Hace tiempo que los expertos hacen especial hincapié en los numerosos y grandes beneficios que ofrece dar una buena caminata frente a los que ofrece salir a correr. Y es que, caminar a buen ritmo durante un tiempo mínimo pone en marcha infinidad de beneficios para la salud tanto física como mental. Además, tiene la ventaja de que es una actividad de bajo impacto, lo que significa que cuida del estado de las articulaciones, lo cual es fundamental, especialmente en el caso de las mujeres de más de 50 años, ya que con la bajada de estrógenos se produce una rápida e imparable pérdida de masa ósea y muscular. 

Caminar, por tanto, se ha convertido en una de las opciones preferidas de mucha gente para ponerse en forma, e incluso, para perder peso, siempre y cuando se practique de una manera concreta y se acompañe de una dieta determinada, baja en calorías y alta en proteínas y grasas saludables, así como con un elevado contenido en vitaminas y minerales. 

Ahora bien, ¿a qué nos referimos cuando decimos que para perder peso caminando se ha de hacer de una manera concreta? La pérdida de peso solo se puede producir cuando la intensidad y la duración son lo suficientemente elevadas. No se trata de pasear sin más, debemos imprimirle la fuerza y la energía necesarias para que el gasto calórico sobrepase a la ingesta y, por tanto, perdamos peso. 

¿En qué consiste la caminata Teabag?

Además de la cantidad de tiempo y la intensidad de nuestra caminata, existen otros factores, que también influyen (mucho) en la pérdida de peso. Se trata de la manera en que caminamos. En este sentido, han aflorado numerosas caminatas como la caminata afgana, la caminata griega, o la del gorila, la caminata hidroeléctrica, la hot girl walk y, por supuesto, la marcha nórdica. Otra de las más curiosas es la caminata Teabag, este caminar debe su nombre a un personaje llamado Mr. Teabag, un ministro nacido de la imaginación del grupo cómico de los años 70, los Monty Phyton, creadores de películas tan conocidas como La vida de Brian o Los caballeros de la mesa cuadrada.

Mr. Teabag protagonizó un sketch en el que caminaba de un modo extraño. Unos pasos que podrían calificarse de ridículos. Bien, pues un grupo de investigadores estadounidenses después de ver el sketch se preguntaron si esas formas rompedoras de caminar no serían más efectivas para mejorar la musculatura y gastar energía, puesto que, sin duda, requerían más esfuerzo del que normalmente exige un caminar convencional. 

Bien, pues los científicos se pusieron manos a la obra e hicieron la prueba. Para ello, varios atletas imitaron los movimientos del actor y los investigadores comprobaron la intensidad del ejercicio. Resultó que el estilo Teabag, de grandes zancadas, quemaba dos veces y media más calorías que la caminata habitual. Se gastan normalmente 8 kcal por minuto en hombres y 5 kcal en mujeres.

También exigía mayor consumo de oxígeno, fortalecía más la musculatura y se podía considerar equivalente a un ejercicio de intensidad vigorosa.

Es más, concluyeron que si se practicaba 15 minutos al día mejoraría la capacidad de los pulmones y el corazón, lo que probablemente reduciría el riesgo de mortalidad.

¿DEBERÍA imitar a mr. tEABAG?

De la investigación mencionada no se concluye que debamos caminar como el ficticio ministro británico (gracias a dios). De hecho, según los investigadores, "este análisis busca animar a la gente a que marchen de una manera más energética y alegre".

¿Cómo se traduce esta afirmación en la práctica? Lo que se puede extraer de la investigación es que cuando aplicamos algunas pequeñas modificaciones a la forma de caminar, es posible aumentar la efectividad, fortalecer la musculatura e incrementar la capacidad del corazón y los pulmones. 

Estas son algunas de las medidas que podrían aplicarse inspiradas en Mr. Teabag:

  • Cambia repentinamente el ritmo. Camina normal y de pronto, aumenta la velocidad unos segundos. Después vuelve al ritmo anterior. Podría considerarse como un ejercicio moderado de HIIT (Hight Intensity Interval Training).
  • Eleva una pierna cada cierto número de pasos. Hazlo con la pierna estirada intentando tocar la punta del pie con la mano. 
  • Intercala grandes zancadas con el paso normal. Cuanto mayor sea la intensidad, más efectiva será la sesión. 
  • Añade peso a tus pies. Puedes ponerte unas pequeñas pesas en los tobillos para que cueste más mover los pies al caminar.
  • Sube y baja escaleras siempre que puedas. Olvídate del ascensor de casa o de las escaleras mecánicas en el metro. 

dieta para caminar

De poco sirve que refuerces tus caminatas con estas pequeñas modificaciones si no ajustas en el mismo sentido tu dieta. Para ello, lo más conveniente es rebajar la cantidad de calorías totales, al mismo tiempo que aumentas la proporción de alimentos con un alto aporte proteico, ya que, el organismo necesita proteínas para reparar las fibras musculares tras el ejercicio.

Algunos de los alimentos con mayor aporte proteico son los lácteos, los huevos, la carne, el pescado y, en el mundo vegetal, las legumbres. Aumenta su proporción respecto al resto de alimentos. Eso sí, antes de hacer cualquier cambio en la dieta, consulta con un experto, él te guiará y supervisará para evitar deficiencias o excesos que pudieran suponer un riesgo para la salud. 

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