A medida que envejecemos, no es raro experimentar cierto grado de deterioro cognitivo, una realidad frustrante para muchas personas mayores. Pero, ¿qué pasaría si hubiera una manera de ralentizar o incluso prevenir este deterioro cerebral relacionado con la edad? Una nueva e interesante investigación del campo emergente de la neurociencia cognitiva nutricional sugiere que la respuesta puede estar en los alimentos que comemos.

El estudio, publicado en Nature Aging, identifica un conjunto específico de nutrientes que parecen promover un "envejecimiento cerebral saludable".

Al estudiar las dietas, las capacidades cognitivas y los escáneres cerebrales de 100 adultos mayores, los investigadores descubrieron que aquellos con niveles más altos de ciertos nutrientes clave en la sangre exhibían volúmenes cerebrales más grandes, una mejor integridad de la materia blanca, una organización de la red cerebral más eficiente y un rendimiento superior en las pruebas de inteligencia y memoria.

Los nutrientes más beneficiosos para el cerebro

¿Cuáles son los nutrientes que estimulan el cerebro? El perfil de nutrientes relacionado con un envejecimiento cerebral más saludable incluía niveles más altos de:

  • Ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados
  • Vitamina E
  • Compuestos similares a las vitaminas, colina
  • Antioxidantes de la familia de los carotenoides (luteína y zeaxantina).

Si bien estos nutrientes se han asociado anteriormente con la salud del cerebro, este estudio es uno de los primeros en examinar su impacto colectivo utilizando múltiples técnicas sofisticadas de imágenes cerebrales, que han proporcionado un panorama más completo. Curiosamente, el equipo descubrió que este perfil de nutrientes se alineaba fuertemente con los alimentos de la dieta mediterránea.

Cómo actúan los nutrientes

Para entender por qué esta combinación de nutrientes es tan poderosa hay que analizar las funciones de estos nutrientes en el cerebro.

Los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, como los que se encuentran en el pescado, los frutos secos y el aceite de oliva, son cruciales para mantener la integridad estructural de las células cerebrales y facilitar la comunicación entre las neuronas. También ayudan a combatir la inflamación, que se ha relacionado con el deterioro cognitivo.

La vitamina E, abundante en frutos secos, semillas y verduras de hojas verdes, es un potente antioxidante que protege las células cerebrales de los daños oxidativos que se acumulan con la edad.

La colina, que se encuentra en los huevos y las verduras crucíferas, es esencial para producir acetilcolina (un neurotransmisor fundamental para la memoria) y mantener la integridad estructural de las membranas de las células cerebrales.

La luteína y la zeaxantina, los carotenoides destacados en el estudio, se encuentran principalmente en vegetales de hojas verdes como la espinaca y la col rizada. Estos compuestos se acumulan en el cerebro y actúan como potentes antioxidantes, protegiendo a las células cerebrales de los dañinos radicales libres. Investigaciones anteriores han relacionado niveles más altos de luteína y zeaxantina con una mejor memoria, velocidad de procesamiento y función ejecutiva en adultos mayores.

Un cerebro más grande y joven 

Además,  los investigadores descubrieron que los participantes del estudio se agrupaban naturalmente en dos grupos distintos según su salud cerebral: aquellos que mostraban cambios cerebrales apropiados para su edad y aquellos que mostraban un deterioro cerebral más pronunciado.

El grupo de envejecimiento retrasado no sólo tenía niveles sanguíneos más altos de los nutrientes clave, sino que también superó a sus homólogos de envejecimiento acelerado en pruebas de inteligencia, memoria y función ejecutiva. Además, sus cerebros parecían más jóvenes de lo que sugeriría su edad cronológica. Este hallazgo subraya el potencial de la nutrición no sólo para mantener sino incluso revertir algunos aspectos del envejecimiento cerebral.

Aunque el estudio señala nutrientes concretos, los autores indican que los efectos se asocian al consumo de alimentos enteros, no a los suplementos, ya que las complejas interacciones entre los nutrientes en su forma natural pueden ser clave para sus efectos beneficiosos.

La investigación proporciona evidencia convincente de que la nutrición es un factor crucial para el envejecimiento cerebral. Al adoptar patrones dietéticos ricos en estos nutrientes neuroprotectores, los adultos mayores pueden preservar sus facultades cognitivas hasta bien entrada su edad dorada.