Para la mayoría de los niños, el regreso a la escuela después del verano significa recuperar el contacto con los amigos y las rutinas familiares. Pero para los que terminan la primaria y tienen que comenzar la secundaria en otro centro educativo, después de las vacaciones de verano comienza una aventura completamente nueva.
Este apasionante paso no solo trae consigo diferentes profesores y materias, sino también nuevos amigos, tareas y un entorno desconocido. Para que esta transición se desarrolle sin problemas y con éxito, es importante estar bien preparado y comprender los diversos cambios e hitos que implica esta fase.
Nuevo entorno de aprendizaje y nuevas condiciones
La vida escolar cotidiana es cada vez más compleja, con más materias y diferentes profesores. Hay muchas cosas a considerar y los padres pueden brindar apoyo de varias maneras para que sea más fácil comenzar con la vida escolar diaria.
1. Hacer comprensible el horario
Es importante que los niños aprendan a entender su horario y se acostumbren a los nuevos tiempos. Como padre, puedes ayudar a tus hijos repasando juntos el horario, estableciendo orden en las tareas y en el tiempo libre y comprobando periódicamente cómo tu hijo se enfrenta a la nueva estructura.
Como padre puedes ayudar a tus hijos a desarrollar sus propias estrategias de aprendizaje y prepararse con un grado de responsabilidad mayor. Este aumento de la autonomía es un hito en el desarrollo de un niño hasta convertirse en un adolescente prácticamente independiente.
Durante los primeros meses no conviene saturar al niño con actividades extraescolares. Puede continuar con las que hacía el año pasado, pero quizá no sea el momento de incorporar una nueva, a menos que le haga ilusión.
2. Manejar los deberes y el estrés
La cantidad y complejidad de las tareas está aumentando. Una buena organización y unos tiempos de estudio regulares ayudan a tener un control y evitar el estrés.
Los padres pueden ayudar a sus hijos estableciendo un lugar cómodo para estudiar, programando descansos regulares y ofreciendo apoyo cuando sea necesario sin socavar la autonomía del niño.
Ahora también es un buen momento para recomendarle a tu hijo técnicas para controlar el estrés: podrían ser ejercicios de respiración, técnicas de relajación o simplemente pasatiempos que le relajen. El tiempo para relajarse debería tener un lugar en su rutina diaria.
3. Cuidar la alimentación
Puede que el niño deba madrugar un poco más. No es una excusa para no desayunar o hacer una primera comida poco nutritiva. El cuerpo necesita todos los nutrientes esenciales y mucha energía para apoyar el crecimiento acelerado, así que es importante cuidar todas las comidas, y especialmente el desayuno.
El comienzo de esta nueva etapa es una oportunidad para repasar la calidad de la alimentación del niño con su participación para que sea más consciente y más responsable en todo lo relacionado con su dieta. Ya puede saber, por ejemplo, por qué necesita comer al menos 5 raciones de frutas y verduras. Por qué los ultraprocesados no son buenos por muy bonitos que sean los envoltorios, etc.
Con la llegada de la adolescencia va a tener más libertad para comer fuera de casa y para prepararse sus propias comidas, así que conviene que sepa hacerlo de manera saludable.
4. Incorpora el ejercicio
Las comidas saludables con frutas, verduras, productos integrales y proteínas, así como una dosis suficiente de ejercicio, son elementos importantes para el bienestar físico y mental de tu hijo.
La manera más sencilla de que tu hijo realice una actividad física saludable es mediante una actividad deportiva extraescolar, un mínimo de tres veces a la semana si es posible. El fútbol y el baloncesto son las opciones más populares, pero si esos deportes no gustan a tu hijo, existen muchas otras posibilidades. Por otra parte, es buena idea realizar salidas a la naturaleza en familia en el fin de semana.
5. Hacer nuevas amistades y mantener las antiguas
Apoya a tu hijo para que participe en las actividades escolares y anímalo a acercarse abiertamente a sus nuevos compañeros de clase.
Los grupos de trabajo y los clubes deportivos ofrecen buenas oportunidades para hacer nuevos amigos. Habla con tu hijo sobre cómo puede acercarse activamente a los demás y bríndale consejos para mantener amistades.
También puedes organizar citas para jugar con viejos y nuevos amigos. Esto ayuda a tu hijo a establecer y consolidar contactos sociales, lo cual es especialmente importante cuando se cambia de escuela.
Yendo de la mano podréis conseguir que este momento tan apasionante se convierta en una experiencia positiva y que se cree una base sólida para un futuro feliz y saludable.