La palmera kentia (Howea forsteriana), una de las más populares palmeras de interior, impresiona por su porte majestuoso y sin duda destaca en cualquier espacio donde se encuentre.
Sin embargo, su atractivo no es solo visual; también es conocida como una de las mejores plantas purificadoras del aire: aporta frescura y mejora la calidad ambiental.
En este artículo, aprenderás todo lo necesario para cuidar y propagar tu kentia. Aunque no es una planta complicada, seguir algunos pasos clave garantizará su longevidad, permitiendo que esta maravilla verde viva hasta 50 años en tu casa.
Palmera kentia: origen y características
La palmera kentia es una verdadera rareza. Originaria de una pequeña isla frente a la costa de Australia, este género de plantas tropicales se encuentra de forma silvestre únicamente en ese lugar.
A pesar de su exclusividad, hoy en día la kentia es muy popular como planta ornamental en todo el mundo, siendo común tanto en hogares como en oficinas.
Esta palmera crece lentamente, pero de manera constante. Es una planta tropical y, en su hábitat natural, puede alcanzar los 17 metros de altura. Como planta de interior, su tamaño máximo es de tres metros de altura y hasta 1,5 metros de ancho, creciendo aproximadamente 20 centímetros al año si recibe los cuidados adecuados.
Cuál es su Ubicación ideal y qué necesita
Para ofrecerle a la kentia un lugar donde prosperar, es útil replicar las condiciones de su entorno natural en los bosques subtropicales.
- Temperatura: es esencial mantener temperaturas superiores a 15 °C durante todo el año. En verano, las temperaturas ideales rondan los 20 °C. Durante los meses cálidos, la planta puede colocarse al aire libre, pero siempre en un lugar semisombreado y protegido del sol directo.
- Iluminación: en interiores, la kentia necesita un espacio luminoso o parcialmente sombreado. Un ambiente demasiado sombrío reducirá la cantidad de hojas que produce.
- Humedad: una alta humedad es crucial para que la kentia se desarrolle cómodamente. Pulverizar agua sobre sus hojas regularmente ayuda a mantenerla saludable.
- Sustrato: usa tierra universal sin turba mezclada con arena en una proporción 1:1. Esto mejora el drenaje y asegura que las raíces no sufran encharcamiento. Añade una capa de drenaje en la base de la maceta, como arcilla expandida, para facilitar el flujo de agua.
Cuidados básicos de la kentia
Riego adecuado
En su hábitat natural, el aire es húmedo debido a su ubicación subtropical. Por ello, la kentia es ideal para lugares como baños luminosos, aunque también puedes mantenerla en otros espacios si pulverizas agua sobre sus hojas regularmente para simular la humedad.
- Frecuencia: usa agua de lluvia o con bajo contenido de cal para regar. Hazlo solo cuando la capa superior del sustrato esté completamente seca.
- En invierno: reduce ligeramente la cantidad de riego, asegurándote de que las raíces no se sequen por completo. Recuerda que la planta no tolera el encharcamiento, así que elimina el exceso de agua del platillo tras regarla.
Fertilización
Durante la primavera y el verano, añade fertilizante líquido al agua de riego una vez al mes. Esto asegura un crecimiento saludable durante su fase activa.
¿Hay que Podar la kentia?
La kentia no requiere una poda regular, pero sí es importante retirar las hojas secas o dañadas.
- Hojas marrones: si solo las puntas están marrones, corta dejando un pequeño borde seco para evitar que el daño avance.
- Hojas inferiores: para controlar el crecimiento, retira cuidadosamente las hojas inferiores desde la base, pero nunca cortes las hojas centrales, ya que ahí se forman las nuevas.
Si la planta se vuelve demasiado ancha, puedes reducir su tamaño eliminando algunas raíces laterales en el momento de trasplantarla.
Problemas frecuentes y soluciones
Aunque es resistente y fácil de cuidar, la kentia puede enfrentarse a algunos problemas. Aquí te damos soluciones para cada caso:
- Manchas marrones: pueden aparecer debido a las temperaturas demasiado bajas o por la exposición excesiva al sol. Traslada la planta a un lugar más cálido o menos iluminado.
- Hojas marrones o secas: indican encharcamiento o sequía. Ajusta el riego para evitar que las raíces sufran daños.
- Puntas marrones: poca humedad. Incrementa la humedad pulverizando agua sobre las hojas o colocando un recipiente con agua cerca de la planta.
- Hojas amarillas: puede deberse a una infestación con ácaros, cochinillas o falta de luz. Aumenta la humedad, mejora la iluminación y revisa la planta regularmente para eliminar plagas.
- Huellas pegajosas: indica la presencia de trips o cochinillas. Elimina las plagas inmediatamente y limpia las hojas afectadas.
Cuidados especiales en invierno
En invierno, la kentia entra en una fase de reposo. Durante este período:
- Reduce el riego, pero asegúrate de que el sustrato no se seque por completo.
- Suspende la fertilización hasta la primavera.
- Presta especial atención a la humedad, ya que el aire seco de la calefacción puede dañar sus hojas. Pulverizar agua con regularidad es clave para mantenerla en buen estado.