Las infecciones urinarias se manifiestan con síntomas como sensación de ardor al orinar, necesidad frecuente de ir al baño, aunque se elimina poca cantidad y molestias en el vientre. También puede aparecer sangre en la orina. La mayoría de las infecciones afectan a las vías urinarias inferiores: la vejiga y la uretra, pero pueden extenderse a los riñones.
¿Puede la carne de pollo causar infecciones de la vejiga?
Muchas infecciones son causadas por la bacteria Escherichia coli,que se encuentra en el sistema digestivo y puede pasar del ano a la uretra (por eso una regla de higiene es limpiarse con el papel higiénico de adelante hacia atrás, no al revés). Las relaciones sexuales también pueden favorecer la infección (un consejo es orinar y lavarse después de tener relaciones). Otros factores que pueden intervenir son beber poca agua, presencia de cálculos urinarios, malformaciones congénitas, diabetes, sondas vesicales y un sistema inmunitario debilitado.
Investigadores de la Universidad George Washington han descubierto que una cepa bacteriana de la familia E. coli que se encuentra en productos de pollo y pavo puede causar numerosas infecciones en humanos, incluidas las del tracto urinario.
Las bacterias de la carne se pueden transmitir a los humanos
Se sabe que la E. coli se puede transmitir de persona a persona y no solo durante las relaciones sexuales. Es suficiente con vivir en el mismo hogar. Esto se puede observar con especial frecuencia en lugares donde hay una gran cantidad de bacterias y donde las personas también sufren de un sistema inmunitario débil, como en hogares de ancianos u hospitales.
Sin embargo, en el estudio, los científicos demostraron que una cepa de E. coli (Escherichia coli ST131-H22) también puede transmitirse a los humanos a partir de la carne de ave y puede causar infecciones del tracto urinario y otras infecciones potencialmente graves.
No todas las cepas de E. coli son patógenas, pero las que se encuentran en las aves de corral tienden a provocar enfermedades en las personas. También son capaces de migrar de la vejiga a la sangre, una infección que mata a miles de personas cada año.
Si bien estudios anteriores habían descartado la carne como fuente de dichas cepas de bacterias, se ha visto que estos estudios no se habían realizado con cuidado. El equipo de la doctora Lance B. Price, directora del Centro de Acción de Resistencia a los Antibióticos (ARAC) de la Universidad George Washington, pudo demostrar que existen muchas cepas diferentes de E. coli causantes de enfermedades y una de ellas (ST-131) puede transmitirse a los humanos desde la carne de ave contaminada.
Price y sus colegas analizaron una variedad de muestras de pollo, pavo y cerdo de las principales cadenas de supermercados locales durante un año. Al mismo tiempo, recolectaron muestras de orina y sangre de pacientes que estaban siendo tratados en el hospital local. El 80% de las 2.452 muestras de carne estaban infectadas con E. coli y lo mismo sucedía con el 72% de las muestras de orina y sangre de los pacientes.
Al evaluar el genoma bacteriano (la totalidad de todos los genes), los investigadores determinaron que precisamente las cepas de E. coli que se dan en las aves de corral provocan infecciones del tracto urinario en los humanos. Éste estudio también ha demostrado que las bacterias en realidad se transmiten de las aves de corral a los humanos y no al revés.
Higiene en la cocina
Por lo general, los productos avícolas no se analizan para aquellas cepas de E. coli que pueden causar infecciones urinarias en humanos. Por lo tanto, si se desea comer ave, se debe tener mucho cuidado con la carne en la cocina, cocinarla bien, y limpiar minuciosamente los utensilios y superficies con las que entra en contacto. Es asimismo muy importante lavarse o desinfectarse las manos después de manipular la carne.
Vale la pena recordar, para las personas que tengan tendencia a las infecciones urinarias, que la carne no es un producto imprescindible y puede ser sustituido por fuentes de proteínas vegetales, como las legumbres.
Por otra parte, beber un vaso de agua cada dos horas y consumir alimentos ricos en antocianinas reduce el riesgo de infección. Las antocianinas se hallan en los vegetales de color morado como los arándanos y las ciruelas rojas.
Referencia científica: