La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y se expresa en dos cifras, por ejemplo, 120/80 mm Hg. El primer número, el mayor, indica la presión en las arterias cuando el corazón se contrae o late (presión sistólica). El segundo número, el menor, es la presión en las arterias cuando el corazón descansa entre los latidos (presión diastólica).
La presión normal está alrededor de 120/80 mm Hg, aunque estos valores pueden variar en función de diversos factores, como la edad o el estado de salud de la persona.
Cuando una persona tiene la presión arterial constantemente alta se considera que tiene hipertensión, algo que es un factor de riesgo para varias enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud. No obstante, la presión arterial también puede subir de forma puntual sin que haya hipertensión. En esta situación, algunas personas se preguntan, ¿cómo bajar la tensión de inmediato? En este artículo te contamos cómo lograrlo cuando no se trata de una crisis hipertensiva y tambien qué hacer en caso de crisis hipertensiva.
En este vídeo descubre cómo bajar la tensión con ejercicios de respiración:
Subida de tensión: síntomas de alerta
Uno de los problemas de la tensión alta es que a menudo no provoca síntomas. Es por ello que la hipertensión es difícil de identificar y, por lo tanto, de ponerle remedio.
Cuando sí hay síntomas de una subida de tensión, los más habituales son:
- Dolor de cabeza, que puede ser persistente o palpitante, y se nota especialmente en la parte posterior de la cabeza.
- Dolor u opresión en el pecho.
- Mareos o aturdimiento, especialmente al ponerse de pie rápidamente.
- Dificultades para respirar, especialmente al realizar un esfuerzo físico.
- Náuseas o vómitos.
- Visión borrosa o cambios en la visión (por ejemplo, dificultad para enfocar).
- Cansancio extremo o falta de energía.
- Sangrado nasal.
¿Cuándo ir a urgencias por una subida de tensión?
Una subida fuerte y repentina de la tensión arterial (lo que se conoce como crisis hipertensiva) puede tener consecuencias graves como un ataque al corazón o un derrame cerebral u otros problemas de salud potencialmente mortales.
Debes acudir a urgencias de inmediato si tus lecturas de tensión están por encima de 180/120 mm Hg o experimentas síntomas graves como dolor en el pecho, falta de aire, vómitos persistentes o cualquier síntoma neurológico repentino (dolor de cabeza fuerte y persistente, mareos intensos, confusión, cambios en la visión, entumecimiento o debilidad en la cara, los brazos o las piernas, dificultad para hablar o comprender lo que dicen otros).
¿Cómo bajar la tensión de inmediato?
El tratamiento de una crisis hipertensiva suele resolverse en urgencias con medicamentos por vía oral. En caso de que se produzcan complicaciones, si pudiera haber daño agudo a nivel renal, cerebral, o cardiológico, por ejemplo, puede implicar la administración de medicamentos por vía intravenosa para reducir de forma progresiva la presión arterial, habitualmente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). De ahí la importancia a a que aludíamos antes de acudir a urgencias de inmediato.
Si tienes la tensión alta pero no estás ante una crisis hipertensiva como las que hemos comentado anteriormente, lo principal para bajar la tensión es relajarse. Algunas medidas útiles son:
- Las respiraciones profundas pueden ayudar: toma aire, aguanta la respiración durante un par de segundos y luego exhala lentamente. Repítelo unas cuantas veces.
- Tomar una ducha o un baño con agua tibia.
- Dar un paseo, leer un libro, escuchar música… o cualquier otra actividad que te resulte relajante.
No obstante, la mejor manera de mantener la presión controlada a largo plazo y evitar la hipertensión es siguiendo un estilo de vida saludable y haciendo pequeños cambios en nuestros hábitos diarios, por ejemplo:
- Mantener un peso saludable, ya que el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de hipertensión.
- Hacer ejercicio físico de forma regular.
- Seguir una dieta rica en frutas y verduras, granos integrales, frutos secos, semillas y grasas saludables.
- Moderar el consumo de sal, alcohol y cafeína. Los efectos del café en caso de hipertensión resultan muy contraproducentes.
- Reducir los niveles de estrés. Algunas técnicas muy útiles para ello son el mindfulness o el yoga.
- Dormir las horas suficientes.
- No fumar.