En muchas películas de amor la trama se basa en la historia de una pareja en la que uno de los dos no está enamorado, o no sabe amar bien, o no se atreve porque está muerto de miedo, o le da pereza sentirse vulnerable y mostrarse tal cual es.
Generalmente el mutilado emocional era un tipo muy sensible que perdió su capacidad para amar y ser amado por algún suceso traumático (la novia le deja por otro o él muere en un fatal accidente), y aunque vuelve a encontrar el amor tiempo después, no puede entregarse porque tiene una armadura de pies a cabeza.
El papel de la protagonista suele ser intentar ablandar su corazón y calentar esa armadura de hielo para que se deshaga, y este rol lo cumplen siempre mujeres bondadosas, inocentes, leales, fieles, generosas, y sensibles que aman sin pedir nada a cambio, y que aguantan todo por amor.
No debemos amar a cualquier precio
Es la historia de la Bestia y la Bella: él es un ogro pero dentro de sí hay un príncipe azul, un niñito asustado que necesita mucho amor y no sabe cómo pedirlo.
Ella le ama incondicionalmente y soporta sus malos tratos: su amor le salvará del hechizo, y le dará la recompensa que merece por aguantar tanto, y por esperar tanto la llegada del milagro romántico.
En la vida real, seamos realistas, no hay finales felices al estilo de las películas.
En la vida real, millones de mujeres desperdician sus vidas amando a hombres que no se enamoran nunca de ellas, que no saben quererlas, que no las tratan bien.
Pierden tiempo y energía soñando con el milagro romántico, y mientras llega, asumen su rol de mujer sumisa pensando que así las amarán más.
El amor no correspondido no es amor
El amor es una trampa, sobre todo cuando no hay amor, o sólo hay amor por nuestra parte. Nuestra autoestima se ve muy dañada cuando estamos en relaciones en las que no nos sentimos deseadas, queridas y cuidadas.
Aunque nuestra pareja nos trate bien, siempre es doloroso estar con alguien que no te corresponde.
Y de alguna manera, no renunciamos a lograr que el otro nos ame algún día, pero mientras eso sucede, no nos sentimos suficientemente atractivas, guapas, o buenas personas: nos preguntamos en qué estamos fallando, qué nos falta o qué nos sobra, qué podríamos mejorar para llegar a ser amadas.
Y la cuestión no está en nosotras, sino en la capacidad de la otra persona para conectar, para desnudarse, para mostrarse tal cual es, para compartirse, para expresar sus emociones, para disfrutar del amor.
El amor se da, o no se da.
Y si no se da, es difícil que llegue a darse, y no tiene sentido quedarse esperando a que suceda tal milagro. Porque tenemos que cuidarnos a nosotras mismas: sufrir por amor no es gratis, tiene un coste muy alto.
En las relaciones en las que no hay reciprocidad, la persona que está enamorada es la que lleva todas las de perder. Porque lo más probable es que intente ser complaciente para obtener el amor que busca en su amado, y viva pendiente de enamorarlo para poder alcanzar el paraíso romántico.
Dejemos de mendigar que nos amen
Cuando estamos con alguien que no nos quiere, nos sentimos permanentemente inseguras, y nos cuesta mucho valorarnos a nosotras mismas. Estamos más pendientes del otro que de nosotras mismas y de nuestra felicidad, y cuidamos más la relación que a nosotras mismas.
Cuando no te aman, es más fácil caer en la dependencia emocional, y acabar exigiendo o mendigando amor.
Por eso es tan importante estar atenta a las señales, ser realista, estar despierta, y evaluar si nos compensa o no una relación sin reciprocidad.
Tenemos que pensar sobre todo en cómo nuestra autoestima se puede ver dañada, cómo nos estamos sintiendo en una relación descompensada en la que sólo tú sientes y das amor. Si es bueno para ti, si te va a destruir por dentro.
No debemos esperar mucho: desde el principio una siente si una relación va a funcionar o no.
Y si no hay condiciones, es mejor cortarla cuanto antes, y separarse amistosamente, antes de que la desigualdad en los sentimientos nos hagan sufrir a los dos, o a uno de los dos.
Cuidarse es lo más importante, y una de las claves del autocuidado es rodearse solo de gente que te quiera mucho, y sepa quererte bien, así que no te estanques en relaciones en las que no te sientas amada y cuidada: no te hacen bien, y lo que queremos es precisamente, estar bien.