Con el paso del tiempo, las semillas pierden su capacidad de germinar debido a factores como la humedad, la temperatura y la exposición a la luz.

Por eso, antes de usar las semillas que tienes guardadas, debes comprobar si mantienen la capacidad de germinación, de lo contrario puedes encontrarte con la sorpresa de que después de 20 días de paciente espera muy pocas o ninguna han brotado.  

Si la prueba tiene éxito, puedes usarlas tan pronto como haga la temperatura adecuada. 

¿Qué es una prueba o test de germinación?

Se realiza una prueba de germinación para comprobar si las semillas viejas de otros años aún son capaces de germinar. 

Algunas semillas, como las de zanahoria o pepino, suelen tener una vida útil más corta que otras, como las de pimientos o tomates, con lo que son más vulnerables a los agentes externos que pueden estropearlas.

Cómo hacer una prueba de germinación

En lugar de esperar semanas a ver si tus semillas germinan en la tierra, el test de germinación acelera el resultado. Al realizar esta prueba, lo que haces es simular las condiciones ideales para la germinación, pero en un espacio más controlado.

Además, puedes probar una cantidad pequeña de semillas en lugar de plantar todo el paquete, lo que puede evitarte tener que eliminar muchas semillas si no germinan.

test de germinación
La huertina de Toni

En el canal de Youtube "La huertina de Toni", este experto con casi dos millones de seguidores, explica con claridad cómo realizar esta prueba. "Para el test de germinado vamos a necesitar materiales muy sencillos que podemos tener en casa: papel de cocina, papel de aluminio, un poquito de agua y las semillas que queremos germinar", comienza.

El proceso es muy sencillo: 

  1. Extiende un rectángulo de papel de aluminio sobre la mesa.
  2. Pon encima un cuadrado doblado por la mitad de papel de cocina.
  3. Pon las semillas sobre el papel separadas por 1 cm de distancia aproximadamente.
  4. Dobla de nuevo el papel para tapar las semillas.
  5. Humedece el papel.
  6. Dobla el papel de aluminio sobre el papel de cocina humedecido, formando una especie de sobre. Comprueba que no gotea.
  7. Ahora, pon el sobre de aluminio con el papel húmedo y las semillas encima de una fuente de calor. Para germinar, las semillas necesitan, humedad y un poco de calor. Toni explica que si la temperatura en casa es baja puedes poner el sobre encima de un router o un sintonizador de TDT. Al hacerlo, ¡ten cuidado de que no salga agua porque podría estropear el dispositivo! Si no tienes un aparato que te parezca adecuado o prefieres no acerca algo húmedo a un pequeño electrodoméstico, puedes poner el sobre en el alfeizar de una ventana orientada al sur donde recibirá unas cuantas horas de sol. Otra opción es colocarlo cerca de un radiador de calefacción.
  8. A los 3 o 4 días puedes comprobar si las semillas permanecen húmedas o necesitan un poco más de agua. Puedes realizar esta comprobación cada día.
  9. Al cabo de 3 días más, puedes comprobar el resultado.

Resultado de la prueba: ¿Sirven o no sirven las semillas?

Si después de diez días no ha germinado ninguna semilla o menos de la mitad, no se pueden considerar viables. Si más de la mitad germinan, las semillas siguen siendo útiles.

Semillas de albahaca germinando
iStock Photo.ThamKC

En este caso, puedes plantar las semillas germinadas directamente en la tierra, sabiendo que tienes una alta probabilidad de éxito. Si no es así, es mejor comprar semillas nuevas para asegurar una cosecha exitosa.

En cualquier caso, si alguna semilla ha germinado en tu prueba, trasplántala cuanto antes a un recipiente con la mezcla de tierra adecuada para su desarrollo.  

Aunque la prueba se puede hacer en cualquier momento, hacerlo antes de la temporada de siembra te permitirá tomar una decisión informada sobre su uso.

¿Cómo almacenar las semillas para prolongar su vida útil?

Si tienes semillas sobrantes, el almacenamiento correcto es esencial para mantener su viabilidad. Las semillas deben guardarse en un lugar fresco, seco y oscuro.

Usar envases herméticos, como frascos de vidrio o bolsas selladas, ayuda a prevenir la humedad que podría dañarlas.

Algunos jardineros también recomiendan almacenar las semillas en un congelador, especialmente aquellas que son más propensas a perder su viabilidad rápidamente, como las de lechuga o albahaca.

Sin embargo, debes asegurarte de que las semillas estén completamente secas antes de congelarlas, para evitar que al congelarse se dañen.