"A un hombre se le puede arrebatar todo salvo la última de las libertades humanas: la de elegir su actitud frente al destino y trazar su camino", escribió Viktor Frankl, superviviente del Holocausto y psiquiatra de prestigio. Si alguien que ha sido torturado en Auschwitz y ha estado a las puertas de la muerte es capaz de reconocer que es libre de elegir su actitud, cabe pensar que todos podemos hacerlo.

"Cultiva tu actitud asiduamente", dijo Patanjali, fundador del yoga moderno. Una actitud sana es un bien valioso que hay que ganarse.

A menudo no vemos que los valores y actitudes pueden elegirse y dejamos que sean ellos los que nos elijan a nosotros. Pero la actitud no es algo que suceda; se puede cultivar y potenciar.

El primer paso para hacerlo es tomar conciencia de los aspectos negativos de la actitud que se mantiene en el presente. Cabe preguntarse: "¿Qué valoro yo? ¿Soy coherente con esos valores? ¿Por qué no?"

Uno tiene que saber qué actitud desea cultivar y poner los medios para conseguirlo. Cuando se presta atención, la actitud empieza a cambiar casi por sí misma.

Cada uno tiene derecho a elegir su actitud y a decidir qué implicará adoptarla. Si se opta por unas actitudes saludables y se cultivan a conciencia, la vida cobra una luz diferente, las relaciones se vuelven más gozosas y uno se siente más pleno.

10 cosas que puedes hacer para potenciar tus valores