Cuenta un mito griego que la diosa Hera, la esposa de Zeus, el rey de los dioses, sentía cierto odio hacia el Heracles (el Hércules romano), un hijo que su marido había tenido con la mortal Alcmena.
Un día, Hermes (el mensajero de los dioses) llevó por orden de Zeus al pequeño Heracles a escondidas al Olimpo para que se amamantara del pecho de Hera mientras ella dormía con el objetivo de lograr la inmortalidad. La diosa se despertó de repente y retiró bruscamente su pecho del niño.
El chorro de leche que salió despedido dio lugar a la Vía Láctea, que desde la Tierra vemos como una banda blanca en el firmamento.
¿Qué es la Vía Láctea?
La Vía Láctea es una galaxia, una vasta cantidad de estrellas unidas por la gravedad, que contiene nuestro Sistema Solar (y, en consecuencia, la Tierra) y todas las estrellas que vemos.
En concreto, se trata de una galaxia espiral barrada, con una banda central de estrellas y cuatro brazos espirales principales. Se estima que tiene un diámetro de más de 100.000 años luz y una edad de unos 13.200 millones de años.
La vemos como una franja blanca difusa, pero en realidad está compuesta por millones de estrellas (entre 100.000 y 400.000 millones), gas y polvo. Muchas de las estrellas que contiene tienen sus propios sistemas planetarios.
En el centro de la Vía Láctea hay un agujero negro supermasivo que se conoce como Sagitario A* y tiene una masa más de 4 millones de veces la del Sol. En esta zona hay una enorme cantidad de estrellas y gas, lo que crea un entorno caótico en el que el material es atraído hacia el agujero negro.
Dónde está la Vía Láctea
La Vía Láctea se encuentra en lo que se conoce como Grupo Local de galaxias, que forma parte del Supercúmulo de Virgo, uno de los muchos supercúmulos que existen en el universo y que contiene miles de galaxias. De hecho, el Supercúmulo de Virgo es en sí mismo parte de una estructura aún más grande conocida como el Supercúmulo de Laniakea.
La Vía Láctea es una de las galaxias mas grandes del Grupo Local, que incluye unas 54 galaxias, entre ellas las famosas Galaxia de Andrómeda y Galaxia del Triángulo.
El Sistema Solar, del que forma parte la Tierra, está a unos 26.000 años luz del centro de la Vía Láctea, en una zona conocida como el Brazo de Orión, que se ubica entre dos brazos más grandes: el Brazo de Sagitario y el Brazo de Perseo. La posición de la Tierra, en una zona relativamente tranquila de la galaxia, nos permite tener una perspectiva única de su estructura y composición.
Cómo ver la Vía Láctea
Desde la Tierra podemos ver parte de la Vía Láctea, la galaxia de la que formamos parte. En concreto, lo que vemos es una franja alargada que corresponde al plano principal.
En España, la mejor época para ver la Vía Láctea es entre marzo y octubre, en especial durante los meses de verano. Como hemos mencionado antes, se ve en el cielo nocturno como una banda blanquecina. Para ubicarla, puede ser de gran ayuda identificar constelaciones cercanas al núcleo galáctico como Escorpio (con su reconocible cola curvada y la brillante estrella Antares, el corazón del escorpión) o Sagitario (con forma de tetera, cuyo pico apunta directamente hacia el centro de la Vía Láctea).
En los meses de invierno, el hemisferio norte mira hacia las afueras del núcleo de la Vía Láctea, donde la densidad de estrellas es mucho menor. En cambio, se pueden disfrutar de otras maravillas en el cielo nocturno, como la Nebulosa de Orión o las Pléyades.
Recomendaciones para ver la Vía Láctea
Usar una aplicación móvil o un mapa estelar puede ser de gran ayuda para ubicar la Vía Láctea u otros objetos en el cielo.
Recuerda que, para verla bien, conviene ir a un sitio oscuro, alejado de los núcleos urbanos y su contaminación lumínica, y elegir un día en el que el cielo esté despejado y la luna no sea muy brillante, pues su luz puede afectar a la visibilidad de las estrellas.
También conviene dejar que los ojos se acostumbren a la oscuridad durante unos minutos. Además, el uso de binoculares, aunque no es necesario, puede mejorar la localización y visión de la Vía Láctea.