¿Quién quisiera saberlo todo sin habérselo trabajado? Dicen que ningún mar en calma hizo experto a un marinero. Lo cierto es que la vida debería ser una aventura y no un tour guiado. Desapegarnos de la búsqueda de la comodidad podría ser la solución a muchas de nuestras angustias.
Si lo piensas bien, la buena de la película es la incertidumbre, porque es la que aparece como un deus ex machina dispuesta a que vivas una gran catarsis. De repente, el mar estalla en una tormenta y es ahí donde descubres que puedes sobrevivir a tus emociones, que puedes navegar aun estando mareado y que tienes una fuerza dentro admirable.
En la incertidumbre de no saber si vas a poder, descubres que sí. Descubres que puedes. Y esa es la gran catarsis: darte cuenta de que sin la comodidad también puedes mantener la calma.
Pasos para mantener la calma ante la incertidumbre
Sé que pensarás que esto que te estoy diciendo es muy difícil de llevar a cabo, y sí, estás en lo cierto. Sin embargo, vamos a ver qué pasos prácticos podríamos seguir para realmente sentir que podemos sobrellevar la vacilación y el desasosiego.
- Desapégate del resultado. Lo importante no es llegar a la cima de la montaña, lo importante es el camino. Puede sonar a frasecita fácil de autoayuda; sin embargo, siempre que vayas a hacer cualquier cosa, pregúntate: ¿para qué llevo a cabo esta actividad? Y cuando tengas tu respuesta, pregúntate: ¿y si no obtuviera ese resultado? Ahí te estarás desprendiendo del motivo principal o te darás cuenta de un motivo mucho más profundo.
- En el presente está la clave. Si en este momento tienes un techo sobre la cabeza y un plato de comida caliente encima de la mesa, todo está bajo control. El momento presente suele darnos muchísimo más de lo que nos pensamos. Cuando sientas que tu mente viaja al futuro y que siente angustia por no saber qué le depara, no te preocupes, es normal que te pase; sin embargo, vuelve al presente y agradece tres cosas que ahora en tu vida estén yendo bien.
- ¿Cuántas otras veces conseguiste salir adelante? Enfócate en tu propia vida y recuerda retos pasados que sorteaste sacando un buen aprendizaje y una lección de vida. No compares tus procesos o tu vida con la de los demás, solamente puedes compararte con versiones antiguas de ti mismo y ver cuán lejos has llegado. Siempre ha habido incertidumbre y siempre has vivido con ella. ¡Celébrate!
- La única constante es el cambio. Si realmente integras esta gran verdad a tu vida podrás vivir con mayor tranquilidad. El cambio y la tranquilidad parecen dos cosas contrarias, ¿verdad? No obstante, si incorporas esta frase a tu forma de interpretar la vida, te sentirás mucho más preparado ante cualquier imprevisto y suceso sorprendente.
- La sensación de seguridad es falsa. Si lo piensas bien, nada en esta vida es seguro. Hacemos muchos esfuerzos para conquistar una seguridad en lo laboral, lo familiar, lo social, etc. Sin embargo, tampoco nada de eso está asegurado al 100%. Por lo tanto, es mejor que esos esfuerzos los enfoquemos en trabajarnos para ser personas fuertes y con un carácter trabajador.
- La meditación y los lugares seguros. Cuando estemos viviendo un momento de mucha incertidumbre es normal que nos sintamos más ansiosos y nos cueste relajarnos, sin embargo, eso es justo lo que más necesitamos. Para ello hay que encontrar pequeños espacios que sean seguros en los que nuestro cuerpo pueda relajarse. Aquí entra un hábito clave: la meditación. Un lugar seguro y de relajación podría ser, por ejemplo, una cafetería. Si practicas una meditación breve con la intención de pedirle a tu cuerpo que acepte ese lugar como su casa durante unos minutos o unas horas, verás como te adaptas con mayor facilidad y extenderás la sensación de control y seguridad.
Nunca sabemos lo que la vida nos depara
Creo que no saber es maravilloso. Aterrador, también. Sin embargo, hay que aprender a ser un buen marinero y el buen marinero es aquel que carga el barco con provisiones, pero también el que tiene un mapa y desea volver a gritar “tierra a la vista”. Sabes que el tiempo se puede complicar y que puede que el cartógrafo estuviera errado, pero aprendes a confiar en tus capacidades a medida que las pones a prueba.
Nunca estaremos cómodos en la incertidumbre. Son antagonistas. No obstante, podemos dejarnos seducir por la curiosidad del no saber, por esa sensación en el estómago de aventura y por las ganas de resignificar la palabra comodidad.
Por supuesto, hay que saber darse seguridad a uno mismo. Confiar en tus plenas capacidades como lo haría un profesor con uno de sus mejores alumnos. Tú lo eres todo: eres el maestro y eres el aprendiz. La única persona que decide cuándo saltar de un rol a otro eres tú.
Confía en ti
Eres una persona maravillosa, llena de talentos. De acuerdo, quizá no has nacido para ser marinero, pero seguro que tienes buenísimos dotes que todavía no has descubierto.
Cuando te acechen las dudas como si de un monstruo marino se tratase, piensa en todas las anteriores veces que ya te sentiste así. Sobreviviste, ¿verdad? En lugar de ahogarte en un mar de dudas, celébrate por haberte hecho tanta compañía y por haberte ayudado en mil situaciones complicadas.
Las soluciones nunca están fuera de nosotros. Vale la pena amar el camino en sí mismo, aunque no lo conozcamos a la perfección, y confiar en que, como tantas otras veces, sabremos salir adelante. Suelta amarras y vive la aventura que te mereces: tú eres tu propia respuesta.