy intensa al principio, puede superar progresivamente la localización en los órganos sexuales y expandirse hacia arriba creando un eje vertical en el cuerpo que se propaga a todo el ser. Así podemos en un estado de meditación extática en la que el yin y yang entran en perfecta armonía.
Es lo que se busca en las prácticas de chikung o alquimia sexual en pareja, a través del intercambio armónico entre las energías femeninas y las masculinas.
El tao del sexo en pareja
Según el taoísmo, hay un orden natural en el universo, un orden basado en el equilibrio de estos opuestos complementarios interdependientes que son el yin y el yang. Una fuerza sin la otra no puede existir y se generan la una al otra.
Yin significa el "lado umbrío de la montaña", mientras el carácter yang se refiere a la solana. Son dos partes que conforman juntas la montaña entera, existen en relación a la existencia de la otra y cada una contiene también a la otra: en la solana hay sombras y en la umbría hay zonas más iluminadas que otras.
De esa misma manera también podemos clasificar dentro de este orden la noche y el día, el frío y el calor, lo femenino y lo masculino… El equilibrio entre estos opuestos es lo que regula la salud global, grupal e individual.
El hombre es esencialmente yang y la mujer yin, aunque en el hombre hay yin y en la mujer hay yang. Todos los hombres tienen atributos que se podrían clasificar como femeninos y la mujer atributos masculinos.
Específicamente, el taoísmo considera que el hombre es yang por fuera y yin por dentro, y la mujer, lo contrario.
La unión de energías que se complementan
En la tradición taoísta se celebraban unos rituales llamados heqi o "unión de los alientos"; es decir, la unión de los chi o energías vitales. Estos rituales están descritos de una manera hermosamente poética en la literatura taoísta, pero para nosotros resultan bastante incomprensibles o susceptibles de diversas interpretaciones.
A menos que queramos llevar una vida monacal taoísta completa (y no existe ningún templo en Occidente donde hacerlo), hoy no tiene sentido intentar reproducir estrictamente esos rituales.
Pero su adaptación a nuestra vida actual es de un valor incalculable, tanto para la salud y la longevidad como para enriquecer nuestra vida sexual y cambiar el paradigma bajo el cual tenemos encuentros sexuales.
El objetivo de los taoístas es ser uno con el tao, la esencial primordial del universo, o en otras palabras, fluir en su corriente. Solo el intercambio armónico entre lo masculino y lo femenino permite acceder al aliento único.
A través del acto sexual armónico entre hombre y mujer, se vivencia y se conecta con el armónico fluir entre el yin y el yang, retornando al orden natural común a todo, al tao.
Ejercicio de iniciación al chikung sexual
Se trata de experimentar primero la calma y el vacío para ir avanzando lentamente hacia la excitación sexual y después prolongar el placer:
- Nos sentamos cara a cara y nos miramos largo rato. Podemos poner la mano izquierda en nuestro corazón y la derecha en el de nuestra pareja.
- Así colocados nos permitimos un buen rato de relajación, de presencia, de vaciarnos de lo que no nos sirve en este momento y de llenarnos de amor.
- Luego el hombre pasa a masajear a la mujer. Primero masajea sus senos para activar su chi, a continuación baja por el abdomen hasta llegar a sus genitales. Los masajea empezando por los labios externos.
- Cuando la mujer está excitada (ella decide cuándo), la vagina recibirá y envolverá al pene y nos quedaremos un buen rato sin movernos, mirándonos a los ojos y atentos a las sensaciones que se generan en los genitales cuando la falta de roce permite que se active el tacto.
- Es importante acompasar las respiraciones y que sean lentas y profundas. Si se produce movimiento, que sea una ondulación acompasada del cuerpo al ritmo de la respiración, que no dejaremos que se acelere.
- En la alquimia taoísta purista, el hombre jamás debe eyacular, pero es una práctica peligrosa si no se realiza con conocimiento. Intentaremos prolongar al máximo el momento de la eyaculación, que se dará cuando ella esté saciada.