Un año más, comienza la temporada de níscalos, también conocidos como rebollones o rovellones. Las setas, níscalos incluidos, suelen aparecer en otoño, y su abundancia dependerá, en buena medida, de la cantidad de precipitaciones que haya. Normalmente, tras las primeras lluvias de septiembre, si son suficientes, al cabo de unos 20 o 40 días comienzan a aparecer los primeros níscalos.
Si no eres un experto en micología (ciencia que estudia los hongos), quizá no sepas cómo identificar un níscalo. Si es así, no te preocupes, no pasan desapercibidos. Los níscalos se caracterizan por tener un color anaranjado rojizo que tiende hacia colores pardos verdes. El pie es corto y cilíndrico, con algunas manchas. Su sombrero mide entre 4 y 15 cm de diámetro y aparece marcado por círculos concéntricos.
conservar los níscalos crudos
Junto con los boletus, los níscalos son un tipo de seta muy apreciada, ya que se pueden preparar de infinitas formas, al ajillo, guisados, o como guarnición con pescado o con huevos. Ahora bien, más allá de cómo podemos cocinarlos, conviene saber cómo podemos conservarlos, ya que en muchas ocasiones, nos encontramos en la necesidad de conservarlos para que no se echen a perder. Para ello, existen varias maneras de hacerlo, tanto en crudo como cocinados. A continuación, te mostramos las más efectivas.
En primer lugar, los níscalos se pueden congelar crudos, aunque también se pueden cocinar un poco antes. Para ello,
- Limpia bien los níscalos.
- Córtalos en trozos.
- Guárdalos en una bolsa hermética.
- A continuación, mételos en el congelador hasta que decidas utilizarlos.
conservar los níscalos cocinados
Como mencionábamos, también puedes conservar los níscalos fritos o salteados. La ventaja principal que tiene es que cuando los descongeles, estarán casi listos para comer, sin necesidad de pasarlos previamente por la sartén. En este caso, sigue estos pasos:
- Limpia los níscalos y córtalos en trozos.
- Colócalos en una sartén con una cucharada de aceite de oliva.
- Cocínalos durante cinco minutos para que tengan un punto de cocción.
- Espera a que se enfríen antes de guardarlos en una bolsa hermética.
- Una vez fríos, mételos en el congelador.
conservar los níscalos mediante la deshidratación
Estos son los pasos para conservar los níscalos mediante deshidratación:
- Limpia los níscalos con un trapo o paño y un cuchillo para retirar las partes dañadas.
- Corta las setas en trozos finos y colócalos en una bandeja.
- Déjalos en una zona aireada y seca o bien, cúbrelos tela fina o de gasa. Poco a poco se irán deshidratando.
- También puedes deshidratarlos en el horno o usar un deshidratador de alimentos.
- Una vez estén deshidratados, puedes guardarlos en un bote o triturarlos para guardar las setas en polvo.
conservar níscalos al baño maría
Para llevar a cabo el proceso de conservación al baño María debes seguir los siguientes pasos:
- Limpia los níscalos y trocéalos.
- Al mismo tiempo, prepara una olla con abundante agua, sal y laurel.
- Cuando el agua esté hirviendo agrega algunos níscalos, espera un minuto y sácalos.
- Repite este procedimiento con todos los que quieras conservar.
- Guarda los níscalos cocidos en envases de cristal y agrega parte del agua donde los herviste.
- Para finalizar, tapa los envases de cristal y colócalos en una olla con agua hirviendo durante 40 minutos.
- Después de este tiempo, deja enfriar los envases y ya están listos tus níscalos.
- Puedes guardarlos en el frigorífico o dejarlos a temperatura ambiente.
Recuerda que una vez abierto el bote, si crees que tardarás un tiempo en comerlos todos, es mejor que los dejes en la nevera. Si lo haces, asegúrate de que cierras el bote correctamente.
conservar los níscalos en conserva
Tienes diferentes opciones para conservar los níscalos en conserva. A continuación, me mostramos tres maneras de hacerlo, con sal, aceite y vinagre.
- Sal. Una de las formas más conocidas de conservar los níscalos es ponerlos en sal. Si lo haces así, es muy importante que los laves muy bien antes de cocinarlos para retirar el exceso de sal. Para conservarlos en sal, lava y seca los rovellones o rebollones, mételos en un bote con sal y guárdalo en un lugar seco. La cantidad de sal es de unos 50 g por cada 1/2 kg de setas.
- Aceite. Lo primero que tienes que hacer es lavar las setas y escaldarlas 2 minutos como máximo en una olla con agua. Cuando todavía falte un minuto, añade las especias o hierbas aromáticas de tu gusto. Al pasar los dos minutos, apaga el fuego y escurre bien los níscalos. Llena los botes que necesites con aceite de oliva dejando espacio para las setas.
- Vinagre. Echa vinagre en un tarro hasta llenarlo por la mitad. Agrega las especias o hierbas aromáticas, por ejemplo, ajo y tomillo. Limpia los níscalos y añádelos. Cierra los botes asegurándote de que cierren lo mejor posible. Para ello, puedes poner los botes al baño maría.
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